El pasado lunes 30 de octubre del presente, en la Universidad Autónoma de Aguascalientes se recibió la visita de la Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces, quien es actualmente directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Durante su uso de la palabra comentó cómo ha estado trabajando esta secretaría desde su llegada y hasta el momento. La Dra. Álvarez-Buylla se enfocó especialmente en los temas relacionados con el presupuesto, el apoyo a los proyectos de investigación y las becas de estudio. Además, tuvo a bien traer algunos ejemplares de la revista Ciencias y Humanidades, publicación coordinada por CONAHCYT, misma que puede encontrarse en formato impreso y digital. Comento lo anterior porque, en el Número 1 de esta colección, el tema central es el agua, y varios artículos se relacionan con su manejo, distribución, formas de contaminación, métodos para su saneamiento y recuperación a través de técnicas de restauración ecológica de suelos. Dado que en Aguascalientes estamos atravesando por una transición administrativa de este recurso vital, vale la pena que se revisen algunos de los artículos publicados, para ello compartimos el link (https://acortar.link/TbYFiO). Aquí nos enfocaremos en uno de ellos, titulado Restauración agroecológica para captar y aprovechar agua de lluvia en el semiárido. He elegido este por la relación que mantiene con entregas anteriores publicadas en esta columna y el trabajo que, como Movimiento Ambiental de Aguascalientes, llevamos a cabo en la zona nororiente del Parque México (por cierto, este sábado 4 de noviembre tenemos jornada de 8:30 a 10:30 por si gustan acompañarnos. La información la pueden encontrar en el Facebook de la asociación https://www.facebook.com/movimientoambiental).
En el primer artículo referido, escrito por Ramón Aguilar-García (investigador del campo experimental norte de Guanajuato), señala que “los suelos son uno de los factores determinantes en el ciclo del agua, pues constituyen la primera capa que éste debe atravesar el proceso de infiltración que lleva a la recarga subterránea. […] es necesario (entonces) desarrollar alternativas para controlar la erosión y mantener el funcionamiento correcto del proceso de infiltración”. Para ello propone emplear el método de rotura vertical que consiste en hacer canales de entre 20 a 40 cm de profundidad y de 40 a 60 cm de separación con los que se favorece la retención del agua en los periodos de lluvia y que ésta se infiltre en el subsuelo. Para que esta metodología sea eficaz, debe realizarse de tres a once años consecutivos. En el campo experimental norte de Guanajuato, después de 40 años de trabajo aplicando esta técnica, han logrado revertir la degradación de suelos y con ello algunos beneficios, como son: enfrentar los efectos negativos del cambio climático, ya que las propiedades del suelo generado garantizan la infiltración de las lluvias hasta un 90% y aseguran la presencia de agua en el subsuelo durante las sequías, además se favorece el secuestro de carbono y la recuperación de la masa vegetal, que a su vez es una aliada contra la erosión.
Una vez que se ha logrado recuperar más de 90 cm de espesor de suelo, se indica en el artículo, es factible retener entre 150 a 175 mm de agua, con lo cual se puede afrontar un temporal extremadamente seco. Por último, pero no menos importante para nuestra entidad, es que “este tipo de estrategias permite reducir progresivamente la extracción excesiva de agua subterránea y, en consecuencia, favorecer el equilibrio de los ecosistemas”.
Hay dos aspectos que quiero resaltar de esta metodología, el primero de ellos tiene que ver con el factor tiempo medido en lapsos naturales y no políticos. Me refiero con esto a que, quienes tienen bajo su responsabilidad tomar las decisiones de gestión política, deben pensar en proyectos y programas que rebasen sus periodos en la administración pública y no implementar soluciones mágicas, como el bombardeo de nubes o gigantescos tinacos (por aquello del gigante de México), pues no resuelven con ello el problema de fondo, es decir, la recuperación del agua superficial en los cauces y espacios naturales (ríos, lagunas, bordos) así como el abatimiento de los mantos acuíferos, pues dicho sea de paso, son proyectos millonarios que terminan tirados por falta de nubes o como chatarra por falta de lluvia.
El segundo aspecto tiene que ver con que no puede esperarse que la tecnología resuelva todo, tenemos que poner de nuestra parte y crear programas para ello. Quienes integramos Movimiento Ambiental de Aguascalientes, hemos pugnado desde hace varios años para que se implementen programas de restauración ecológica en vez de reforestación y no confundirlos. Al respecto solicitamos hasta el cansancio que estos se realizaran en el Parque México, dado que allí hay mucha vegetación nativa y dos pozos en funcionamiento, pero nunca se nos atendió; así que comenzamos por nuestra cuenta a hacerlo con nuestros propios recursos, y con un poco de apoyo de la sociedad civil. Llevamos tres años haciendo trabajos de restauración ecológica y los resultados están a la vista en la zona nororiente de este parque: cientos de árboles protegidos y creciendo, vegetación de distintas especies regenerándose, aumento de presencia insectos polinizadores, de aves, de pequeños mamíferos y reptiles. Tenemos la esperanza de que esa zona, en la que estamos trabajando arduamente con talaches y azadones, se convierta en unos años más en un bosque urbano REAL, y no solo de nombre, como el fabricado durante la administración de Orozco al lado del velódromo, lleno de especies exóticas con pobre valor ecosistémico. Además, queremos convertir la zona nororiente del parque México en un banco de agua, pues en cada árbol protegido retiramos la hierba a su alrededor y hacemos un cajete que le sirve como protección, en caso de que haya un incendio, pero también como contenedor de agua en la temporada de lluvia, permitiendo que esta sea aprovechada por sus raíces y además se filtre al subsuelo. Este será nuestro gran tinaco de abastecimiento natural, mismo que estamos construyendo con mucho esfuerzo y sudor, más que con gigantescos presupuestos.