Desde mi posición de ciudadano, hace muchos años, cuando estudiaba mi carrera de derecho y comenzaba a interesarme la política, me topé con Beatriz Paredes, aún la idea de las mujeres en la política era extraña por lo que las que tenían puestos importantes, en ese tiempo era presidenta de partido, me pareció interesante; ahora que recientemente me invitaron a integrar un movimiento para apuntillar su candidatura, no dudé en decir que sí, me parece que su carrera de años, su trayectoria basada en el trabajo y no en estridencias, la hace la ideal para, en su momento, poder encabezar una candidatura a la presidencia de la república.
Comencemos por esta idea que ha construido en torno a su imagen pública, con base en lo que deberíamos entender auténticamente por política: dialogar, consensuar, privilegiar las políticas públicas sobre los intereses de partido o personales. Sí, ya sé que suena a lugar común, hasta que se analiza el perfil de la senadora, y aquí quisiera recordar un apotegma que escuché en algún momento cuando se habla de seleccionar candidatos: primero el proyecto, luego el hombre (hoy diríamos, luego la persona).
¿Cuál es el objetivo de un frente común al que se han sumado partidos y ciudadanos? ¿Será solo derrotar a la llamada 4T? Me parece que responder afirmativamente a esto sería un craso error; de ser así, entonces sí, busquemos un candidato estridente, hablador, que pueda enfrentarse al tú por tú con el discurso de las mañanas; y aquí radica el peligro, ese discurso según algunas fuentes está plagado de mentiras ¿Entonces somos iguales? Yo creo que esa frase, no somos iguales, es lo que se busca justamente en esta gran coalición, demostrar que no se quiere un candidato que salga a plantear un discurso que esté fuera de los datos reales o que solo se dedique a hacer mercadotecnia. Es decir, la persona que se deba buscar tiene que plantear un modelo de nación que sea incluyente, que no juegue a la polarización, que entienda que en el país hay una pluriculturalidad de opiniones no solo que también votan, sino que tienen necesidades específicas y que hay que escucharlos y no descalificarlos a priori. Un proyecto de país donde se privilegien los derechos humanos.
Dicho lo anterior, sentado este modelo de nación, donde el ejecutivo sea un orquestador y no un saltimbanqui, pasemos a la persona: la senadora Beatriz Paredes es una socialdemócrata en toda la extensión de la palabra. La forma que se abrió paso para escalar desde lo más sencillo hasta lo más grande, pasando por diputada, gobernadora, senadora, líder de los campesinos, solo se logra de una forma: con el diálogo. Tal vez esto, dialogar, es una de las características más importantes de un candidato o gobernante, máxime en este griterío de locos que experimentamos en el país, donde no nos escuchamos los unos a los otros.
Para escribir este artículo he repasado de nuevo la trayectoria y diversas propuestas de ley que ha presentado la hoy senadora, y renuevo esta convicción, por cierto recientemente presentó un libro bastante interesante sobre la relación entre Brasil y México, pues también ha de saberse que ella fue diplomática en Cuba y Brasil. En suma, que participo de este grupo de ciudadanos y políticos que buscamos acreditar las firmas para que la senadora continúe en el proceso para la elección del coordinador del Frente Amplio Progresista. Si alguien quiere registrarse puede hacerlo en https://frenteampliopormexico.org.mx/.
Como lo he sostenido en otras columnas, y es mi posición personal, no se trata de maniqueísmos, de solo poner la contra a la 4T porque sí (hay cosas buenas que debemos conservar) sino de encontrar políticos que justamente sepan amalgamar las distintas posturas y disidencias del país, que comprendan este caleidoscopio tan complejo que es México, y no veo otro perfil más ad-hoc, que el de la senadora Paredes.