- Con que una persona se quede con la inquietud de leer, eso ya es ganancia
- De nada servirá el programa de lectura en voz alta si los profesores no tienen capacidad
A pesar de los obstáculos existentes para formar una cultura de la lectura en México, la actriz Susana Alexander ha decidido por encima de eso ser congruente y con su gracia ir a diferentes ciudades donde la inviten a dar su conferencia que lleva por nombre Entre tinta y papel cuyo objetivo es promover el hábito de la lectura.
“Ya parezco disco rayado, siempre el mismo choro, etcétera, pero la gente sigue sin leer y esto es una cuestión de educación absolutamente”, señaló.
Con que una persona salga de cada conferencia, la actriz se siente un poco tranquila porque sabe que logró inquietar a un espíritu para demostrarle que uno de los viajes más fantásticos es el emprendido con la imaginación al momento de tener un libro entre sus manos.
Por otro lado, criticó fuertemente la iniciativa de la Secretaría de Educación Pública (SEP) con su programa de lectura en voz alta, donde hará obligatoria esta práctica pensando que es una alternativa para aumentar el hábito, cuando en realidad lo primero debería ser una capacitación a los maestros que no saben leer, ni siquiera pasaron el examen nacional y mucho menos van a estar dispuestos a recibir una capacitación en horarios fuera de su carga laboral normal.
“Hay que ver como leen los maestros porque eso es lo que ese señor no sabe, que leen de la patada los maestros y así es como enseñan a leer a los niños, ¡pobrecitos!, claro, aburrida la maestra qué ganas les van a quedar a los niños de leer, esta es la enseñanza mal enseñada de cómo leer”.
Sin duda es con los niños en su primera edad donde se puede arraigar fuertemente la lectura y justo ahora que es ya obligatoria la etapa de preescolar es cuando deben fomentarles a los pequeños el amor por la lectura, empezando con la cercanía a los cuentos infantiles. Es necesario que las maestras los conozcan para que al leerlos con los niños incluyan elementos para hacer más atractivo el ejercicio.
Reconoció que dentro del fenómeno de la lectura es necesario reconocer que hay otras realidades que muchas veces impiden hacer crecer este hábito, por ejemplo en el caso de los campesinos que no saben leer o a quienes por su propio ritmo de vida no tienen interés ni tiempo para hacer este ejercicio con sus hijos.
“Todos los programas de lectura que han hecho han sido siempre fuera de una realidad, pensando en un ciudadano ideal que no existe”.
Aseguró que la solución para revertir los problemas de lectura están en la educación, desde la que se imparte en la escuela más bonita y equipada hasta la que se da en la sierra donde no existen siquiera aulas. Ahí es donde debería estar el dinero, “si no le apuestan a la educación entonces no le apuestan a nada”.
Habló de la influencia negativa de las nuevas tecnologías, para la cual se reconoció como una analfabeta, en la capacidad de escritura de los jóvenes y los niños que acortan su uso del lenguaje a las palabras y expresiones usadas dentro del chat o el mail. “Ahora todo es corto, no vaya a ser que se les vaya a cansar el cerebro, ya no hay las cartas, no hay todo eso”.
Incluso se dio un tiempo para justificar la razón por la que no ha aprendido a usar estas nuevas tecnologías y es porque cuando ella quiere hablar con su nieto, agarra el teléfono y escucha su voz de “ratón”, eso no se lo da la computadora.
En el inter de la entrevista hubo la posibilidad de disfrutar de las narraciones de una mujer que ha leído lo suficiente para contar historias cautivadoras, de lugares lejanos y mantener a los escuchas viajando de un lugar a otro sin hacer escalas.
Aprovechó también el momento para felicitar a la mayor de las universidades, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que es de alguna forma la madre de las demás instituciones de educación superior, que a pesar de todos y de todo está aún de pie.