- No son representaciones exclusivas de los foros culturales
- Ellos mismos han fabricado cada uno de los folclóricos personajes
Cinco generaciones de titiriteros avalan el trabajo de la familia Flores. Víctor tiene 26 años y ha heredado el oficio de su tatarabuelo. La empresa de Títeres Flores Hermanos fue fundada en 1865 y aún sigue recorriendo las ferias de Zacatecas, Guanajuato, San Luis y parte de Michoacán. San Marcos no es la excepción y bajo el candente sol de la explanada de juegos de la Feria, Víctor y sus hermanos presentan diariamente sus folclóricas funciones.
La carpa de esta compañía está rodeada de atracciones mecánicas en la Feria. La entrada se cobra a 20 pesos e incluye dos funciones de 15 minutos cada una. Víctor cuenta que mínimo se realizan tres funciones. “Sin embargo hemos llegado a hacer once en una noche”. El trabajo no es sencillo. El arte de los hilos supone un don de equilibrio en la plataforma desde la que manipulan los personajes. La aptitud de darle vida a cada personaje la han adquirido desde muy pequeños observando a la familia en la tradición de las representaciones. Uno de los veteranos de la familia presentó hace unos días una función en la Casa de la Cultura.
El titiritero cuenta que la familia tiene más de cien piezas y entre los personajes están desde famosos cantantes como Vicente Fernández, Thalía, Gloria Trevi o el matador El Juli. También hay personajes que representan el sentir popular como toreros, calaveras, mariachis o soldados. Víctor cuenta que tienen unos veinte números. El objetivo de las representaciones es mantener una tradición que en México se está perdiendo.
“A lo mucho, habrá dos o tres carpas más como la nuestra” en la República, relata Víctor. Por lo que saben, en el estado de Tlaxcala hay otra compañía de titiriteros.
La tradición de la familia la gestionan hoy en día, los dos hermanos de Víctor, su tío y su padre. Cuentan que su vida discurre de feria en feria. La de Aguascalientes es de obligada referencia y asisten cada año. La familia es aguascalentense y recuerda con satisfacción cada vez que vuelve a casa. Sin embargo, son pocos los días que dedican a estar cerca. El trabajo los lleva a vivir recorriendo kilómetros en la carretera.
A pesar de ser la feria más reconocida, admiten que no es la que más dinero deja. “A veces las ferias más pequeñas de los pueblos son mejores económicamente, aunque sólo duren una semana”. El resto de la familia también se dedica a las ferias y tienen puestos de comida.