La Casa de la Cultura Cuquita Primavera, es un punto de encuentro que se abre a la ciudad real, la vivida, la históricamente marginada y excluida, zona prioritaria urbana que requiere de mayor atención y concentración de recursos.
Este espacio se encuentra en la colonia Ojo de Agua, de la capital del estado de Aguascalientes, mejor conocido por los habitantes de la ciudad como “El Mar”, otrora zona de tolerancia para el ejercicio de placeres mundanos y culposos de rancia prosapia y oceánica moralina, un territorio citadino donde se ha omitido la gobernanza para reconstruirlo como espacio público que clama el derecho a la ciudad, del que Henri Lefebvre despliega su tesis urbanística y que ONU-Habitat hace suya al igual que gobiernos por todo el orbe, por lo menos en el papel.
Hacer ciudad, está en el centro de un proyecto cultural. Es crucial se encuentre conectado a las necesidades reales de su comunidad, por lo que es decisivo contribuir a la generación de espacios habitables, libres de carencias, de violencias en todas sus formas, de discriminación, para germinar otros, que sean inclusivos, que contribuyan en la formación de una ciudadanía activa y participativa, que solidariamente se beneficie entre sí y, que atraiga a otras personas que son llamadas a la colaboración.
No existe en la actualidad, una misión que unifique a las casas de cultura, pero puede haber un cambio radical en su concepción si éstas genuinamente se abren a su contexto sociocultural, por lo que su función fundamental sea el incidir en la transformación del territorio del cual emergen de manera resiliente, en su condición material o inmaterial no importando que estas sean de administración pública, privada o independientes.
De ahí surgirá para la intervención del tejido social, la hoja de ruta que guiará su quehacer, para contribuir en la creación de espacios seguros, igualitarios y de no discriminación, con la implementación de políticas, programas y estrategias con enfoque en los derechos humanos, a través de la cultura y el arte entendidos estos en su amplia dimensión.
Igualmente, tendrá que hacer una importante labor de gestión para alinear y compatibilizar esfuerzos con los gobiernos estatal y municipal, así como con otras organizaciones de la sociedad civil, colectivos e individuos e, igualmente, con la iniciativa privada, e incluso con instancias internacionales, sin la pérdida de su autonomía.
Esta casa de cultura se perfila como un proyecto que contribuirá a hacer de Ojo de Agua, un lugar más habitable, que puede aspirar a paliar algunas carencias de la gente, en el propio lugar de expresión cultural donde transcurre su vida real, en uno de esos tantos barrios altamente degradados y marginados de una ciudad ilegible, rota, fragmentada y desigual que ronda por los 949, 000 habitantes. (Inegi, 2020).
En Ojo de Agua, la pobreza y la marginación es tan alta, que da tela de donde cortar para la medición en materia de derechos sociales. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL, (2020), indica que: “Este componente se refiere a los derechos fundamentales de las personas en materia de desarrollo social, el cual se mide mediante seis indicadores: rezago educativo, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a los servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación.”
En la Casa de la Cultura Cuquita, además de ofrecer alimentación a través de su comedor comunitario, ha de sumar poderosamente a la comunidad a través de la incorporación de programas públicos de desarrollo social con atención de la salud física y emocional, la educación, los oficios y la capacitación para el trabajo, entre otros.
En diciembre pasado tuve la oportunidad de intercambiar mi visión personal sobre este tipo de espacios independientes, con la Maestra Cuquita y Yako, su hijo, quienes son creadores de esta casa de la cultura,
Al respecto les comentaba a ellos, que el modelo de gestión de este proyecto, se inscribe en los que se denominan de gestión mixta, cuyo horizonte por las características de población a la que se dirige, sugiere que su finalidad no sea la enseñanza de lenguajes artísticos en sí mismos, ni de técnicas o procedimientos académicos, por el contrario, ha de preferir a la expresión y la experimentación libres como medio de inclusión y compartencia, ya que es en esencia una posibilidad para reimaginar, repensar y reinventar el lugar en que se vive y del propio mundo y, no de “formar artistas”.
En materia de arte, cultura y prevención social, es posible converger con Oscar Olea quien afirma que: “Se trata de devolver al hombre común su capacidad creadora para desenajenarlo de la imposición del “arte profesional” y dar lugar a un arte social que descubra los auténticos valores de la civilización”, por lo que habrá que encauzar y revalorar la importancia que juega la cultura como elemento de desarrollo humano y su invaluable contribución para la vida fincada en el bien común.
En ese sentido y refiriéndonos a la población infantil, se valora que los rincones son un recurso didáctico y pedagógico constituido por espacios atractivamente delimitados, donde las niñas y los niños, eligen qué actividades son de su interés para realizarlas, en este caso de manera lúdica, más que como actividades estrictamente de aprendizaje, así éstos, favorecen la autonomía, la colaboración en grupo y estimulan la creatividad, entre otras esferas del desarrollo infantil.
Esto apoya a: “Garantizar a los niños y niñas el derecho de acceder a todas aquellas manifestaciones que sean apropiadas para el desarrollo de sus valores, éticos, estéticos, culturales y ecológicos”. (Segob).
Continuando con el modelo de gestión, se sugiere la participación sinérgica como agentes colaboradores públicos, privados y asociativos, que compartan los objetivos, resultados y responsabilidades.
Esto fomenta alianzas estratégicas con otras instituciones e instancias, que apoyan además en la optimización de recursos, por lo que puede potenciarse este objetivo desde la sencilla cooperación, o establecer de manera más formal convenios con el propio sector ejecutivo gubernamental, además de los Poderes Legislativos y Judicial, fundaciones, iniciativa privada u organizaciones civiles, como ya ha venido gestionando algunos de estos.
Si hay algo en este modelo de casa de cultura, entre otros objetivos tácitos o explícitos, es su compromiso, “…que se encamina a reducir los factores sociales de riesgo que favorecen la generación de violencia y delincuencia, e incidir en las causas que la generan a través de la colaboración de los tres órdenes de gobierno y la activa participación de la sociedad”. (Segob).
Los diagnósticos comunitarios apoyan en la planeación, pues permiten conocer entre otras dimensiones, las necesidades locales, la identificación de actores sociales o la formación de mediadores culturales del proyecto, entre ellos artistas, maestros de oficios, docentes, promotores y productores, en quienes estructural y conceptualmente se erigirá el proyecto, ellos son los imprescindibles, por lo que serán los agentes que le darán vida.
Por lo anterior, La Casa de la Cultura Cuquita “Primavera”, más allá de una visión internacionalizante con base en las residencias artísticas y la enseñanza en artes como finalidad en sí misma, ha de priorizar acciones dirigidas genuinamente a las personas vulnerables que las necesitan, a las que pretende apoyar, de conformidad, si quizás ese sea su sino, con una propuesta comunitaria educativa y cultural que se aprecia del cultivo de valores cimentados en la solidaridad y el respeto.
Que simultáneamente, es un espacio que propone modos de convivencia sanos y seguros, que suma a la integración social, en el entendido de que un proyecto de esta envergadura, muchas de las veces habrá de navegar a contracorriente, toda vez que su trabajo honesto dará resultados benéficos y será observado con recelo por actores políticos que no aporten.
En suma, el planteamiento está en un territorio en el que radica la cultura de paz, mediante la construcción de la convivencia, la solidaridad y la diversidad, como agentes para la transformación personal y comunitaria, y que, de igual manera, hacen de faro que guía la ruta de navegación hacia la esperanza.
De aquí se prevé que este proyecto cultural, después de un periplo por “El Mar”, desembarcará en el puerto de aquella finca, hoy casa de la cultura, que una vez vibró con los acordes cadenciosos y eróticamente culposos de aquellos danzones, que aún resuenan como un eco distante que inunda la atmósfera acústica olvidada de aquel mítico paisaje y leyenda urbana de la colonia Ojo de Agua, tan real sí, como la misma ciudad de Los Olvidados vista por los ojos de Luis Buñuel.
Coda: Inaugurado el pasado 23 de marzo de 2023, el proyecto Casa de la Cultura Cuquita “Primavera”, es una iniciativa que tiene su origen en el Centro Integral de Sinergias en Acción, A. C., impulsado con generosidad por la maestra M. del Refugio de Lira Moreno y su hijo, Yako Wong de Lira, siendo él, quien le ha incorporado como propuesta de investigación suya para la maestría en Arte Contemporáneo, que cursa actualmente en la Universidad de las Artes, perteneciente al Instituto Cultural de Aguascalientes.
marzo de 2023