Esto es propaganda en tromba, es canción, panfleto, bomba.
Ya se acerca el Big Crunch, usted a callar,
a Nina Simone me la pone en un altar.
No es tan sólo un don, son más de un millón,
y el capitalismo ha entrado en fase de implosión…
Big Crunch – Nacho Vegas
A raíz del debate por los libros de texto que la Secretaría de Educación Pública utilizará en educación básica dentro del modelo de la Nueva Escuela Mexicana, se popularizó una crítica sobre que estos libros son malos porque pretenden adoctrinar ideológicamente a las infancias mediante contenidos a los que calificaron de “comunistas”, como si eso fuera en sí mismo algo malo o criticable. Esta crítica supina revela que no entendemos del todo los procesos ideológicos ni nos posicionamos con claridad dentro de la geometría política.
Los libros y el modelo educativo son, por supuesto, criticables, perfectibles, debatibles, y cuestionables. Pero si se va a hacer una crítica ideológica, lo mínimo es entender de qué se habla. Por ello es importante saber en qué posición estamos dentro del plano de la geometría política. Para comenzar, hay que entender que todo está cargado de ideología. No hay nada exento de ella, así como no hay nada exento de componentes culturales en cualquier expresión humana. Pero ¿qué es la ideología? Empecemos por ahí.
Se entiende por Ideología cualquier postura que se tenga respecto al poder. Todas las personas tenemos una postura respecto al poder, lo sepamos o no. Para saberlo, nos valemos del plano de la geometría política, en el que hay cuatro polos: o pensamos que el poder debe concentrarse, o que el poder debe distribuirse; eso nos da un eje; el otro eje del plano habla de la mayor o menor participación del Estado; es decir, pensamos que debe haber o más libertades o más autoridad.
Así, tenemos un plano cartesiano de dos ejes en el que podemos ubicarnos ideológicamente en dos aspectos: lo económico y lo social. Cuando pensamos que el poder debe concentrarse, nos situamos a la derecha; cuando el poder debe distribuirse, a la izquierda. Cuando creemos que el Estado debe dar más libertades, abajo; o ejercer más autoridad, arriba. De este modo, podemos ser de izquierda liberal, de izquierda autoritaria, de derecha liberal, o de derecha autoritaria. El centro puede ser una postura conciliatoria o pragmáticamente acomodaticia.
Este plano es útil, porque ayuda a entender hacia dónde se dirigen los mensajes políticos: a concentrar o a distribuir el poder; a elevar la autoridad de Estado o la libertad individual. Luego vienen los populismos, en los que la clase política envía mensajes demagógicos diciendo lo que la mayoría quiere escuchar, a fin de manipular el debate público para sus fines, casi siempre orientados a proteger a su grupo en el poder y aumentar su autoridad. Así, hay populismos de izquierda o de derecha.
Entender esta simpleza de la geometría política ayuda a entendernos a nosotros mismos en lo individual y en lo colectivo; ayuda a descifrar los mensajes políticos y a tomar decisiones sobre el poder. Como se ve, hay ideología en todo: cada mensaje habla sobre concentrar o distribuir, sobre la legitimidad de la autoridad, o la búsqueda de la libertad. Ver la realidad social mediante esta perspectiva nos impulsa a ser una ciudadanía más crítica, mejor informada, y con una participación más consciente. A eso aspiramos.
@_alan_santacruz
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