Hasta el 22 de agosto, de acuerdo a datos oficiales del gobierno federal, en el país había 110 964 desaparecidos de los cuales poco menos de la mitad habían ocurrido en este sexenio.
El presidente López Obrador desde hacía meses en su comparecencia mañanera venía cuestionando los datos de las instancias de su gobierno y decía que haría un “nuevo censo”.
Que estaría a cargo del personal de los Siervos de la Nación, un brazo político-electoral de Morena, adscrito a la Secretaría de Desarrollo Social.
Hace meses la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) renunció a su cargo y denunció que se le presionaba, para alterar el número de los desaparecidos.
Después del “nuevo censo”, del cual hay muchas dudas respecto a su metodología y del personal que hizo la “investigación”, el gobierno tiene otros datos.
Los Siervos de la Nación visitaron 3945 casas, para preguntar sobre el desaparecido que “vivía” ahí. ¿Son todas las viviendas a considerar? ¿Faltan otras?
Ahora la nueva titular de la CNB, Teresa Guadalupe Reyes, sostiene que los desaparecidos son 92 332, ya que fueron encontrados 16 681 y que en la lista había 1951 registros repetidos.
Especialistas en el tema, líderes de las organizaciones de búsqueda, dirigentes de organizaciones de derechos humanos y políticos de la oposición acusan al gobierno de “desaparecer a los desaparecidos”.
La estadística de la comparecencia mañanera, la de los “otros datos” del presidente, la más de las veces no coincide con la de los órganos del Estado mexicano.
Hay, pues, una estadística paralela con números que gustan al presidente, pero que no dan cuenta de la realidad. La nueva estadística de la CNB se suma a los números de Palacio Nacional.
Hasta ahora la estadística oficial de los desaparecidos se obtenía en tiempo real con las fichas de personas no localizadas y desaparecidas que proporcionan las fiscalías estatales y autoridades federales.
La Ley General en materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, otorga a la CNB su coordinación y administración.
Ahora, el censo que ordenó el presidente estuvo a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social y de la Secretaría de Seguridad. Los gobiernos estatales, ahí a donde ocurren los hechos, en nada participaron.
La nueva estadística, la que gusta al presidente, no es creíble para los especialistas y tampoco para los colectivos que trabajan en la búsqueda de los desaparecidos.
Es una estadística con clara intención política en el marco del proceso electoral. Por arte de magia, a partir de una metodología con muchas lagunas, desaparecen los desaparecidos.
En el futuro existe la posibilidad de que a través de un “nuevo censo” presidencia de la República también disminuyan los homicidios dolosos, depende solo de la voluntad del presidente.
La realidad es que en el marco de la violencia que vive el país, la más grave de su historia, todos los días habrá al menos 93 homicidios dolosos y 28 desaparecidos al día, que es el promedio de los últimos años.
@RubenAguilar