“Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos” Zigmund Bauman.
Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana, quiero agradecerle infinitamente por darse tiempo para considerar esta columna. En esta ocasión hablaré de los esquemas que aplican en la educación bajo la perspectiva de la modernidad líquida, termino utilizado por el reconocido filósofo y sociólogo Bauman.
En un mundo globalizado y acelerado en cual se encuentra en el auge de la velocidad y de la presteza tanto en la sobre producción y el sobre consumo, cada vez es más perceptible que las industrias y los esquemas de producción son los que extienden el ritmo del comportamiento en la sociedad. En el ámbito de la educación se logra apreciar del mismo modo dicha dinámica.
Las instituciones educativas en México tienen un área de oportunidad de elevadas magnitudes, la educación en nuestro país ha quedado desfasada, es anquilosada, retrógrada y poco alentadora. Se ha convertido en su generalidad en una fábrica de empleados en el mejor de los casos, pero en otros escenarios es simple y sencillamente un esquema de producción de desempleados o de mano de obra barata.
En muy pocas escuelas se fomenta el pensamiento crítico, en México es ley, es cultura, es regla la aplicación de un examen, el cual únicamente representa la memorización de datos sin su compresión para ser plasmados en una hoja de papel, y dentro de dos semanas la información será olvidada y desechada. Por otro lado, el esquema de las tareas parece seguir siendo un mecanismo retrógrada y gerontocrático, el cual limita el tiempo de recreación y asigna un trabajo poco divertido el cual genera una presión implícita. Es un método conductual como lo planteaba Skinner y Pavlov. La educación debe ser como la lectura, debe ser divertida, entretenida y se debe de leer y estudiar con pasión, sin ella simplemente no hay educación.
Ante un esquema completamente mecanizado por parte de la mayoría de las instituciones educativas tanto privadas como pública, es verdaderamente complejo pensar que las y los alumnos tendrán un aprendizaje significativo, que trascenderán la información vista en el aula para poder aplicarla directamente en la vida diaria y sobre todo en el impacto positivo del entorno que rodea.
Es una extensión del propio sistema capitalista, la educación ha dejado de ser una base en nuestro país, ahora es rutina, es un requisito, no es esperanza ni utopía, entre los interés políticos, los interés económicos y el sindicato de trabajadores de la educación resulta inviable el progreso de la educación, es por ello que en gran medida, vemos alumnos que simulan estudiar, profesores que simulan enseñar, escuelas o universidades que simulan una formación integral.
Existen ya tantas modalidades de estudio que prácticamente una persona puede hacer una carrera bajo la modalidad ejecutiva en cuestión de un año, lo que antes llevaba 5 años en preparar a un abogado, ciertas casas de estudio lo han convertido en comida exprés, para que la gente obtenga un título a la brevedad. Del mismo modo en algunas modalidades ya no es necesario que para la obtención del grado de doctor se tenga que presentar una tesis, cuando ese es la esencia de alguien que llega a esos niveles académicos, la investigación con una arista de intervención, para que no sea únicamente letra muerta.
De acuerdo con datos de la revista Forbes, actualmente en la República Mexicana el 62 por ciento de la población tiene título universitario, mientras que el 17 por ciento ya cuenta con una maestría y sólo el 9 por ciento continúa estudiando una carrera.
La evolución de la sociedad demanda desarrollar habilidades que permitan confrontar problemas no definidos, desde puntos de vista interdisciplinarios, esto presupone un problema cuando sólo cerca del 4% de los mexicanos tiene acceso a estudiar un programa de posgrado.
Sólo el 0.1% de la población de 25 a 64 años en México cuenta con doctorado, la proporción más baja entre los países de la OCDE.
La mayoría de la gente tiende a estudiar por un tema de incremento en sus percepciones, lo cual no está mal, no obstante, ahí es donde ciertas casas educativas deforman la necesidad y la convierten en una propuesta exprés o líquida, sin sustento, en la fatua simulación. Bauman afirma que el mundo actual es acelerado e incita a buscar atajos, evitando esfuerzos, una manifestación de impaciencia que se supedita en una vida sin compromisos. Bauman presenta un ejemplo con la variedad de productos que invaden los supermercados estadounidenses, descritos como productos de comida rápida, los cuales “ahorran tiempo y esfuerzo”, además, menciona que “esperar se ha convertido en una circunstancia intolerable”. Por tal circunstancia, un primer reto de la educación es enfrentarse a esta problemática del entendimiento del tiempo como un recurso.
Redefinir y transformar la educación de manera constante es un reto social y político, sobre todo en un país como México, más aún cuando se enfrenta a variables temporales (velocidad vertiginosa en el actuar), idea de progreso, el consumismo, la incertidumbre, la individualidad, el masivo desarrollo tecnológico, la ausencia de diálogo, la indiferencia social, el mundo globalizado, la falta de sentido en la vida de las personas, la ausencia de pensamiento crítico y de filosofía en el aula. Esto es complicado y Bauman nos transporta a esa complejidad social, por tal razón, es menester del docente asumir un rol dinámico de la sociedad mudable, para responder de manera creativa, crítica y humana a los devenires que ella va exteriorizando.
Estimado lector, la educación es la herramienta más valiosa, no hay que permitir que se diluya.
In silentio mei verba, la palabra es poder.