La voz del forastero, Conversación con Marco Antonio Campos (Segunda parte) - LJA Aguascalientes
16/11/2024

 

 

 

LJA.- De la Ciudad de México y de México escribes: Aguascalientes, un pueblo que suele disfrazarse de ciudad; Zacatecas, una ciudad que has amado como si fuera casi tuya; el angosto jardín de una casa en la avenida de los Pinos; un esbelto álamo en las calles de San Diego Churubusco; una casa jerezana; la Ciudad de México que amas como ama un hijo duro; campanadas y ráfagas de pájaros en Querétaro; Morelia rósea; Guadalajara y la platería prodigiosa de su hospitalidad; la espesa vegetación de Colima; los cafés por la noche en Coyoacán; también forastero en su propio país.

MAC.- Menos digamos, pero que necesita salir de ese país, quiero aclarar sobre Aguascalientes que esa es una frase de mi mamá que vivió aquí y que decía que sólo vendría a enterrar a sus hermanas y ni siquiera vino a eso, cuando yo hablaba de que era un pueblo que solía disfrazarse de ciudad eran los años 30 o 40, hay que entenderlo, pero también en ese poema hay la visión de una tía, hermana de mi mamá, que es la imagen romántica, creo que las dos eran inexactas, a mi mamá se la comía el resentimiento hacia Aguascalientes y en mi tía había esa especie de ver todo bello, incluso lo que no era. Me pareció muy bien contrastar esas visiones con la mía que yo hacía recorriendo Aguascalientes, recordando el Aguascalientes de fines de los 50, los 60.

LJA.- Y aunque sé que a este país lo ha gobernado el diablo, / que los mexicanos no hemos estado a la altura del gran país, / ustedes dirán lo que quieran, pensarán lo que quieran, / pero yo siempre he amado a México, / siempre

MAC.- A pesar de todo, es una cuestión emblemática, tanto los gobiernos priístas como los gobiernos panistas han sido el diablo, digamos, no han gobernado bien y no sólo eso, han saqueado al país, lo han destruido, y en esto quiero incluir a la clase empresarial que son iguales que los políticos, son capaces de cualquier cosa para conservar sus intereses, para mí no hay diferencia entre la maldad o la afectación que han hecho los empresarios o los políticos, sobre todo en las últimas fechas en que el neoliberalismo se ha impuesto, todo eso significa para mi el diablo, pero a pesar de todo eso, y yo me incluyo en eso, los mexicanos no hemos estado a la altura del gran país y, por desgracia no soy optimista para el futuro como para decir que México va a ser ese gran país que debió ser, de todas maneras es el país donde naces, donde tienes tus afectos, donde vas a vivir, vas a morir, entonces absolutamente; pueden decir lo que quieran, me dirán lo que quieran, pero yo lo seguiré amando.

LJA.- Hay otro eje, otra constante, la crítica al poder, llamas la atención sobre el ejercicio del mal gobierno, la corrupción, la deshonestidad, incluso llevado al plano personal, la deslealtad es algo que castigas severamente en tu poesía.

MAC.- Yo creo que debe haber uno o dos poemas que son directamente políticos, algún Monólogo, por ejemplo, porque esa crítica casi siempre está metida en el poema, a excepción de los epigramas, el que se llama “El pequeño César” yo estaba pensando desde luego en Salinas, es evidente, el pequeño en los dos sentidos, tanto físicamente como figura pública; en general hay una crítica al poder, quizá sea también producto de una desilusión juvenil, a mí me apasiona la política, pero moralmente no puedo ser político, para mí es muy difícil, prácticamente imposible, condescender con la deshonestidad y la deslealtad, que en política son prácticas comunes, tú te encuentras con gente que con tal de acomodarse es capaz de vender su alma al diablo, no le importa nada, el cambio de chaqueta en México como en otros países es pan de todos los días, cuando era sólo el PRI ocurría igual, como el PRI era muchos partidos, aglutinaba a la derecha a la izquierda al centro, como el peronismo en Argentina, uno era leal a uno y luego al otro, ellos sólo son leales a sus intereses, no al país, te digo porque yo en el 68 cuando entré a la Facultad de Derecho, todos los presidentes habían salido de la UNAM y de la Facultad de Derecho, yo pensaba salir de Derecho para entrar al gobierno, no ser jurista o abogado, pero el 68 y la literatura me cambiaron, en ese tiempo es cuando yo empiezo a leer muchísimo, no te diré que era un muchacho culto, pero sí muy leído y eso lo notaban gente como Juan Bañuelos, José Emilio Pacheco, Tito Monterroso, porque ser culto significa tener un orden que yo no tenía entonces, el 68 me hace decidir dos cosas: no solo no trabajar para el gobierno, sino que me hizo profundamente antipriísta, yo con gobiernos asesinos no trabajo, para mi la UNAM ha sido un refugio, mi vida en el extranjero ha sido casi siempre en universidades, eso me permite decir cosas, aprovechar la autonomía de la universidad, lo que una gente que está en el gobierno, incluso en un puesto muy pequeño, no puede decir, yo tengo la libertad de decir lo que quiero tratando de decir razonablemente las cosas aunque uno pueda excederse o a veces también se autocensure, además el 68 ese tipo de cuestiones, no se dan de inmediato, se van dando poco a poco, te das cuenta de que primero, no soportas a los abogados, que son como otra raza, no es lo mismo como hablan en un pasillo o en el salón de clases, cambia su tono, siempre es un tono impostado, yo le tengo miedo a los abogados, porque sabes que siempre están mintiendo o engañando, incluso en la vida cotidiana y que para defender sus casos, muchas veces, parten de la mentira, la política me siguió apasionando, creo ser un hombre político, pero mi carácter no me permite ser un personaje político, soy una gente demasiado explosiva, no soy conciliador, a veces exploto para bien y otras para mal.



Show Full Content
Previous La Purísima… Grilla
Next Es el cáncer ginecológico la primera causa de muerte en mujeres de edad productiva
Close

NEXT STORY

Close

Estos son los consejos que da Claudio Pinkus, creador de varias empresas digitales

29/12/2020
Close