Elena Poniatowska es una de las escritoras más importantes de México, no requiere, no necesita presentación, su labor periodística no sólo se concentra en el disruptivo La Noche de Tlatelolco que funciona como testimonio coral para entender un poco de lo que ocurrió en el México de 1968, fórmula que repetiría con el mismo valor testimonial en Nada, nadie: las voces del temblor o las revelaciones de Fuerte es el silencio; la obra narrativa de Elena Poniatowska es inmensa, desde Lilus Kikus hasta El amante polaco, sin olvidar Tinísima, De noche vienes o Hasta no verte Jesús mío; alguna vez bajo el título Todo México se intentó recopilar la inmensa cantidad de entrevistas que a lo largo de décadas ha realizado esta gran mujer. La entrega de la medalla Belisario Domínguez a Elena Poniatowska es un acto de justicia; pero, estamos viviendo los momentos estelares de la Cuarta Transformación y de lo que estamos hablando es de todo menos lo importante. Con la incapacidad que distingue a los tetratransformistas y a los opositores que quieren obtener la misma atención, la ceremonia en que se entregó este reconocimiento fue echada a perder tanto por los opositores de Andrés Manuel López Obrador como quienes se quieren presentar como opción contra el presidente y, en medio, profundas faltas de respeto a Elena Poniatowska
Fuera de lugar
Todo mal en la ceremonia de la entrega de la Belisario Domínguez, desde la intervención de la senadora Sasil de León Villard, quien aprovechó la tribuna para rechazar el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que invalidó la transferencia de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional: “Aprovecho esta tribuna histórica para condenar enérgicamente que la decisión de la Suprema Corte de Justicia sobre la Guardia Nacional es inverosímil, porque quedaron a la deriva y sin definición 130 mil elementos”, declaró la legisladora del Partido Encuentro Social, lo que provocó el abucheo de la oposición, la interrupción de la ceremonia, la salida de la bancada del PRI; la búsqueda del protagonismo vulgar de Lilly Téllez acechando al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, para que opinara sobre el reportaje que reveló los millonarios viajes del secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y su familia; y después el burdo reclamo contra Jesús Ramírez al llamar al vocero de la presidencia, representante de Victoriano Huerta. Pero esto se pasa por alto, porque incluso la homenajeada puso en el centro la ausencia de Andrés Manuel López Obrador: “Me da tristeza que no nos acompañe el señor presidente de la República, porque tanto mi familia, mis amigos y muchos de los que estamos aquí lo queremos y, no sólo lo queremos, lo admiramos”, dijo Elena Poniatowska, olvidando que en esta ocasión se trataba de ella y sólo de ella.
Incondicionales
Sí, incluso Elena Poniatowska se rindió a que el centro de atención sea siempre, en todo momento, López Obrador, costumbre tan arraigada ya que la clase política sólo sabe reaccionar a lo que hace el presidente, ya sea a favor o en contra, si se es oposición, enalteciendo a quien señale a quien se considere adversario de la Cuarta Transformación; si se es parte del movimiento lopezobradorista, repitiendo como loritos los berrinches de López Obrador, como su ataque a los ministros de la SCJN que, se lo advertimos, desde la mañanera lanzó.
Facciosos
López Obrador acusó a los ministros de la SCJN de comportamiento faccioso y de estar “muy alineados a la política del bloque conservador, del supremo poder conservador”, y eso bastó para que sus corcholatas repitieran el discurso emberrinchado del presidente, Marcelo Ebrard dijo que era un error de la Corte porque ya se están teniendo resultados positivos, haciendo a un lado que las encuestas del INEGI no tienen nada que ver con la militarización de la seguridad pública; Claudia Sheinbaum también descalificó a los magistrados, indicando que no les interesa la pacificación y aprovechó para enmendarle la plana a la oposición al señalar su “hipocresía y doble moral” no sólo por haber sido ellos (Felipe Calderón) quienes sacaron el Ejército a las calles y poner “a un narcotraficante” (Genaro García Luna) como secretario de Seguridad Pública, de nuevo, nada que ver con el motivo del berrinche de López Obrador; y Adán Augusto López llamó a “constitucionalistas de ocasión” a los ministros que dieron los votos necesarios para invalidar la incorporación del cuerpo de seguridad al Ejército: Juan Luis González Alcántara Carrancá, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Luis María Aguilar Morales, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Margarita Ríos Farjat, Alberto Pérez Dayán, Javier Laynez y la ministra presidenta, Norma Lucía Piña Hernández; con el mismo arrebato con que el secretario de Gobernación repitió como lorito los ataques de López Obrador contra el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), al que llamó “lastre burocrático”.
Quinsabi
Antes de que nos pase lo que en otras ocasiones, que enchilados por un tema nos encarreramos y no damos espacio a otros temas, no deja de sorprender el anuncio que hiciera ayer Rubén Galaviz Tristán, secretario de salud estatal, al confirmar que Aguascalientes firmará convenio con el Gobierno Federal para adherirse al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), sorpresivo, quizá es que la administración de Martín Orozco Sandoval nos convenció, con los resultados del manejo de la pandemia, que no era buena idea dejar en manos del INSABI la administración de los hospitales; ayer Rubén Galaviz sólo destacó que si se firma con el gobierno de López Obrador llegarán 564 millones para terminar el Hospital de Pabellón de Arteaga y también vienen recursos para atender gastos catastróficos en pacientes renales, cardiovasculares, oncológicos, de traumatismo craneoencefálico, entre otros”; de concretarse, el gobierno de Teresa Jiménez Esquivel hará de Aguascalientes la única entidad federativa gobernada por la oposición que se suma al INSABI, ¿por qué?, quinsabi, ojalá sea para bien del sistema de salud estatal.
Zapatero a tus zapatos
Definitivamente lo del vocero del agua no le va a Aldo Ruiz, genera más ruido y muestra más colmillo con publicaciones que tienen que ver con su naturaleza política, que a eso le entiende más, una simple fotografía en redes sociales en la que acompaña a Claudia Sheinbaum, para que se le considere desde ya como el próximo vocero del proyecto encabezado por Sheinbaum Pardo; y con una simple publicación, ya el morenaje parece no estar tan agusto como señalan las encuestas que difunde Arturo Ávila; que se cuide Aldo Ruiz, porque seguro vendrá la respuesta y será con ataques. Aguas pues.
La del estribo
A nadie le queda duda sobre las razones por las que López Obrador no quiere que el INAI funcione, y ayer, con descaro lo evidenció en su respuesta a la pregunta sobre los lujosos viajes que hizo el secretario Luis Cresencio Sandoval, para el presidente no hay problema y justificó: “Es parte de lo mismo, esa es información de la DEA, o de cualquier otra agencia, como hackearon el sistema de información de la Secretaría de la Defensa. Eso es Claudio X González con ellos” para rematar : “¿Y qué? ¿Cuál es el problema?”.
@PurisimaGrilla