Qué complicado es hacerle ver al otro lo que pienso, lo que siento y pasa por mi mente. Pareciera que vivimos en mundos distintos, y, sin embargo, compartimos muchas cosas en común; ¿Hablamos otro idioma?, ¿Tal vez no sé cómo expresarme?, o… ¿Será el miedo del cómo reaccionará?… No importa la respuesta, es frustrante cuando no te puedes comunicar. Una emoción se coagula y se transforma en un nudo en la garganta.
Los conflictos nos acechan por todos lados, forman parte de nuestra vida. No siempre compartimos la forma de comprender y vivir el mundo, y es que no existe una única forma de hacerlo. Desde un conflicto con mi vecino, con mi hermana(o), mi expareja, con quien me debe dinero o, simplemente, cualquier persona con la que tengo una diferencia.
Cuando tenemos un conflicto, intentamos convencer al otro que está equivocado, no escuchamos. Queremos hacerle ver sus errores. Estamos seguros de cómo deben ser las cosas. Intentamos comunicarnos, y algo sucede que impide el entendimiento, un estado de incomprensión, que en vez de ayudar empeora las cosas.
En el ruedo, todo se ve distinto, los problemas están frente a ti, y es difícil pensar en soluciones, las emociones ciegan, decimos cosas que no queremos. Vemos un único camino… mis necesidades, dejando de lado que hay otras personas y perspectivas a mi alrededor.
¿Qué pasaría si pudiera decirle al otro lo que siento, creo y necesito?, y que además alcancemos acuerdos con los que solucionemos nuestras diferencias.
¿Dónde y cómo?…
Nos han inculcado que debemos enfrentar nuestros problemas solos, pero no nos enseñaron a resolverlos, lo hacemos con lo que podemos y tenemos, por lo regular, un estilo confrontativo de contienda, litigio y pleito. Resulta agotador invertir energías, tiempo y en ocasiones hasta recursos económicos sin obtener resultados. No estamos solos, a veces es necesario que alguien nos eche la mano, y es que la justicia es difícil de encontrar cuando no sabemos en dónde buscarla, aún y cuando está delante de nosotros. Tan sencillo como una llamada. Llama a mediación.
El Poder Judicial del Estado de Aguascalientes, a través de su Centro de mediación, te ofrece de forma gratuita la posibilidad de resolver tus conflictos con el apoyo de especialistas. Psicólogos(as) y abogados(as), son las personas mediadoras especializadas en solucionar conflictos.
La mediación es un espacio confiable en el que las personas pueden expresarse de manera libre, respetuosa y segura mediante el auxilio de un tercero, el mediador(a), quien, haciendo uso de sus habilidades, técnicas y herramientas, brinda un acompañamiento para construir alternativas de solución satisfactorias. No se trata de un mal arreglo, sino de un intercambio de necesidades que retorne la tranquilidad y la paz.
Un lugar en el que todos somos iguales, no hay arriba, no hay abajo… una mesa redonda. Un silencio que me escucha cuando es necesario, y que me silencia en el momento en que debo escuchar. En la mediación no se trata de palabras que se las lleva el viento, sino discursos y letras que se transforman en ley, compromisos que van más allá de una promesa, pues este mecanismo se encuentra contemplado en nuestras leyes.
Es mi voluntad y la del otro para querer arreglar las cosas. Qué mejor que elegir, cómo hacerlo, es deseo, no imposición, “a fuerzas ni los zapatos” … La justicia es dar a cada quien lo que le corresponde, un ganar – ganar.
La persona mediadora es imparcial, facilita escenarios de puntos en común, en donde surgen ideas de solución que no se habían considerado. Creatividad es lo que se pone en marcha. No hay ideas tontas, sino tontos que no proponen. La mediación no se centra en las diferencias sino en las similitudes, aunque estas parezcan inexistentes. Una forma rápida de solucionar mis problemas, sin necesidad de ir a un juicio. Te escucho, me escuchas, y juntos decidimos como resolver eso que tanto incomoda.
Cuando estamos en mediación, tenemos la oportunidad de entrar en el mundo del otro, observamos las cosas en diferentes perspectivas. No juzgo, no me juzgan. No eres tú contra mí, somos tú y yo contra el problema. No se trata de vencer, sino de colaborar. Es un procedimiento flexible, más no informal, que se ajusta a la versión histórica del conflicto, caso por caso, un traje justo a la medida.
¿Por qué no intentarlo?, no hay nada que perder y mucho que ganar. Al final del día todos buscamos lo mismo, nuestra tranquilidad.
En fin, es regresar a lo más básico y elemental de la interacción humana, la comunicación… pues obvio, hablando se entiende la gente.