Zarathustra – Mueseo Rosenbach | El banquete de los pordioseros - LJA Aguascalientes
15/11/2024

He comentado en este espacio, con total convicción, que algunos de los mejores discos en el rock, incluso en el jazz, fueron publicados entre 1967 y 1975, pero especialmente el año de 1973 es abundante en propuestas y excelentes publicaciones musicales, por lo que este año, 2013, varias de aquellas joyas musicales cumplen sus primeros cincuenta años, entre algunos de esos discos tenemos el Band pon the run de Paul McCartney, Selling Enland by the pound de Genesis, The Dark side of the moon de Pink Floyd, del que por cierto ya nos ocupamos en el Banquete de los pordioseros, Larks tongues in Aspic de King Crimson, Sabbath Bloody Sabbath de Black Sabbath, Brain salad surgery de Emerson, Lake & Palmer, el cuarto álbum de Faust, el homónimo de Camel, Quadrophina de The Who, Flying teapot de Gong, Houses of the Holy de Led Zeppelin, Tales from topographic ocean de Yes, Tubular Bells de Mike Oldfield, The Six waves of Henry the eighth de Rick Wakeman , además de una lista que resulta de verdad inagotable. Hoy quiero compartir contigo unas cuantas líneas de un disco que resulta infaltable en cualquier fonoteca que se precie de estar completa y ser ambiciosa, me refiero al disco Zarathustra del grupo italiano Museo Rosenbach.

El disco se grabó en el año de 1972 y conoció la luz pública en abril de 1973. Es la ópera prima de esta agrupación italiana originaria de Bordighera, en Liguria y sólo necesitaron de este disco para trascender en la historia del rock italiano.

La formación original de Museo Rosenbach estaba integrada por Giancarlo Golzi en la batería, Alberto Moreno en el bajo y piano, Enzo Merogno en la guitarra, Pit Corradi en los teclados y Stefano “Lupo” Galifi en las voces. Esta formación dio vida a uno de los grandes discos en la historia del rock progresivo, el álbum se llama Zarathustra y, por supuesto, está inspirado en la obra cumbre del gran pensador y filólogo alemán Friedrich Wilhelm Nieztsche Así hablaba Zaratustra.

Si esto fuera música clásica o de concierto, o académica, o como quieras llamarle, estaríamos hablando, evidentemente, de un maravilloso y soberbio poema sinfónico, es decir, música programática, basada en un obra literaria, en un acontecimiento histórico, para ser más puntual, música descriptiva, puede describir la naturaleza como la Pastoral de Beethoven, un cuadro como La isla de los muertos de Rachmaninov o Cuadros de una exposición de Mussorgsky, una obra literaria como Fausto de Liszt, el Quijote de Strauss o Las mil y una noches de Nikolai Rimsky-Korsakov, o una fantasía de la fértil imaginación del autor como la Sinfonía Fantástica de Berlioz. En el caso de Museo Rosenbach la música surge inspirada por esta obra de Nietzsche en la que expone la teoría del Superhombre y la desarrolla en una extensa y profunda reflexión que integra todo este complicado pero fascinante pensamiento de Nietzsche.

El disco Zarathustra de Museo Rosenbach se divide en las siguientes partes, inicia con el tema homónimo del disco, una obra musical de poco más de 20 minutos de duración y que está estructurada en varias partes, a la manera de una obra de música académica. Primero nos presenta L’ultimo uomo, viene después Il Re di ieri, Al di lá del bene d del male, Superuomo, y este primer corte cierra con Il tempo delle clessidre.

En la edición en acetato, toda la cara A es ocupada por este tema musical, que como ya lo comenté, supera ligeramente los 20 minutos. La cara B se abre con Degli uomini y continúa con Della natura y cierra con Dell’eterno ritorno.

Sin duda estamos hablando de uno de los discos más importantes, no solo del rock italiano, vamos, ni siquiera del rock progresivo, sino del rock en todas sus muy variadas expresiones a lo largo de toda la historia.

Por supuesto, es un disco no comercial que nunca tuvo el interés de figurar en las listas de popularidad ni buscar ventas millonarias, este disco, como muchos otros, busca algo más importante, y claro, más humano, la propuesta musical, la expresión de la belleza, llevarnos a un máximo nivel de sensibilidad, la dignificación de la naturaleza humana por el delicioso camino del arte, y esto está, parafraseando a Nietzsche, mucho más allá del bien y del mal, y sin duda debemos colocar este disco a la altura y en el mismo nivel que el Darwin de Banco del Mutuo Socorros, el Felona e Sorona de Le Orme, Per un amico de la PFM, Concerto Grosso No.1 y No.2 con New Trolls, el legendario Ys de Il Balletto di Bronzo, Fede, Speraza e Caritá de JET, los dos de Quella Vechia Locanda, el mónimo de 1972 y el segundo llamado Tempo dela gioia de 1974. También está a la altura de algunos ingleses como Thick as a brick de Jethro Tull, el primero homónimo de Emerson, Lake & Palmer, The Snow goose de Camel, Selling England by the pound o Nursery Cryme ambos de Genesis, Close to the edge de Yes, el Meddle de Pink Floyd, o el inmenso Pawn Hearts de Van Der Graaf Generator. O discos de otras latitudes europeas como el In and out of focus de los holandeses de Focus o Par les fils de Mandrin de Ange o el cuarto álbum de Faust y entre otros discos que contamos entre los más grandes documentos históricos del rock progresivo.

Finalmente no importa qué digamos de este maravilloso disco, finalmente si no lo escuchamos de nada sirve. Es viernes, se antoja regresar a casa después del concierto de la Sinfónica, descorchar una botella de vino tinto y escuchar completo el Zarathustra de Museo Rosenbach. ¡Salud!



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