A poco más de 10 meses para la celebración de las elecciones más grandes de la historia del México contemporáneo, el gobierno de la denominada Cuarta Transformación prepara grandes embates contra lo que su proyecto identifica como los remanentes del período neoliberal y no escatima recursos ni acciones que, en su entender, sepultarán las resistencias de un régimen “moralmente derrotado”, desde su arribo al Poder Ejecutivo nacional.
Desde el primer trimestre del año, la Secretaría de Educación Pública (SEP) hizo del conocimiento sus libros de texto gratuitos (LTG) para los seis grados de la primaria y los tres de secundaria, acompañados de lo que ellos denominan la Nueva Escuela Mexicana. Trastocan toda la educación básica del país, incidiendo en la formación de la niñez mexicana entre los 6 y los 15 años, ojo, que no hablamos de educación, que es un concepto mucho más específico y fundamental para el futuro de esos mismos niños, de la sociedad y del país.
Prácticamente, en la última semana se fue configurando una lucha abierta entre las autoridades educativas federales, léase SEP, las autoridades políticas (Presidencia de la República) y grandes sectores interesados e involucrados en el tema educativo nacional, a partir de la presentación de un recurso de amparo promovido por la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) ante la justicia federal a mediados del mes de mayo, acusando a la SEP de haber incumplido con lo establecido en la Ley General de Educación, esto es, sin que existan los planes y programas de estudio previos que los sustenten, ni el haber realizado las consultas con los actores involucrados para el mismo propósito.
Desde entonces, los padres de familia afirmaron su oposición a la metodología con la que se elaboraron los contenidos de los libros, ya que, afirmaron, “no corresponden a la realidad que vivimos”, en particular, en cuanto a los contenidos de carácter histórico o de conocimientos en materias con el español y las matemáticas. Adicionalmente, señala la UNPF, una parte importante de la población quedará fuera del acceso a la información educativa necesaria para el aprendizaje de los niños y las niñas, ya que los complementos sólo se encuentran disponibles mediante el uso de códigos QR (¿?).
Derivado de ese recurso legal solicitado por los padres de familia, a finales de mayo de este año, la jueza Tercera de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, resolvió que la SEP acatara lo siguiente: “De no haberse observado las reglas para la aprobación de los libros de texto gratuitos, se suspenda la impresión y entrega de los libros de texto para el ciclo escolar 2023-2024, y se abstengan de continuar con su edición e impresión”. (Se establece en el expediente del amparo, en la página del Consejo de la Judicatura Federal). En caso de que se detenga la elaboración de los ejemplares, la jueza determinó que se podrá recurrir a los libros del ciclo escolar anterior.
En clara congruencia con las formas de este gobierno, y en particular de los modos del presidente López Obrador, la SEP afirma que, al 31 de julio pasado, no ha sido notificada sobre el requerimiento de amparo por el cual se le ordenó suspender la impresión de los libros para que su contenido sea revisado, y complementó: que la dependencia está en “tiempo y forma para publicar los programas de estudio definitivos y que son la base de la elaboración de los libros de texto gratuitos”. Declaración en que acepta que efectivamente no se han publicado ni los planes ni programas educativos que son la base de los LTG, ¿qué tal?
Y siguiendo la mentira institucional de la SEP cuatrotera, resulta que, como afirma la secretaria de Educación Pública que no han recibido la notificación judicial para la suspensión de la impresión de los libros, ¿cómo es que, en la primera semana de junio de este año, interpuso un recurso de queja contra la resolución de la jueza de distrito? (La Jornada, 8 de junio de 2023). Tantita congruencia, por favor.
El aspecto legal de la lucha de una parte importante de la sociedad contra los libros de texto gratuitos es sólo un aspecto del tema. Adicionalmente están las cuestiones técnicas y de contenidos de los propios libros. Una diversidad de especialistas independientes, académicos, investigadores, científicos, en sus revisiones a los libros han detectado una serie de irregularidades y francas barbaridades en los textos de los diversos grados. Lo más grave es el cambio de modelo de la estructura de los planes de estudio, donde la precisión de las asignaturas deja de ser relevante para centrar ahora la atención en aspectos totalmente ¿diferentes? Desaparece la instrucción de las materias como el español, las matemáticas o la historia, y son sustituidos por temas como “múltiples lenguajes”, “nuestros saberes”, “proyectos comunitarios”, “proyectos de aula” y “proyectos escolares”.
Es importante preguntarnos, considerando la afirmación de la propia SEP del 31 de julio de 2023, si los maestros han sido debida y suficientemente capacitados en el marco de los nuevos planes y programas de la “Nueva Escuela Mexicana”. ¿Qué va a suceder con los niños y las niñas que habían venido trabajando con el antiguo plan de estudios? ¿Borrón y cuenta nueva, o cómo?
Finalmente, en todo este tema, aparte de los aspectos legales, o los que corresponden a los aspectos técnicos y de contenidos, a la rigurosidad de la información de las diversas disciplinas científicas, queda en el ánimo, la lucha abierta que una parte importante de la sociedad ha reconocido y se ha alarmado, entre ellos los propios padres de familia, la comunidad académico y científica independiente, entre otros, está la guerra cultural con la 4t, hoy encabezada por el director de materiales educativos de la SEP, Max Arriaga. Como afirma con preocupación el columnista de El Economista, Alberto Aguirre, esta situación “evidencia nuevamente la crispación entre la clase política y amenaza en profundizar la polarización social”. Y yo complementaría: y con los niños y las niñas en el medio de la pelea.
Los libros de texto gratuitos serán ¿el último golpe transformador?