Incógnita, indeterminación, serpiente
¿X? Equis.
Para el Diccionario de la Lengua Española de la RAE:
- f. Letra x y sonido que representa.
- f. Mat. x (‖ incógnita).
- f. Col. y Perú. Serpiente con figuras en forma de equis en su espinazo y cuyo veneno es casi siempre mortal.
- adj. x (‖ no determinado).
Para el Diccionario del Español de México del Colmex:
2 adj m y f, sing y pl Cualquier, cualquiera, cualesquier o cualesquiera: un funcionario equis, equis partidos.
4 s f sing y pl (Mat) Símbolo de la incógnita en cálculo.
La señora X
¿La X de Va X México fue alguna vez una incógnita? No. Porque, recordemos, primero fue nomás ausencia, un cruce de vacuidades y vacíos, y luego la verdad no se necesitaba ser un zahorí —alguien con la facultad de descubrir lo oculto—, para saber que el señorito X y los encubiertos machuchones que representa de buenas a primeras tuvieron determinado quién será el esbirro que meterán de apuesta en la boleta electoral de 2024, para tratar así, y por todos los medios, de recuperar la Presidencia de la República. AMLO lo advirtió hace casi dos meses; para ser precisos, el lunes 3 de julio, durante la mañanera: “Tengo toda la información de que él (Claudio X. González) llevó a cabo las consultas para que los represente a este grupo Xóchitl Gálvez… Hace como 15 días a un mes, me enteré”. Y aunque la aludida sin pensarlo —normal, pues— declaró que se sentía muy ofendida, quesque porque a ella nunca nadie le ha regalado nada, y el autodenominado señor Constitución montó un melodrama telenovelero y hasta chilló e insultó al presidente —“¿Cómo se atrevió este desgraciado presidente? ¿Cómo se atrevió? No sabía que había hombres y mujeres libres formados en Acción Nacional, que no lo vamos a permitir”—, pasaron los días y así fue. ¡Brujo! Tras un “proceso” —más bien una farsa— durante el cual ni los partidos de oposición ni los medios que controlan —casi todos— se cansaron de inflar e inflar a la señora X, mientras que sus disque contrincantes, quienes interpretaron el papel de los otros suspirantes, se limitaron a ir dimitiendo uno a una: ¡tiste rol de trufaldines! —trufaldín: persona que representaba farsas o comedias—. Todo aquello fue más como una mojiganga —fiesta popular en la que se utilizaban disfraces estrafalarios, especialmente de diablos o animales—, con todo y la escenografía multicolor que algunos diseñadores facturaron para intentar tapar lo más posible lo que todos tuvimos frente a nuestros ojos: al PAN y al PRI —y la morrallita perredista— coludidos, los blanquiazules y los tricolores, el PRIAN. Por tanto, en este caso, despejar la X es muy fácil: la señora X, Xóchitl Gálvez, es Tartufox y J. Ángel Gurría, es Alito y Markitito, es el odiadorzuelo Gabriel Quadri y los Moreira, es Creel y los Chuchos, es el hijo de De la Madrid y la sobrina de Salinas, es Lilly Téllez y Kenia López, es Calderón y García Luna, es el Saco de Pus y el sistema de moches, es la Gaviota y la señora Zavala, es Madrazo Pintado y Norma Piña —así se llaman, no invento nada—, es el cartel inmobiliario panista de la CDMX y quienes inventaron la “verdad histórica”, es Meade y Anaya… Es decir, y despejando por factor denominador común, la señora X es el PRIAN… O, si usted prefiere, el PANRIP, para actualizar las siglas, porque el señor Alito ha logrado destruir el PRI —por primera vez en toda su historia el Revolucionario Institucional no tendrá candidato a la Presidencia—. O por negación: la señora X tiene de candidata ciudadana lo que tiene de indígena —aunque el neoliberalismo se vista de huipil… etcétera—.
La meta incógnita
Así que por favor no se escondan: quienes apoyen a Xóchitl Gálvez apoyan al PRIAN. Y si decidí titular esta columna X = PRIAN fue para subrayar lo importante, pero bien pudo titularse “La increíble y triste historia de la camaleónica Xóchitl y su prianismo descastado”… o “La previsible y cómica historia de la cándida candidata y su dueño X desalmado”… o “The Strange Case of Mrs. X and The Botarga Senator”… O los dos que más me gustaban: “La señora botarga en casi todas sus acepciones” y “El insólito caso de la señora disfrazada que se convirtió en disfraz”. Y procedo a explicarlos… Resulta que antes de que el señorito X se sacara de la manga a Xóchitl Gálvez, la señora ya se había ganado el mote de La Botarga, y a pulso, nadie se lo regaló. Como todos sabemos, la senadora panista, la empresaria que salió de la pobreza vendiendo gelatinas, tuvo la ocurrencia de meterse en la enorme botarga de un feroz dinosaurio verde y así caracterizada armar un mitote en el Senado de la República. El diccionario del Colmex define botarga como “vestuario o disfraz voluminoso de una persona, sobre todo en el teatro, para representar un papel”, pero cómo se le dice a quien se pone la botarga… ¡También botarga! La RAE define botarga:
- f. En las mojigangas y en algunas representaciones teatrales, vestido ridículo de varios colores.
- f. Persona que lleva la botarga.
- f. Armazón de ballenas o de alambre, revestida de tela, que usan los actores debajo de los trajes para deformar la figura.
- f. Especie de embuchado.
- f. Especie de calzón ancho y largo que se usaba antiguamente.
- f. Ar. Persona adusta y retraída.
Ven? Este texto pudo perfectamente titularse “La señora botarga en casi todas sus acepciones”.
Ahora, ocurre que la trola —trola: engaño, falsedad, mentira— troleadora, la señora X, se esforzó tanto que logró convertirse en el dinosaurio priísta del que se disfrazó. Pero ¡cuidado!, no debemos quedarnos en las apariencias. Xóchitl Gálvez es ya una meta botarga: una persona que se disfraza —una botarga— con una botarga y que a su vez se convirtió ella misma en una botarga —en un disfraz—: la señora X es la botarga, el dinosaurio de Troya, en la que van metidos el PAN, el PRI, la oligarquía corrupta que quiere restaurar el sistema de privilegios con el cual explotaban al país. ¡Insólito!
@gcastroibarra