Pasadas las ocho y media de la noche comenzó un partido muy importante para el Necaxa; como cada semana, los de Aguascalientes se jugaban la vida. Esta vez se enfrentaban a uno de los rivales más “odiados”: San Luis. La enconada rivalidad -hay que decirlo- es, en todo caso, entre las porras de ambos equipos, pues entre los jugadores no hay tal cosa (Coudet, los dos Moreno, Braulio Luna, y unos cuantos jugadores más han estado en ambos equipos).
Los primeros momentos del partido, los rounds de sombra, dejaron ver que ambas escuadras tenían un parado similar en la cancha; también nos dejaron ver que el Necaxa salía con miedo. Poco a poco, el San Luis se fue acomodando en la cancha, metiéndole presión a los visitantes; para colmo de males, apenas habían pasado ocho minutos cuando Coudet salió lesionado. Mario Pérez entró entonces para suplir al compañero y cambiar el parado del equipo. El desconcierto de los Rayos se hizo evidente por algunos minutos; San Luis, aprovechando esto, se volcó con todo al ataque. Tresor Moreno y Braulio Luna tocaron un par de veces la puerta, pero sin hacer gol.
Parecía que Necaxa no tenía nada con qué responder, cuando un latigazo que culminó, con una excelente jugada individual, el “Chango” Moreno, le daba otra perspectiva al partido: los visitantes le estaban apostando al contragolpe. En esta ocasión el portero había tenido la fortuna de encontrarse frente al balón; pero cinco minutos después, otra jugada del Chango, que asistía a Orozco quien después punteaba el balón y lo mandaba al fondo de las redes, confirmaban que el retraso de líneas del equipo necaxista era completamente conciente. El gol de Orozco no contaba porque había arrancado apenas un centímetro en fuera de lugar.
San Luis ya no lucía tan seguro; seguía tocando, pero ahora sin profundidad. El Necaxa, en cambio, tocaba muy poco, pero de manera completamente vertical; así, al minuto 29, en una jugada de San Luís, Orozco lograba robar el balón y tocar al “Pocho” Insúa, éste, a su vez, tocó para Mario Pérez que iba hecho una bala por la banda izquierda; Pérez, sin pensarlo mucho, llegó casi al fondo de la cancha y sacó un centro para que Orozco, que había seguido toda la jugada, metiera un testarazo que ponía, ahora sí, los cartones a favor del Necaxa.
Durante los 10 minutos subsecuentes el encuentro se pintó completamente de rojo y blanco. En un tiro de esquina Orozco estuvo a punto de meter el segundo del encuentro. La semana pasada había señalado que Pavón, durante el partido contra Tigres, se mostró como un jugador que no anda fino o no sabe qué hacer con la pelota. Concretamente dije que su desempeño era inoperante dentro del esquema necaxista. Ayer era, hasta 10 minutos antes de iniciar el partido, titular indiscutible; por desgracia para él, poco antes del silbatazo inicial del encuentro, el hondureño dio a conocer que una lesión no lo dejaría jugar. ¿Una sensible pérdida para los Hidrorrayos? Habrá que ver la “efectividad” del delantero. Lo cierto es que entró, en lugar de Pavón, Ezequiel Orozco, discreto suplente que en 45 minutos llegó tres veces, marcó gol, bajó varias veces hasta el primer cuarto de la cancha para recuperar balones perdidos y comenzar los desdobles necaxistas… y terminó por sorprender a propios y extraños. Así terminaba el primer tiempo
Noticias de medio tiempo: Debido a la epidemia de Influenza que está atacando al DF, los partidos de América vs Tecos, y Pumas vs Chivas se jugarán a puerta cerrada.
La segunda parte comenzaba con una rápida descolgada del Necaxa (sí: orquestada por Orozco) y con la inmediata respuesta del San Luis, pero no hubo goles. A los 49 minutos, el “Chango” hizo una gran jugada al quitarse a su marcador dentro del área y luego dejar plantado al portero; desgraciadamente, al momento de sacar su tiro, Moreno se confió y estrelló el esférico en el poste.
San Luis tocaba sin profundidad, como en la primera parte. Necaxa tocaba poco pero, lo que casi nunca, bien, como un equipo que se conoce. San Luis tenía que ganar, si quería aspirar a la liguilla, pero no se veía por dónde; incluso se veía más fácil que Necaxa anotara otro, en uno de sus latigazos.
Pero en el futbol nada está escrito. Después de un partido mediocre, al minuto 84 Tresor Moreno sacó un servicio incomodísimo, que Reyes convirtió en un soberbio gol. Y entonces pesaron todos los yerros de Moreno. Todavía un minuto después del gol de San Luis, Moreno tuvo la del gane, y tampoco la pudo meter. San Luis se fue con todo los últimos minutos, pero ya no hubo más goles.
Al Necaxa el empate le sabe a derrota; y quizás su plantel, ya en los vestidores y estando en tierras potosinas, haya recordado a Manuel José Othón, ilustre poeta de aquellos lares, cuando escribió: “¡Piedad! ¡Misericordia! . . . Fueron vanos tanto soberbio afán y lucha tanta”.