En un claroscuro de bohemia y taurinísmo natural, manifestado por sobre los jugueteos de las artificiosas farolas sobre la parte negra de la noche, y en el vientre de la Posada Faroles, precisamente, que en empresarial perfil legara el taurino “Pepe-Hillo” a Aguascalientes, edificio añoso que se iza arquitectónicamente en un encaje del romántico Jardín de San Marcos, este sábado el Centro Taurino México-España rindió justo homenaje a los que protagonizaron lo mejor del serial taurino de San Marcos 2010.
Con un selecto reunido de personajes entre los que se contaron casi todos los halagados, habló primero, conciso, honesto y en apunte de gratitud, el actual presidente de esta trascendental peña, Alejandro Ávila Vargas.
Una vez vaciados varios comentarios de algunos otros socios, el honor al socio decano, Dr. Antonio Ramírez y la mención del XXV Aniversario de la agrupación, se comenzó la entrega de gallardetes; el mejor encierro fue el quemado con la efigie ganadera de Corlomé, propiedad del ingeniero Sergio Lomelí, corrido el siete de mayo y lidiado por Israel Téllez, Guillermo Martínez y José Mauricio. Hecha la diligencia de que el reconocimiento y el Cristo Roto estuvieran en sus manos, el criador de bravo externó su agradecimiento y su satisfacción por haber sido incentivado y cerró su verbal intervención diciendo que desea se le siga dando esta motivación a los criadores para completarse de energía y seguir en el arte de la crianza del toro de lidia, parte más importante de la fiesta.
En su espacio, se llamó a que recibieran el trofeo y la simbólica placa, a los ganaderos Jorge Medina Rodríguez y Jorge Medina Ibarra, titulares de la dehesa local de Medina Ibarra por haber remitido al mejor toro, “Aby” de nombre y que se jugara en la corrida de la Oreja de Oro, función en la que embistió claro, noble y enrazado a los avíos de César Delgadillo. Conmovido Jorge Medina Ibarra dedicó el triunfo a su señora madre, hoy sin cuerpo físico pero con una fuerza espiritual palpable en su vida. Ya previamente su señor padre, dejó emanar a la palabra sus sentimientos de agradecimiento hacia los miembros de la peña por rendir pleitesía a lo destacado de la feria.
Posteriormente se reclamó en la extensa mesa central la joven presencia de Joselito Adame; ello por haber hecho lo suficiente para colocarse como máximo triunfador del tramo con el corte de cuatro orejas. Ya reconocido y luego de haber agradecido la distinción, dijo sentir que vive un sueño y que hará todo lo que tenga a su alcance para merecer ser el torero de Aguascalientes.
Previamente había una incertidumbre devastadora, esta oscilaba en la persona de José Tomás, si iría o no a la ceremonia a recoger su Cristo Roto como intérprete de la mejor faena. Es más, ni siquiera se sabía… y hoy aún no se sabe con certeza siquiera si está en la ciudad; hay solo rumores de que sí… pero nadie lo puede probar; de cualquier manera la suma fue la misma: no estuvo el joven maestro de Galapagar. Sin embargo se hizo la mención del porque de su Cristo Roto. Aquella faena fue un ejemplo de pundonor espiritualizado, potencializado a gran formato. Ni el vendaval que lo cobijó, ni las exigencias de “Vinatero” de Santiago mermaron la compacta y aplomada figura de Tomás. Una oreja fue insulsa en tamaño para la grandeza del trabajo torero de Príncipe. Una vez vista en una pantalla de medio tamaño, otro de los homenajeados, el Dr. Antonio Ramírez propuso que se le encajara una placa conmemorativa en los muros del coso de la Expo-Plaza.
Luego de las formalidades vino la deliciosa bohemia, la plática, las opiniones y la sobremesa interminable… de gente de toros…