SMCR.- ¿Recuerda alguna buena tarde en Aguascalientes?
GM.- Por supuesto; yo fui a Aguascalientes muchas veces como aspirante. Luego ya como profesional piqué muchas corridas y novilladas; fui, entre otros, con Manolo y con “Curro”. Tengo presente cuando daba las corridas “Chito” Ramírez, hermano del Calesero, que eran tres festejos lo máximo, ahora dan diez. Tengo una satisfacción muy bonita, tan grande que ya me puedo ir a allá, con el “mero juez”.
SMCR.- Bien, hay una anécdota que quedó escrita con letras de oro en los anales del toreo y no habrá mayor delicia que escucharla de su viva voz.
GM.- Fui a España con Alfredo en 1968 y 1969. La incursión con Manolo fue porque precisamente me vio picar en Ávila; él debutó un jueves de Corpus de 1969 en Toledo y yo fui a verlo torear. Como me había visto en Ávila picar me dijo cuando nos encontramos en Toledo: -El año que entra voy a confirmar en Madrid y quiero que vengas conmigo. Afortunadamente con Alfredo estuve muy bien; debuté en España andando con él en un cartel con “Curro” Romero en una corrida que se llamó de La Concordia, cuando se reanudaron las relaciones; ¡Como estaría Alfredo que en tres toros dio cuatro vueltas al ruedo!, que ahí las comparaban con cuatro orejas. Yo tuve la suerte de dar una vuelta al ruedo en Sevilla durante una feria por un puyazo. Se me dio muy bien, la gente estuvo mu amable conmigo. Así me convertí, hasta hoy, en ser el único picador en haber dado una vuelta al ruedo en la Real Maestranza; los mismos picadores españoles me felicitaban. Un picador que se llamaba Juan Mari y que andaba con “Paquirri” me dijo con su acento: -¡Coca, que te vas a llevar el trofeo de la feria! Más grande me puse yo. Desgraciadamente no me dieron nada y si me dolió.
SMCR.- Como varilarguero ¿Cuál ha sido la mayor satisfacción para la “Coca Cola”?
GM.- Creo que esa vuelta al ruedo en Sevilla; di más vueltas pero en México, como Guadalajara, Torreón, Tijuana, El Toreo, en La México me ovacionaron fuertemente. Esas son cosas hermosas. Hoy difícilmente se ve que un picador dé una vuelta al ruedo.
SMCR .- ¿Qué es picar bien un toro, dónde está el secreto de ese arte?
GM.- Primero hay que ver el toro antes de que salga; luego en el ruedo observar qué características trae en su embestida, con esto se va midiendo la fuerza y más o menos sabes cuántos puyazos le vas a dar y de qué forma. Hoy veo que no son picadores, son pincha toros.
SMCR.- ¿Qué importancia tiene la suerte de varas?
GM.- Total; sin esta suerte no podría haber faenas, es parte de la lidia la suerte de varas. He llegado a pensar que con el puyazo el toro descansa de todo el congestionamiento con el que sale al ruedo. Me fijaba en los tentaderos, que tuve muchísimos, que el animal que se acalambraba el caporal le cortaba una oreja para que empezara a sangrar, y al poco tiempo ese animal se levantaba. Entonces al toro hay que sangrarlo hasta cierta medida, ni tienes que matarlo, ni tienes que dejarlo sin picar porque luego no ves faenas. Las grandes faenas de los matadores son muchas veces gracias en parte a los picadores.
SMCR.- ¿Cuál ha sido el torero que como aficionado más le emocionaba?
GM.- Arruza me gustaba mucho, “Armillita” por igual; una vez durante una plática en el Hotel Francia en Aguascalientes estábamos un grupo con él y dijo: -No sé qué vamos a hacer ahora en la fiesta. Un señor le preguntó: -¿Por qué? Y él contestó: -Porque los muchachos no están preparados para los toros difíciles; yo me enfrenté a toros difíciles y les corté las orejas. Todos nos quedamos intrigados pero analizando, entendimos que tenía razón. Hoy los llamados maestros les enseñan puro toreo de salón, toreo bonito, toreo de espejo, toreo como de ballet, y sí es el toreo un ballet pero siempre que te arrimes. Lamentablemente hoy las plazas las ves vacías, porque no hay emoción ya que el toro va como bobo; yo me fijaba que antes a los encierros les daban maíz, no el alimento de marranero que les dan ahora. Yo piqué toros que llegaban alimentados con pasto y engordados con maíz quebrado únicamente a cuatro pedazos y agarraban una fuerza tremenda.
SMCR.- Tocó un tema muy interesante, háblenos sobre él y su contorno en relación a lo que vio en España.
GM.- Encontré muchas diferencias en el toro, sobre todo en volumen; lo más importante: Las autoridades cuidan mucho la presencia de los encierros. En la cara va mucho de esa presencia, lo de la caja es relativo ya que muchas veces pesan 480 kilos aproximadamente; pero a los cuernos es a lo que todos le tenemos miedo, ahí está el detalle, dijo Cantinflas.
SMCR.- Hoy siguen estas diferencias tan grandes en el toro mexicano y el español, ¿Cree que por eso los toreros de nuestra tierra no pueden triunfar rotundamente allá?
GM.- Es difícil; volvemos a lo mismo, hay más volumen. Cuando te ponen aquellos toros con más cabeza que cuando te embiste te pasa los diamantes arriba de ti, sientes mucho. El que se pase esos toros se hace millonario, el que no se va a su casa; tenemos un ejemplo muy reciente del que yo les digo a los muchachos: -¿Cómo es posible que un joven de 16 años vino y les puso la muestra a novilleros, matadores y hasta a figuras?
SMCR.- Se refiere al Juli.
GM.- ¡Sí señor!, porque yo vi el año pasado una corrida de toros muy interesante que era con los mejores toreros de México y España, mano a mano del “Zotoluco” y José Tomás; ¿Cómo puede ser posible que una plaza de San Luis para cinco mil gentes apenas metieron tres cuartos?, no puede ser. Hasta que vino ese señor de a caballo, que ¡cómo monta!, no se mueve, siempre firme en la silla, parece que anda clavado en ella, la elasticidad que posee, hasta para hacer el teléfono desde el caballo.
SMCR.- Si estuviera en sus manos ¿Qué le pondría o le quitaría al toro mexicano?
GM.- Antes que todo les diría a las autoridades que tuvieran cuidado con los encierros cuando los desembarcan en la plaza. Que les vean el trapío, pues éste quiere decir más que el peso. Lo mismo te cuerna un toro que un novillo pero lo que te impone el miedo es el trapío. Esto yo lo siento bastante. Cuando van a hacer los lotes en la fiesta actual, comienzan con aspavientos: ¡que ese está muy cuernudo, que acomódalo con el otro y mejor sácalo y ponlo de reserva! Y yo me indigno y me pregunto ¿Son toreros o que son?, es que yo vi muchas figuras y me dicen: -Lo que pasa es que te pones exigente; y yo les contesto: -No, yo piqué toros que agarrábamos de los mesones antiguamente, en pueblos, llegaban de los ranchos y ahí nos los alquilaban y ¡No veas, parecían unos búfalos!
SMCR.- ¿Cuándo se despidió de la profesión, esa que llevó con tanta dignidad?
GM.- El 21 de marzo de 1993; el día en que tomó la alternativa mi hijo Gabriel. Él entró y yo me salí.
SMCR.- El mensaje a los actuales “quijotes”, es decir a los picadores, ¿Qué les deja como herencia?
GM.- Que le pongan más afición, que se fijen más en el toro, que se fijen en los matadores, que cuiden su prestigio; a los aficionados que entiendan que si algo malo pasa en la suerte es por culpa del matador que es el que manda al picador, y si éste no hace lo que el matador ordena simplemente te corre. También que exijan los aficionados pues están pues están pagando mucho dinero. Gracias y mientras viva los tendré en mi corazón.