Resultará vencedor quién disponga de un estratega competente y de un soberano que no interfiera en los asuntos militares (políticos)
Sun Tzu, “El arte de la guerra”.
Estamos avanzando rápidamente al momento en que habrá de terminar la presente administración pública federal encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, restan sólo once meses y medio, aunque el poder pretendidamente omnímodo ya ha iniciado su proceso de transferencia con la entrega ¿simbólica? del bastón de mando a la que entiende como su segura sucesora en el poder. Tras casi cinco años en la silla presidencial y el haber habitado “humildemente” el Palacio Nacional y en muchos casos haber impuesto su voluntad y actuado con acuerdo a sus propios intereses y visión, sin importarle mucho las consecuencias para sí o para el país, su gestión irremediablemente se acerca a su fin.
Con todo, el presidente López Obrador debe meter el acelerador en esta última etapa de su casi sexenio, ya que aún quedan varios pendientes de esta feneciente etapa de arranque de lo que él siempre llamó la Cuarta Transformación, entre las que podemos identificar como las más relevantes las siguientes.
PEMEX. Una de las promesas más sonadas de la 4t era la de alcanzar la autosuficiencia en materia de combustibles y abatir significativamente los precios de los mismo. En este rubro, tanto el mandatario federal como la secretaria de Energía, Rocío Nahle, se comprometieron en diciembre del 2021 a que, hacia finales de la administración, las seis refinerías de la empresa petrolera paraestatal deberías estar operando al menos en un 80% de su capacidad, sin embargo, la información técnica oficial nos señala una realidad muy distinta, y nos indica que la capacidad de refinación de todas las plantas sólo alcanza 1,640 millones de barriles diarios, lo cual representa apenas el 48.5% de la capacidad instalada. A ello habría que sumar el tema de la refinería Olmeca instalada en Dos Bocas, Tabasco, misma que además de no haberse concluido en el plazo prometido (tiene un rezago de poco más de un año y tres meses), su costo se ha incrementado prácticamente al doble, pasando de un presupuesto original de 8 mil millones de dólares a 16 mil millones de la misma moneda, y su puesta en operación, dista mucho de poder ser precisada por la propia empresa según el propio director general de la paraestatal el agrónomo Octavio Romero Oropeza en su comparecencia del lunes 9 ante la Cámara de Diputados.
Y a manera de puntilla para el tema petrolero, el pasado viernes 13 de octubre, la titular de la Sener, Rocío Nahle, presentó su renuncia al presidente López, ya que irá en pos de la candidatura de Veracruz por su partido Morena.
Tren Maya. Esta faraónica obra de infraestructura sólo ha sido justificada en el imaginario del líder de la 4t y presidente de la República. Del daño irreparable al medio ambiente de la región de la península de Yucatán, hoy nadie tiene una medida cercana por la magnitud del destrozo ambiental. Inicialmente, la propuesta que hizo el entonces presidente electo López Obrador habló de un trazo de 1500 kilómetros de vía férrea que recorrería el Tren Maya, y su costo oscilaría entre 120 mil y 150 mil millones de pesos. Hoy, las cifras rondan los 359 mil millones de pesos, y ante la exigencia social de conocer los datos precisos del gasto, reservaron la información por cuestiones de “seguridad nacional”, ¿qué tal? Sólo se sabe que en el proyecto de presupuesto para el 2024, el gobierno aún tiene considerados 16,754 millones de pesos para ¿concluir? la obra.
Siendo un proyecto que originalmente debía incorporar a la inversión privada, acabó siendo una obra exclusivamente del gobierno, no hubo una empresa o inversionista interesado (y sensato) en arriesgar su capital en el famoso Tren. Otro gran pendiente.
El sistema de salud pública. Prácticamente desde el inicio de el régimen de la 4t, se cuestionó la calidad de los servicios públicos de salud del Estado, en 2019 canceló el Seguro Popular, este servicio, antes de su cancelación, cubría 294 intervenciones divididas en 1807 diagnósticos, 618 procedimientos, 633 medicamentos y 37 insumos específicos incluidos en el Catálogo Universal de Servicios de Salud, que era parte del Sistema de Protección Social en Salud. En lugar del Seguro Popular se creó el Instituto de Salud del Bienestar, INSABI, entelequia emanada de una (otra) ocurrencia de los transformadores de la honestidad valiente y el cambio verdadero. Sólo que este experimento puso en riesgo catastrófico (usando palabras del doctor muerte López-Gatell) la salud de millones de familias. A lo anterior habría que agregar que esta terrible determinación del gobierno federal ocurrió en el preámbulo de la pandemia del Covid-19 que costó la vida a 800 mil mexicanos. La salud como la de Dinamarca es otro pendiente en el escritorio de López Obrador.
Inseguridad. La estrategia de “Los abrazos y no balazos” ha arrastrado al país a una inseguridad creciente, además de un grave riesgo de ingobernabilidad de amplias regiones del país. Las cifras oficiales de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública no dan margen al optimismo. Con cifras al 14 de octubre de 2023 alcanzamos la cifra de 168,175 homicidios dolosos, cifra mucho mayor a la de cualquier gobierno anterior, y si la tendencia se mantiene hasta el final del sexenio, la cifra rebasará sin problema las 206 mil muertes violentas. La oferta de acabar con las levas del crimen organizado de jóvenes a través de la apertura de ¿oportunidades? (léase entrega de dinero en efectivo) no sólo fue insuficiente e ineficaz, sino que agregó un factor más de estrés a las finanzas públicas del país, ni disminuyó la incorporación de sangre joven a los grupos criminales, en fin, otro pendiente (fracaso) de la Cuarta Transformación.
Sólo estos pendientes del proyecto político puesto en marcha el 1 de diciembre de 2018 tendrían a cualquier candidato con serias preocupaciones; sin embargo, la magra memoria del corto plazo y la pobre atención a los problemas nacionales de muchos mexicanos, tienen iluminado el rostro de la candidata oficial.
