Jesús Terán en Guadalajara. ingresó a la Escuela de Cristo hacia 1827. Al concluirla y no haber opciones superiores en Aguascalientes, en 1832 se decidió internarlo en el Seminario de Guadalajara, donde adquirió la disciplina y organización para el estudio y el hábito de la lectura que lo distinguió como un alumno destacado, adquiriendo no solo los conocimientos religiosos y las bases de su amplia cultura histórica y filosófica establecidos en el programa, sino también los de la ideología liberal mediante los libros que de manera discreta proporcionaban los maestros a sus alumnos avanzados pues como se sabe, fueron sacerdotes los que declararon y condujeron las primeras luchas por la independencia.
Su regreso a Aguascalientes. Diez años después, en 1842, se ve obligado a dejar inconclusa su carrera de abogado, ya que tuvo que regresar a causa de la muerte de su padre, dedicándose de inmediato a reorganizar la descuidada administración de las haciendas y ranchos de la familia que conoció en su infancia, demostrando en poco tiempo su amplia capacidad también en ese terreno.
Terán decide su futuro. Al propio tiempo y habiendo llegado a la mayoría de edad, deja clara su intención de dedicarse a la política pues aprovecha para establecer nexos con los personajes prominentes de la localidad, inscribirse en el Partido Liberal y solicitar su iniciación en la logia masónica del rito Nacional Mexicano fundada por Benito Juárez, en cuya ceremonia ritual lo presentaron sus padrinos que fueron José María Chávez y José María López de Nava.
Terán en Zacatecas. Sin pérdida de tiempo se trasladó a Zacatecas, en cuyo Instituto Literario no solo terminó su carrera sino que al ingresar también fue designado profesor por la alta calidad académica de que era poseedor. Allí conoció y estableció una gran amistad con el también profesor de origen alemán Isidoro Epstein, recién llegado de Europa, quien lo mantenía permanentemente informado de los acontecimientos académicos y políticos de aquél continente y a quien invitó posteriormente para realizar importantes trabajos especializados en el Gobierno de Aguascalientes.
Se titula. En 1845 recibe el título de abogado después de estudiar bien la organización del Instituto y establecer importantes vínculos con altos funcionarios del gobierno durante su estancia allá.
Su regreso a Aguascalientes, donde avanza rápidamente en la masonería al recibir el tercer grado que es el de maestro masón; establece su bufete y también se dedica a la política en la que se destaca como activo promotor de la ideología liberal entre las clases populares por los proyectos que difunde en el sentido de mejorar las condiciones de vida de los más desprotegidos.
El nombre de Jesús Terán. Es muy importante señalar que a partir de entonces y hasta su muerte se firmará solamente como Jesús Terán. En la actualidad hay quienes, pretendiendo darle un trato distinguido, le adelantan el título de licenciado y le agregan el apellido materno, en contra de lo que él resolvió para presentarse en todas partes, incluyendo su correspondencia con Benito Juárez o su presentación en las cortes europeas.
Nace un sueño. La razón por la que Terán se interesó tanto en conocer a fondo el funcionamiento del Instituto, apoyado por el gobierno de Zacatecas, así como su interés por establecer nexos con sus funcionarios, tenía una causa: las gestiones de los personajes ilustres de Aguascalientes que habían pretendido transformar el entonces Colegio de Aguascalientes que funcionaba con los atrasados programas medievales en los que se prohibía hablar de ciencia para convertirla en una escuela de avanzada, habían sido frustradas por el dictador Santa Anna, quien gobernaba con el apoyo del clero en su lucha contra el Estado de Zacatecas, que lideraba el liberalismo en el país.
Al advertir el pesimismo que por esa razón reinaba entre aquellos personajes, con los conocimientos adquiridos y los valiosos contactos que había establecido con aquél gobierno, se propuso revivir el proyecto pero sobre bases sólidas y factibles de obtener el resultado anhelado. Con aquellas armas y su vocación natural de maestro recién descubierta, tenía la seguridad de conseguirlo.
Continuará.
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