En la navidad del año pasado -¡Otra vez la muerte en navidad!- murió la señora Martha Alicia de León de Díaz, que fuera directora fundadora de la biblioteca Jaime Torres Bodet, la principalísima del estado, aunque en rigor mucho más que eso, porque la señora Martha actuaba impulsada por una energía, una vitalidad ejemplares, digas de emulación. En efecto, a lo largo de un ejercicio profesional que duró décadas, encabezó no sólo la biblioteca, sino que fue más allá y se convirtió en una activa promotora, no sólo de a lectura, sino también de otras actividades que en conjunto se significaran por propiciar el desarrollo de las personas.
Además -con ella hay un sinfín de “ademases”- su función como directiva no se circunscribió a la administración de la biblioteca, la operación, el papeleo, etc., sino que fue más allá y realizó actividades verdaderamente innovadoras, como lo fue la Biblioteca Móvil en un autobús que, como dijera Perogrullo, funcionó unos 20 años hasta que dejó de servir y fue desechado, y por desgracia no ha sido repuesto.
Este autobús estaba acondicionado con estantería y algunas mesas y desde luego libros, y cada cierto tiempo se presentaba en comunidades en las que tal vez ni siquiera se conocía la palabra “biblioteca”, y atendía a la gente, generalmente niños, con la lectura de cuentos, la realización de manualidades, etc. De esta forma, esta excepcional biblioteca llegó a la Ciudad de los Niños, al Hogar de la Niña, etc.
Por otra parte, también tenía fija la atención en los olvidados, tal vez los más necesitados de redención. Me refiero, desde luego, a los habitantes de las cárceles, con la realización de círculos de lectura, tanto en el CERESO masculino como el femenino y el de adolescentes.
En fin, que la señora Martha se fue para no regresar. Con este motivo, el viernes pasado, 12 de enero, el Instituto Cultural de Aguascalientes le rindió un muy sentido homenaje en el auditorio de su biblioteca, en el que se hicieron escuchar varias voces para elogiar a esta gran mujer. Una de ellas, Martha Elba Macías, de manera muy destacada, se apoyó en una serie de fotografías para dar cuenta de las andanzas de la homenajeada, acompañada en el fondo por una nostálgica versión del bolero de Agustín Lara “Solamente una vez”, quizá una de las preferidas de la señora.
La imagen corresponde al momento final del homenaje, instante en que un grupo de bibliotecarias, muchas de ellas formadas por la señora Martha, contagiadas de su espíritu, hicieron una guardia ante las cenizas de la finada y de una fotografía suya. Estoy seguro de que en gran medida el evento fue impulsado por Martha Elba Macías, actualmente directora de la Biblioteca Fray Servando Teresa de Mier, la primera del estado ubicada en un edificio construido exprofeso para ese efecto. Martha Elba fue durante años compañera de la señora Martha en sus correrías, hasta casi convertida en su sombra, y en cierta medida heredera de su legado.
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