Dedicado a la leona Salomé
y al pequeño cachorro en agonía, Cachito;
víctimas de Giovanni y Guillermo,
dos despiadados cuya estulticia los llevó
a separar a ambos leones de su hábitat.
Esta es la historia de la idiocia humana. De la estupidez que llevó a dos tipos a creer que pueden ser dueños de la libertad. De la imbecilidad que llevó a dos tipos que se saben insignificantes a pintar sus desdibujadas huellas encarcelando a dos seres vivos inocentes.
Es la historia de un par de personas cuya crueldad es del nivel de sus inseguridades personales que tratan de superar mediante el abuso de quienes no tienen manera de defenderse. Es la historia de un tal Giovanni, que sin el menor escrúpulo sacó un animal exótico de su casa, de su medio ambiente, de su manada para complacerse con su propia fantasía de poder y luego sacó otro más para simular un regalo pues, cobarde, no se atreve a aceptar la retribución que recibió a cambio. Es la historia de un tal Guillermo Coronado de Loera, tarzán de pacotilla, comercializador de chatarra que trata como tal a los animales exóticos pues los considera basura y no seres libres.
Giovanni, piltrafa humana. Existen los traficantes de animales exóticos, y existe el tal Giovanni que jura que los trae para regalarlos, pues el re-jura que es bien generoso. Generosidad que se contradice pues, ya le platico a Usted aquí, estimada lectora, querido lector, como Giovanni está muy lejos de la generosidad y no se acerca siquiera un poco a la responsabilidad que debió asumir ante la joven mujer que fue atacada por Salomé la leona africana que Giovanni mantenía privada de su libertad. Consultada por esta pluma, la hija de la infortunada madre que resultó severamente lesionada. El tal Giovanni sólo se ha dedicado a difamarlas y amenazarlas, sin aportar significativamente para la recuperación de la salud de su mamá, ni para cubrir las deudas derivadas del ataque sufrido.
Salomé, la leona africana que atacó a la joven madre habitante del fraccionamiento Cumbres III, debía estar en medio de los árboles, conviviendo plácidamente con su manada, encargada de cazar para alimentar al clan familiar; pero a Giovanni se le ocurrió que la única manera de hacerse notar en el mundo, era arrancando a Salomé de su derecho a vivir en su entorno y castigándola por un pecado nunca cometido, en el clima semi-desértico de Aguascalientes, en un terreno polvoso, encarcelada y obligada a obedecer a los seres humanos. Los circos no pueden poseer animales; Giovanni el ruin sí puede, así de absurdo es México y su sistema legal.
Giovanni, piltrafa de la humanidad, le “regaló” un pequeño cachorro de león a un tal Guillermo Coronado de Loera, otro tipo de calaña y estatura. Ambos sostienen la tesis del “regalo” pues, de otra manera, ahí se configuraría el tráfico de animales exóticos y esos dos, siempre encuentran la manera de burlar la ley. Dejemos a Giovanni la piltrafa y pasemos a Guillermo la chatarra humana.
Guillermo chatarra o el marchoso mentiroso. ¡Memito! ¡Ay memito! Seguro exclamaba toda persona que en su tiempo se topara con el pequeño Guillermito. Eran tan insignificante Memito, nadie reparaba en él, parecía invisible. Siempre fue de estatura pequeña, aunque su pequeñez no era física, sino humana. Así debió crecer el tal Memo, desprovisto de valores universales.
Memo, chatarrero de profesión, dueño de “El Cache” lugar donde se vende basura automotriz, decidió un día de tantos que se haría visible a como diese lugar, y para ello adquirió un ser inocente; un pequeño cuya vida apenas iniciaba pero, con su singularidad, con su presencia tan novedosa y su notoriedad innata, daría a Memo todo aquello de lo que podría carecer. El leoncito fue tratado como chatarra y se le colocó en un reducido espacio en el yonque, para que todos lo admiraran, para que todos hablaran ¡Por fin! De Memo. Sólo a una persona residual como la chatarra, se le podría ocurrir sacrificar la vida entera del pequeño leoncito “cachito”.
Aquí es donde entra la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, que existe para proteger a infortunados individuos de especies protegidas como Salomé y Cachito, pues a pesar de los egos y egoísmos, hay parámetros mínimos legales que deben cumplirse con los animales exóticos, y ni Giovanni piltrafa, ni Memo chatarra lo hacían.
PROFEPA actúa, ellos se indignan. PROFEPA entra en escena. Entra en esta triste escena, y retira tanto a Salomé como a Cachito de los sitios en que eran retenidos y que NO CUMPLÍAN con los requisitos mínimos que marca la ley. Ambos leones son entregados en calidad de depósito al parque estatal “Rodolfo Landeros”, a instrucción legal de la valiente delegada de la procuraduría en Aguascalientes: la ingeniero María de Jesús Rodríguez López, quien accedió a informar a la reconocida bióloga Lupita Castorena, presidenta de Movimiento Ambiental, una organización ciudadana legalmente constituida y que goza de amplia autoridad social en la materia.
La delegada Rodríguez López se muestra firme: los ejemplares sólo serán devueltos a su infame cautiverio, cuando se cumplan los extremos legales y se agote el último recurso legal disponible. ¡Aquí es donde Giovanni y Memo desatan el pandemónium! Y el segundo de ellos, en actitud fraudulenta, maquina en contra de la ingeniera María de Jesús, al convocar mediante mentiras y desinformación, a una marcha para que el pequeño león retorne a la esclavitud particular. “Es que ya le mandé hacer una jaulota”, informó Memo el infame a la activista y MVZ Lupita Price; como si vivir en una jaula fuera una victoria, como si ser esclavo en una jaula “bien grandota” fuera un consuelo para el pequeño leoncito. Es por eso que el título de este espacio es ENJÁULENLOS, pues si Giovanni y Memo consideran que eso es estar bien, ¡Justo eso! Es lo que debería hacerse con ese par.
NOTA uno. Cachito, el pequeño leoncito AGONIZA. Nada menos podría esperarse de un bebé que es separado en sus primeros días de vida, del calor y los cuidados de su madre. Agoniza en el Parque Rodolfo Landeros, a los ojos de los visitantes y ante la impotencia de la médico veterinaria encargada de él. Quizá cuando Usted lea estas líneas, cachito ya habrá muerto. ¡Perdónanos Cachito!
NOTA dos. Que la lenta y cruel agonía de Cachito, sirva para que NUNCA MÁS se tengan animales exóticos como mascotas. Ellos deberían ser libres, estar con su manada, estar como Usted y yo: en casa.