En un brillante artículo publicado el pasado 30 de junio por el estudioso Luis Alfonso Gómez Arciniega en El Economista, titulado “Viaje al fin de la noche”, nos comparte su análisis en torno a la opinión de diversos políticos europeos en torno al conflicto cuyo centro es la guerra entre Ucrania y Rusia, y lo que significa, en su opinión, para Europa y el mundo en su conjunto. Es importante considerar que la “noche” que inició aquél 26 de febrero del 2022 cuando la otrora poderosa Federación Rusa invadió Ucrania. Hoy 16 meses después, con las acciones materializadas en los acuerdos de apoyo al país invadido y los últimos resultados del conflicto armado, parecería que el mundo no alineado a los rusos ha iniciado su viaje al final de esa larga noche. Ahora bien, esperando la venía y consideración de Luis Alfonso Gómez, me permito retomar el título de su artículo, pero ahora apuntando al momento que está iniciando nuestro México, y al que, personalmente, considero un símil válido.
El sábado 1 de julio, las huestes que integran lo que ellos mismos denominan la Cuarta Transformación, esto es, el Movimiento de Regeneración Nacional, el Partido Verde Ecologista de México, el Partido del Trabajo y el desaparecido Partido Encuentro Social, celebraron el 5º aniversario de aquella histórica votación lograda en el proceso electoral de 2018. Efectivamente, aquella votación provocó el último ejercicio de alternancia en el gobierno de México, en el cual una buena parte de los mexicanos preocupados y bienintencionados, esperaban un salto en la calidad de gobierno y verdadera transformación de la vida nacional. Además, se generó un movimiento que inercialmente alcanzó a definir nuevas mayorías en el Poder Legislativo y, territorialmente, una avalancha de cambios en 23 gobiernos estatales que culminó con la transición en el importante Estado de México.
El presidente López Obrador, sonriente y en su elemento dio uno más de sus machacones “informes” de los logros de la 4t. Miles de simpatizantes se congregaron en la plancha del Zócalo capitalino, gracias a la oficial colaboración de los gobernadores cuatroteístas, con su debida aportación a esa concentración “voluntaria”. Rodeado de su gabinete, los líderes de los partidos de su coalición, y, por supuesto, de sus seis corcholatas, en un discurso de poco más de una hora, repitió, lo que a su consideración son las bases de la última transformación del país.
Regresando un poco, para el país, ese día de hace 5 años, inició lo que para, al menos, la mitad de los mexicanos ha sido una larga, penosa, fría y oscura noche para el país.
Pero ¿qué festejó la 4t el sábado pasado?
Con datos de Pablo Hiriart del 30 de junio publicados en El Financiero, se da cuenta que en lo que va de este gobierno, se lleva un registro oficial de más de 158 mil homicidios dolosos y 41 mil desapariciones, cuando la promesa de campaña de López Obrador era acabar con este doloroso problema nacional. Nada que celebrar. El reciente secuestro de 16 funcionarios ¡de seguridad pública! en Chiapas morenista por el Cártel Jalisco Nueva Generación, y la chacotera amenaza presidencial de acusar a los delincuentes con sus mamás y abuelos. Además, tras la advertencia del gobierno británico a sus ciudadanos de no visitar México por sus altos niveles de inseguridad, López Obrador le responde afirmando que el país que gobierna es “seguro”. Sin comentarios. En Celaya, apenas la semana pasada, entramos al fatídico mundo del terrorismo con el estallamiento de un coche bomba que hirió al menos a 10 guardias nacionales.
El jueves 29 emboscan y asesinan al luchador social Hipólito Mora y a tres de sus escoltas, para posteriormente quemar sus cuerpos. El exsecretario de seguridad pública de Acapulco es arrestado por la desaparición de dos marinos que hacían de escoltas del senador José Narro. La alcaldesa de Tijuana debe trasladar su residencia a un cuartel militar por amenaza de muerte. Atentados contra políticos, presidentes municipales, diputados, y así una larga relación de hechos delictivos, describen una parte de la noche por la que transitamos los mexicanos. La oferta de paz y seguridad es una quimera.
¿Y qué hace el presidente Andrés Manuel López Obrador? Sigue terco en su demolición de las instituciones. Colonizó al INE, ataca sistemáticamente al Poder Judicial de la Federación, ya ha desmantelado el sistema de salud pública nacional, la educación pública está extraviada, no hay nueva infraestructura, México está muy cerca de una crisis fiscal. Pero eso sí, López Obrador dio el banderazo de salida para elegir a su sucesora. Sí, así de claro.
Sin embargo, a pesar de la detallada estrategia político electoral previamente elaborada entre los muros de Palacio Nacional, donde todo estaba previsto para el evidente “dedazo” en favor de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, el proceso empezó a salirse de control. Cambiaron las reglas provocadas desde el interior de la propia 4t. Aquí dio inicio formal el viaje al fin de la noche de México. El pleito inevitable entre las corcholatas apenas empieza e irá in crescendo para el desasosiego presidencial. Aunque habría que agregar que la soberbia de la 4t subestimó (como dice el periodista José Fonseca de El Economista en su artículo “La disruptiva Xóchitl no estaba en el guión”), a la oposición y a una gran parte de las organizaciones de la sociedad civil, que hoy están apurados por recomponer la ruta al 2024.
Siguiendo esta situación, la aparición de la senadora Xóchitl Gálvez en el corazón del escenario electoral rumbo al 24, ha obligado a Morena y sus rémoras, a hacer importantes ajustes a su guión político. Hoy la 4t está repensando qué hacer para garantizar su estadía en el gobierno de México, y lograr sus ansiadas mayorías legislativas entre titubeos y claras indecisiones, empezando por su líder de Palacio Nacional.
El viaje al fin de la noche “trasformadora” en México ha iniciado ya.