Orejas y sangre ayer en la sexta corrida - LJA Aguascalientes
23/11/2024

En esta desdoblada oración se comprimió el resultado de la sexta corrida del ciclo sanmarqueño; Adame levantó una oreja del quinto astado de la función, mientras que en su momento Aguilar hacía lo propio pero ya herido en su miembro siniestro a causa del abuso de confianza y de la desatención a las dos advertencias que le había hecho el tercero de la tarde. Pasó a la enfermería en donde se le apreciaron dos cornadas: una en la cara posterior de la pierna izquierda y otra del mismo lado con orificio de entrada y salida, aproximadamente de 5 a 7 centímetros de distancia. Ya no regresó a matar a su segundo; se trasladó a la Clínica de Guadalupe a ser operado y seguramente perderá la corrida del miércoles aquí en Aguascalientes.

Para dar “vida” a esta corrida, la dehesa zacatecana de Santa Bárbara dedicó a Aguascalientes un encierro mal presentado, con seis cuadrúpedos gordos, inflamados solamente pero no rematados; todos fueron a los jinetes, y en juego cinco mansearon claramente; quede salvo del juicio el segundo, por su nobleza y clase ganando, al ser arrastrados sus restos, las palmas de los aficionados.

Tan densa fue la mansedumbre del abreplaza, como el desgano de Fernando Ochoa. Aquello resultó como para provocar una inaguantable somnolencia. Afortunadamente decidió, luego de un rato, acabar con media estocada demasiado tendenciosa. Con su segundo, “simplemente” más de lo mismo, ahora llevado a mayor potencia. Para muchos pareció que estuvo afanoso, pero de cualquier manera la diligencia fue intrascendente. Como si faltara algo, hubo de despachar al sexto del festejo, y batalló con la mansedumbre de éste. Ya la gente en contra, dadas sus declaraciones cuando la cornada a José Tomás, le desembocó una cuesta arriba para matar al astado y soportó la pitiza de su año.

Joselito Adame acentuó lo que hizo en su primera comparecencia; se le observó centrado, metido en sí mismo como torero. Con buena caligrafía llevó al campo de lo valedero el buen estilo y nobleza de la res, segunda de la tarde, interpretando una faena casi completa, decaída un punto sin embargo en las tres finales series. Lamentablemente se le fue la mano en un bajonazo, perdiendo una oreja y ganando salida al tercio con división de opiniones. Para restañar el portillo anterior, se desgajó del burladero y provocó el fuego con una larga a portagayola, mejor ligó la segunda en paralelo a las tablas, e incorporado, de su cuerpo desgranó una serie con luz, estupenda, formidable y torera de verónicas bien rematadas. Con dos cuarteos y un par por dentro exponiendo abiertamente, acabaló el segundo tercio; sacada de la espuerta la sarga, hubo de tomar título de terapeuta ante la devastadora debilidad del astado, la cual se impuso sobre su nobleza. Joselito, a despecho, después de dos muletazos erróneamente castigadores, usó sedosamente la tela y le extrajo un partido excelente coronado con tres cuartos de estocada en correcto sitio y cortando en recompensa la oreja dicha.

Mario Aguilar salió para enfrentar al primero de su lote, un bovino noble pero al que le costaba un esfuerzo gigantesco embestir. Lo peor fue, por otra cara, el desgano y cierta apatía del espada. Sin embargo todo cambió cuando abusó de la confianza, y por aguantar de más se llevó el par de heridas ya descritas, no sin luego empuñar un auricular en premio a su decisión de seguir en el ruedo ya cornado y por su formidable estocada. 


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