Alguna vez comenté en esta serie de entregas dedicadas a exponer los problemas que actualmente padece la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, que deseaba que cuando habláramos de la OSA el tema fuera estrictamente artístico y que, de eso, y de nada más nos ocupáramos, sobre todo porque los problemas administrativos son los que más afectan el sano desarrollo de la música, son asuntos que nada tienen que ver con la naturaleza y el perfil laboral de un músico.
Los principales problemas de la OSA están al interior del plantel, ahí es en donde está el hervidero y donde los problemas fluyen, y no debería ni tendría porqué ser así. Te pongo por ejemplo el caso del gerente, en lo que va de la administración, es decir, de octubre de 2022 a la fecha, hemos tenido tres personas que hasta el momento han desempeñado ese puesto, sumamente importante para la orquesta. Primero estaba el licenciado Alejandro Lozano que venía desde la administración anterior y que en el sexenio de don Felipe González fue el director del Instituto Cultural de Aguascalientes siendo director de la Sinfónica el maestro Enrique Barrios con excelentes resultados teniendo un período de esplendor operístico que marcó la historia de la OSA y con conciertos que registraban un promedio de entradas de 900 personas, pero como gerente el licenciado Lozano no dio los mismos resultados, claro, no es lo mismo ser el director general que ser gerente de la OSA, en este caso los resultados están sujetos a una autoridad superior. Después llegó una persona de nombre Elsa Guzmán, creo que ese es su nombre, y cuya trayectoria laboral está totalmente ajena al trabajo de una orquesta, es decir, no tenía nada qué hacer ocupando la oficina del gerente en el Teatro Aguascalientes, lo cierto es que pasó desapercibida y su gestión, por fortuna fue muy breve, creo que ni un mes cumplió. Poco tiempo después fue nombrado Fernando Pérez que es el actual gerente cuyo perfil laboral tampoco nos dice mucho en cuanto al manejo de una orquesta, pero en una breve charla que tuve con él pude notar su interés y disposición para hacer bien las cosas y con la firme resolución evitar problemas y de solucionarlos cuando se presenten, todavía es poco el tiempo para hacer una evaluación por lo que le seguimos concediendo el beneficio de la duda.
Lo cierto es que quien trabaje en la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, como en cualquier orquesta ocupando puesto administrativo, ya sea el de gerente, coordinación de personal, bibliotecario, asistente de cualquiera de estos puestos, en la tramoya, técnicos de la orquesta, todos, deben tener, por lo menos, un mínimo conocimiento de la música, vamos, por lo menos básico, y no hablo de conocer los valores de las negras, redondas, blancas negritas, corcheas, no, no hablo de eso, hablo de conocer las necesidades de cada concierto dependiendo del repertorio a ejecutarse, estar pendiente de que nada falte en los ensayos, que la orquesta tenga su espacio digno para trabajar y evitar mover los ensayos de lugar sin importar las necesidades básicas que tiene un músico para poder cumplir dignamente con su trabajo, y evidentemente dar mejores resultados, pero sobre todo, quien tenga un nombramiento para trabajar en una orquesta en cualquiera de estos puestos, debe tener un profundo e incondicional amor por la música y ese mismo amor por la orquesta, además de una irreprimible pasión por hacer bien su trabajo, consecuencia, claro, de ese amor por su majestad la música, de lo contrario las cosas no van a funcionar como de hecho no están funcionando ahora.
Por otro lado, veo con tristeza que entre los músicos que integran la OSA hay de todo, por fortuna, para la mayoría de los maestros la Sinfónica es su prioridad, no sólo porque este es su trabajo y, claro, hay que cuidarlo, ellos entienden que esto no es suficiente, es necesario ser mejor cada día, dar mejores resultados en cada concierto, buscar que la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes sea competitiva, que recupere ese estatus que le es connatural, es decir, ser una de las mejores orquestas de México, que los músicos de todo el país busquen estar aquí por el prestigio que esta orquesta siempre ha tenido. Si todos los músicos remaran con el mismo ritmo y en la misma dirección, y que la dirección sea la excelencia, las cosas funcionarían muy bien, pero veo que algunos, los menos, reman en sentido contrario obstaculizando el natural flujo del trabajo de los demás.
Tal parece que la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes estuviera durmiendo con el enemigo, constantemente tiene que superar una serie de dificultades, no hay presupuesto para accesorios, no hay para el mantenimiento de los instrumentos de los músicos, dificultades presupuestales para contratar solistas y directores huéspedes, -me pregunto si la Tuna Aguascalentense cobró, y si cobró, cuánto le pagaron, simple curiosidad-, incluso algo tan impensable e inverosímil como encontrar un lugar digno para ensayar, esto no tendría qué suceder si la OSA tuviera su propia casa, el problema, desde varias administraciones atrás, es que no tiene un sitio que pueda llamar merecidamente su casa, no obstante la Sala de Conciertos se llama así, Sala de Conciertos de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, que no se nos olvide, pero como sabemos este inmueble construido por la administración de Carlos Lozano de la Torre simplemente está mal hecho.
Posiblemente la OSA esté durmiendo con el enemigo, pero a pesar de esto y de cualquier pesar, habrá de salir adelante, la Sinfónica es grande, más grande que sus problemas.