Algarabía comenzó hace alrededor de diez años como un boletín interno de la empresa Aljamia, palabra árabe que significa palabras tenues o hablar despacio según Carlos Bautista que es jefe de redacción de la publicación cuyo sentido es precisamente el lado contrario, la fiesta, el bullicio, el ruido. Durante este tiempo ha sobrevivido a los embates de la competencia, las crisis económicas y tienen ya un as bajo la manga para sobrepasar los actuales problemas económicos que vive México.
Cuando existía como boletín hubo un momento en que algunos amigos y conocidos de quienes se encargaban de la publicación con esta modalidad sugirieron que se convirtiera en una revista como tal, ellos se decidieron, la experiencia fue buena. Los contenidos de la revista están enfocados a dar información curiosa, entretenida pero con un rigor histórico, social, científico, es decir no se habla de cosas cotidianas ni la agilidad de lo inmediato, la idea es ser atemporal e incluso volverse coleccionable.
Algarabía es una revista que busca fomentar la lectura, de hecho está de alguna manera elaborada por lectores, no solamente quienes trabajan en la redacción, sino también aquellos que envían una carta para sugerir un tema o corregir algún error publicado al que le dan seguimiento. Se reciben alrededor de 16 cartas de correspondencia diaria de lectores y todas reciben una respuesta.
“Está escrita por lectores que nos gusta escribir pensando en qué nos gustaría ver en una publicación, de qué manera nos gustaría que se abordara cierto tema, de alguna manera desmitificar cosas que se dan por hecho, sobre todo quitarnos la mala costumbre de prejuiciar las cosas antes de conocerlas”.
Ese enorme vínculo con la gente es lo que le ha permitido a la revista permanecer dentro de la preferencia de los lectores, en realidad las personas que siguen Algarabía la revisan con lupa, hacen correcciones, piden artículos sobre temas en específico o incluso se muestran en desacuerdo cuando algo no les parece como cuando escribieron de vegetarianismo que en realidad causó discrepancias.
Hizo una crítica a la poca inversión que está haciendo el gobierno en términos de ciencia y cultura cuando estos dos rubros lo son todo dentro del sostén de la estructura de un país, ese es el capital que le está dando salida a la crisis económica en otras partes del mundo, aunque la revista en sí misma no tiene un objetivo político, pero sí alza una voz para decir merecemos un tipo de vida mejor y que mejor que con información y por medio de la cultura.
Los temas son tan variados como el Ché Guevara, el Péndulo de Foucault, el Principio de Equivalencia hasta las anécdotas de con que te asustaban cuando eras niño.
Para Algarabía ser diferente y original es cada vez más complicado por la forma en que ha crecido la oferta de revistas dentro del mundo literario, cada uno de estos proyectos es como una botella lanzada al mar donde no se sabe que será de ella pero cada vez hay más en ese mar. En ese afán por buscar la diversificación, la editorial ha generado una colección de libros, que hasta ahora van 15 ejemplares, relacionados con los temas que se van tratando en la revista algunos ya adaptados, actualizan, completan, cambian las formas de llamarle a las cosas y están en proceso otras colecciones que no tienen que ver con la revista.
La revista se mantiene por los lectores y las personas que la compran porque en realidad la publicidad no existe, para sortear esta situación de crisis tienen una propuesta para enero de salir con una versión “ecológica” en cuanto al formato del papel aunque todavía no saben cómo va a funcionar y finalmente apuestan por generar otras colecciones y productos alternos con la finalidad de que el proyecto perdure.
