Durante cinco años les impusieron y pagaron su diezmo, pero cuando decidieron no hacerlo fueron despedidos a pesar de su desempeño deportivo. El director técnico Jonathan Montes y los entrenadores Martín Ramírez y Alí de Lucio relatan a Proceso la extorsión por parte de la presidenta de la Federación Mexicana de Deportes Para Sordos, María Eugenia Rivera Lara, quien de 2018 a 2022 recibió casi 300 mil pesos en “moches”.
Dos entrenadores y el director técnico de la Federación Mexicana de Deportes para Sordos (FEMEDESOR) denuncian que la presidenta de esta organización, María Eugenia Rivera Lara, les exigió “un moche”, es decir, que le entregaran parte de la beca que recibían por parte de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) como requisito para contratarlos.
Entre los depósitos que hicieron y el dinero que entregaron en efectivo tanto a Rivera Lara como a su asistente Irene Fuentes, el monto asciende a casi 300 mil pesos en un periodo que va de 2018 a 2022. En enero de este año, los afectados se negaron a seguir compartiendo parte de su salario (que se les paga como beca), lo que provocó que un mes después la presidenta les informara a través del abogado Alejo Manzo que esos recursos fueron cancelados “por sus malos resultados deportivos”.
El director técnico Jonathan Montes Vásquez afirma que su gestión en la FEMEDESOR fue eficiente, toda vez que la delegación mexicana tuvo una participación histórica en los Juegos Sordolímpicos de Caxias do Sul, Brasil, 2022: la corredora Lourdes Ponce ganó un oro y una plata, Isabel Huitrón obtuvo una medalla dorada en judo y la selección de fútbol volvió a participar en este evento olímpico, algo que no sucedía desde Alemania 1980.
Los entrenadores Martín Ramírez, de atletismo, y Alí de Lucio, de fútbol, explican que el dinero que les pidieron supuestamente se utilizaría para pagar el sueldo de otros empleados, así como artículos de oficina y el mantenimiento de una camioneta. No obstante, en los cinco años que trabajaron en la FEMEDESOR no constataron que esto fuera verdad y tampoco tuvieron recursos económicos suficientes cuando viajaron a Brasil, por lo cual asumen que el “moche” se lo repartieron Rivera Lara e Irene Fuentes, quien exigía el dinero a nombre de su jefa.
La repartición del “moche” dependía del dinero que cada uno recibía. Por ejemplo, Jonathan Montes entregaba 5 mil de los 18 mil pesos mensuales que ganaba. La entrenadora de voleibol Gabriela Gallardo y Martín Ramírez daban mil pesos al mes de los 10 mil que tenían asignados. De Lucio sólo entregó en una ocasión 700 pesos de 10 mil mensuales que cobraba.
Jonathan Montes llegó a la FEMEDESOR en 2018 por invitación de la propia presidenta. A Rivera Lara le gustó el trabajo que hizo como entrenador de voleibol en los Juegos Sordolímpicos de Turquía 2017, por lo que le ofreció ser el encargado de las seis disciplinas en las que participan los más de 400 deportistas que están afiliados a esta federación: judo, taekwondo, karate, voleibol, futbol y atletismo.
Cuando le ofreció el puesto, Rivera le informó que debía “aportar” una parte de su beca. Le explicó que era algo que ocurría desde años atrás con el exdirector técnico, Abraham Soriano García. Montes aceptó el puesto, aunque sabía que dar un “moche” no es correcto dice que sus ganas de ayudar a los deportistas Sordos, lo llevó a pensar que era mejor eso que no hacerlo.
Montes reclutó a Martín Ramírez y a Alí de Lucio por tratarse de entrenadores preparados y de los cuales ya conocía su trabajo. A ellos también se les exigió el “moche”. Aunque les pareció injusto aceptaron esta condición porque estaban dispuestos a ayudar a la FEMEDESOR a solventar sus gastos.
Al principio, los denunciantes entregaban el dinero en efectivo. Sin embargo, con el paso de los meses descubrieron que la camioneta no se utilizaba y la impresora nunca servía, entonces sospecharon que sus aportaciones se usaban para algo más.
Jonathan Montes comenzó a transferir su “moche” a la cuenta personal de Rivera Lara y a la de Irene Fuentes para tener evidencia del dinero que les daba. Enseñó a Proceso algunas de las transferencias que hizo por montos de 45 mil y 50 mil pesos -pues le daban varias mensualidades juntas- a una cuenta de los bancos BBVA e Inbursa a nombre de la presidenta y de su asistente, respectivamente.
Martín Ramírez decidió no volver a entregar dinero cuando regresó de los Juegos Sordolímpicos, pues explica que como ni siquiera le dieron la información sobre la logística a seguir tuvo que desembolsar 7 mil pesos de su dinero para la alimentación de las atletas Lourdes Ponce y Freya Medina mientras estaban en Brasil e incluso durante su estancia de 12 horas en el aeropuerto.
El entrenador detalla que la mayoría de los deportistas Sordos son albañiles y madres de familia de escasos recursos que no pueden costear nada en un viaje internacional. “Le di mis últimos 300 reales a Freya y a Lourdes para que pudieran comer. Compraron unos sándwiches y a pesar del hambre que tenían los compartieron con los demás. Vi a Lourdes repartirlos como Jesús con los panes y los peces y decirle al compañero de fútbol: Mira come de aquí”.
“Me empecé a dar cuenta que la asistente no funciona, me dijo que no le entendía a mi trabajo (reportes de estadísticas y rendimiento de los atletas). A ver, estoy dando una parte (de su sueldo) en apoyo a la federación para pagarle a Irene y me dice que no le entiende, ¿cómo han operado durante 20 años? ¿Cómo han llevado deportistas a los Juegos Sordolímpicos?”, cuestiona Ramírez.
En junio de 2022, Ramírez recibió un aumento por los resultados obtenidos en Brasil. Como ya ganaba 12 mil pesos, Irene Fuentes le informó que su “moche” subiría de mil a 2 mil pesos, supuestamente por “órdenes de la CONADE”.
“Irene me dijo que a los entrenadores nos aumentaron las becas porque ese dinero lo teníamos que entregar y serviría para pagarle a otros entrenadores y a personal de la federación que no recibía ninguna beca por parte de la CONADE. ‘Es un mandato de la CONADE’, me explicó”.
Ramírez la confrontó. Le exigió que le diera un comprobante de ese dinero. Irene Fuentes se negó. “¿Entonces de qué se trata? ¿Esto es un moche o qué?”, le gritó Ramírez. La mujer guardó silencio.
México ha asistido a once ediciones de Juegos Sordolímpicos desde que debutó en Washington 1965, cuando la delegación mexicana estuvo conformada por apenas cinco deportistas en las disciplinas de tenis de mesa, clavados y atletismo). Con las tres medallas que las mexicanas ganaron en Brasil 2022, en el medallero histórico México ya suma nueve, tres de cada color.
La indignación
El 22 de febrero último, los entrenadores y el director técnico fueron citados en las instalaciones de la Confederación Deportiva Mexicana, la CODEME, un organismo que desde 2013 ya no forma parte del Sistema Nacional de Cultura Física y Deporte (SINADE). Ahí, Alejo Manzo, el asesor jurídico de la CODEME les anunció a los afectados que “por falta de resultados y rendimiento deportivo y por no entregar documentación con la retroalimentación que se les pidió”, la CONADE había decidido retirarles la beca.
En la reunión estuvo presente María Eugenia Rivera Lara, quien dejó que sólo Alejo Manzo hablara. Los entrenadores y el director técnico pidieron que la información se les diera por escrito y firmada por la CONADE. Estaban incrédulos ante la situación. El preparador físico del equipo de voleibol intentó decirle a Manzo de los “moches” que él no daba porque ni beca tiene, pero le indignó que la entrenadora Gabriela Gallardo perdiera su ingreso, más porque estaba embarazada. Rivera Lara e Irene Fuentes desviaron la atención. Los demás guardaron silencio.
“Sabía que (a Rivera Lara) no le importa el trabajo que he realizado. Me decía mentiras solamente para recibir mi dinero. Ganas una medalla, tenemos a la única mexicana Sorda, que es la más rápida del mundo, realizas un trabajo como profesionista y que te digan que siempre no. Por supuesto que estoy enojado, estoy encabronado. No es posible que durante 20 años no haya resultados y ahora que tiene contratada a gente profesional porque no queremos darle dinero decida deshacerse de nosotros”, sentencia Martín Ramírez.
A diferencia de los demás entrenadores, Alí de Lucio sólo en una ocasión dio un “moche” de 700 pesos, dinero que supuestamente serviría para reparar la impresora. Cuando volvieron a pedirle que entregara parte de su salario se negó. Le advirtió a Irene Fuente que sólo le daría el dinero si le mostraba un documento firmado por Óscar Juanz, quien en ese momento fungía como subdirector de Calidad para el Deporte de la CONADE.
“Irene mencionaba que este apoyo que debíamos dar venía autorizado por la misma gente de la CONADE. Le dije: ‘Yo voy a solicitar una reunión con Juanz y si él me autoriza que te dé el dinero, te lo voy a dar’. A partir de ahí entré en fricción con ella, la bloqueé (de su teléfono celular) y no le di nada de dinero”, refiere el entrenador.
El equipo de fútbol consiguió su pase a los Juegos Sordolímpicos por segunda vez en la historia, resultado que Alí de Lucio destaca porque se logró gracias al trabajo que él realizó. México, uno de los cuatro países del continente americano que asistieron, finalizó en el lugar 17 de 20 participantes y perdió tres de cuatro partidos -ante Grecia 3-0, Uzbekistán 4-1 y Senegal 3-0-, pero ganó el último ante Polonia 1-0, lo cual representa la primera victoria internacional de la selección de Sordos. El mérito está en haber calificado a dicha competencia tras 42 años de ausencia.
“Comenzamos a trabajar con esta selección en 2018 y nos enfrentamos a países que tienen cuatro, cinco o seis Juegos Sordolímpicos sin faltar. Países que hasta tienen liga profesional de fútbol para Sordos y nosotros estamos en un contexto en el que se entiende que los Sordos pueden hacer actividad física, pero que no son considerados profesionales como tal”, añade.
Los afectados solicitaron asesoría legal al abogado Luis Fernando Jiménez y mandaron una carta a la directora de la CONADE, Ana Guevara, para que les informe cuál es su situación. Si confirman que sus becas ya fueron canceladas oficialmente, le pedirán al organismo un documento donde argumente por qué tomó esta decisión y sin darles derecho de audiencia.
Por “malos” los corrieron
Proceso contactó a María Eugenia Rivas, quien aceptó una entrevista, pero posteriormente la canceló. Negó que haya exigido los “moches” y aclaró que nunca recibió dinero de los entrenadores para uso personal. También alegó que la razón por la cual ya no reciben la beca es porque dejaron de cumplir con sus obligaciones.
“La primera afectada por que no continúen con el desempeño de sus labores es la propia federación y nuestra comunidad de deportistas. Sin embargo, desde que los entrenadores y el director técnico fueron propuestos para apoyar a los deportistas Sordos tenían perfecto conocimiento de las condiciones administrativas y alcances deportivos que debían acreditar para cumplir con los lineamientos establecidos en las Reglas de Operación que rigen el actuar de la CONADE para el otorgamiento de becas”.
Por su parte, Irene Fuentes se limitó a decir que opina lo mismo que la presidenta.