Hay una “no polémica” -es decir, que a nadie le importa el asunto- en torno al surgimiento de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. La fecha más aceptada, la de hoy hace 50 años, impulsada y defendida por el rector fundador, el contador público Humberto Martínez de León, se refiere a la sesión del Consejo Directivo del Instituto Autónomo de Ciencias y Tecnologías en la que el máximo órgano de gobierno de la institución decidió transformarse en universidad.
Esta determinación abrió la puerta a un lapso de negociaciones, idas y venidas, dimes y diretes, que culminó en febrero de 1974, con la promulgación por parte del Congreso de Estado, de la ley que dio existencia legal a la universidad, siendo esta la otra fecha para recordar. En palabras de quien defendió esta segunda opción, el doctor Bonifacio Barba Casillas, era como si unos celebraran el nacimiento y otros la emisión del acta de nacimiento.
Haya sido como haya sido, el 50 aniversario de la UAA, ahora y en febrero, obliga a la reflexión a propósito de lo que ha sido la institución a lo largo de este lapso, de qué manera ha transformado a Aguascalientes, pero también sobre su futuro. Hacia donde debe dirigirse, teniendo en cuenta el contexto económico, político y social en el que se desempeña, muy diverso del de los años de surgimiento, las exigencias que deberá afrontar, las necesidades que deberá satisfacer, etc.
En la imagen, estudiantes de la Licenciatura en Enseñanza del Español y el Francés como lenguas extrajeras en plena faena… Sin duda el hecho de que se oferten carreras como esta, tan, digamos, sofisticada; especializada, honra a plenitud el carácter universal de la universidad. ¿Qué estoy siendo redundante con esto de universal universidad? No crea, nomás mire alrededor, cuantas instituciones se dicen “universidad”, y ofrecen, apenas dos o tres carreras; una vacilada… Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].