Los cuidados y el trabajo (no) remunerado/ El Apunte - LJA Aguascalientes
19/11/2024

Uno de los elementos clave para entender el futuro de México está en el conocimiento, conciencia y compromiso con la Ética del Cuidar, es decir el cuidarnos, cuidar al otro y cuidar el entorno. Cuidar es el verbo que más deberemos conjugar los próximos años y décadas si queremos incluso sobrevivir pues en el horizonte queda claro que tendremos que cuidar y ser cuidados; lo mismo con la naturaleza, para que ésta nos siga proveyendo de sus recursos vamos a tener que esforzarnos por preservarla de contaminación, de estrés hídrico, de sobreexplotaciones.

El esfuerzo tiene que ser de todos. El trabajo del cuidado no remunerado, definido como trabajo doméstico que incluye limpiar, cocinar y cuidar se está recargando en unas cuantas personas particularmente mujeres. Por ello, es necesario la conformación de un Sistema Nacional de Cuidados que destine recursos y promueva políticas públicas que redistribuyan las responsabilidades del cuidado entre las familias y el Estado a través del incremento en la oferta de servicios y programas públicos de cuidado para la infancia, personas adultas mayores, enfermas y con discapacidad. (CEEY 2023)

 

De acuerdo con un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), en 2020 el valor económico del trabajo no remunerado en los hogares fue de 6.4 billones de pesos, equivalente a 27.6% del PIB del país. Pese a ello, este valor no es medido en la economía nacional. De esta cifra, las mujeres aportaron 73.3%, mientras que los hombres contribuyeron con 26.7%. Hablamos de recursos no devengados, pero sí aplicados a favor del núcleo familiar.

Hay mujeres que migran a otros países y se ocupan en la provisión de cuidados de otro hogar, dejando las responsabilidades que tenían en su país de origen a cargo de alguien más. Las cadenas permiten visualizar una serie de eslabones (personas), a través de los cuales se mueve el cuidado. Usualmente, una cadena está conformada por tres eslabones básicos:

 

  1. Hogar empleador: transfiere los cuidados a una persona migrante. 
  2. Hogar migrante: la persona migrante que realiza cuidados en destino y que, a su vez, está transfiriendo trabajos de cuidados que ya no puede realizar en origen. 
  3. Hogar en origen: las personas que dependían de los cuidados de quien ha migrado y que, por tanto, deben reorganizar los arreglos del cuidado.

México es el segundo país con mayor emigración del mundo con 11,8 millones de personas viviendo en el extranjero (OIM, 2020). La tendencia actual muestra una feminización de las migraciones. En México, el 46.7% de la población migrante es de mujeres (OIM, 2020) Si estas mujeres realizaban actividades de cuidado en su lugar de origen, sería prudente cuestionarnos ¿cómo se están reorganizando los arreglos del cuidado?

Las remesas enviadas a México han estado creciendo de manera sostenida el último lustro (Banxico 2023) y sin duda el recurso se está feminizando. Su contenido responde a una economía del cuidado que pasa de no remunerada en origen a remunerada en destino; con pérdida de cuidados personales para los mexicanos, tanto infantes como adultos mayores.


De igual forma, vale la pena resaltar que se ha venido recortado el presupuesto anual destinado al programa de estancias infantiles en México, de 4,070 millones a 2,041 millones de pesos con lo que está aumentando más el número de horas que dedican las mujeres al trabajo de cuidados no remunerado.

Estas condiciones están propiciando que, a pesar de necesitar atenciones especiales, las personas mayores no siempre reciban los cuidados, sino que muchas veces los otorgan, constituyéndose así en un pilar importante que sostiene los cuidados en nuestro país. Recientemente ha aumentado el tiempo que las personas mayores dedican al cuidado de niños, niñas y adolescentes; esto está muy relacionado con los múltiples empleos de los padres, el ingreso de la mujer al mercado laboral, los escasos recursos públicos para cuidar a niños y niñas, y con las familias monoparentales.

La Fundación Internacional OXFAM señala que, debido a las grandes diferencias en los ingresos de la población latinoamericana y a la vulnerabilidad a la que esto conduce a algunos sectores, es necesario generar políticas públicas que eviten que a las personas se les condicione su acceso a derechos básicos, entre ellos, el derecho al cuidado. La universalidad busca incluir a todas las personas independientemente de su ocupación o su ingreso.


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