Economía y política rumbo al 2024/ Bravuconadas  - LJA Aguascalientes
15/11/2024

En México, en estos principios del año, dos de las actividades más importantes para la vida nacional se encuentran enfrentadas en una disyuntiva con enormes dificultades para definir un pronóstico que permita prever un posible resultado acertado, ya no digamos positivo. Por un lado, la economía evoluciona casi inercialmente, no gracias a una política pública en el ámbito económico clara y consistente, sino más bien, encontrando sus caminos por la iniciativa e impulso volitivo de los inversionistas y los empresarios nacionales y extranjeros, haciendo sus propias lecturas de las oportunidades y amenazas que el mercado globalizado le va planteando día a día, incluso, a pesar de las acciones implementadas por las autoridades económicas del gobierno en funciones y su retórica populista y “transformadora”.

Por otro lado, la vida política del país atraviesa un momento crítico en medio de una situación de polarización provocada y alentada, principalmente, por el presidente de la República, quién se ha dedicado a dividir a los mexicanos en conservadores y el “pueblo”; unos hambrientos de conservar o recuperar sus “privilegios”, “corruptazos” les llama, y las mayorías buenas de un pueblo sabio y transformador que él representa en esta cruzada que llama la “cuarta transformación”. La expresión de esta situación en la política nacional, se ha expresado fundamentalmente por el desmantelamiento de las instituciones que, en el marco de la ley, representaban equilibrios, acotamientos y controles al ejercicio excesivo del poder del Ejecutivo, construido por décadas por los mexicanos, y que hoy se volvió el leitmotiv de la 4t, con las consecuencias que hoy conocemos todos, tras más de cuatro años de la administración de López Obrador. Adicionalmente, la distorsión de la vida pública a través del manoseo de las leyes secundarias para dar sustento ¿legal? a las arbitrarias decisiones de Palacio Nacional. Así tenemos la cancelación del aeropuerto de Texcoco, bajo el argumento de una enorme corrupción (a la fecha, tras 51 meses de gobierno, no existe una sola denuncia presentada). La militarización de la vida pública del país (seguridad, construcción de la caprichosa infraestructura -AIFA, Dos Bocas, Tren Maya, Corredor Interoceánico, hospitales, bancos del Bienestar-, vacunación, administración de aeropuertos y de línea aérea, y…) Y, cuando se le solicita información, escuda su negativa en el bizarro argumento de “seguridad nacional” o cualquier cosa que eso signifique.

De esta suerte, la política dirigida por la cuarta transformación nos llevan a un pobre y limitado Estado de Derecho. No hay seguridad, ni claridad, mucho menos certeza, de cómo se conduce el país.

Pero regresemos a la disyuntiva entre economía y política en los tiempos de la 4t, observamos que, en su narrativa, ellos han sido “exitosos”. Así, presumen hasta el cansancio que su atinada conducción de la economía mexicana se refleja en la solidez de peso frente al dólar, o bien el crecimiento de la remesas que envían los connacionales que tuvieron que emigrar para lograr una oportunidad de ocupación e ingreso económico. En el primer caso, dice Enrique Campos Suárez de El Economista en su columna del 2 de marzo pasado: “Su indicador financiero (de la 4t) es la paridad del peso frente al dólar. López Obrador ha hecho de la moneda un símbolo nacional, como lo hicieron los populismos de los años 70, y se ha adjudicado la paternidad de su fortaleza, cuando son factores básicamente externos los que explican su posición actual”. Y Enrique Campos continúa con el tema de las remesas de los paisanos. La expulsión de mexicanos hacia el vecino del norte, refleja la incapacidad del Estado mexicano de ofrecer alternativas de ocupación o empleo en el país, aunado a la “fortaleza” del peso, que obliga a enviar una mayor cantidad de dólares a sus familiares de este lado. Agreguemos a esta situación, que el propio gobierno lopezobradorista, cuando regresan los paisanos, acá se les agrede y acosa por los “autoridades” de seguridad o migratorias, o el tolerado crimen organizado.

En un breve recuento, de entre estos más de cuatro años de “transformación”, no hay uno solo de

los proyectos económicos de este régimen, que haya dado algún beneficio o rentabilidad al país o a los mexicanos, ninguno, a pesar de las enormes inyecciones de recursos públicos. El aeropuerto Felipe Ángeles, requiere de la aplicación de la extorsión para su uso; la refinería no concluye, su costo se duplicó, y a destiempo, la mega inversión de Tesla estará enfocada para autos del futuro inmediato, que ya no usaran gasolina. El Tren Maya quizá sobrevivirá con enormes subsidios y a costa de la destrucción del medio ambiente de la región.

La política nacional está viviendo unos momentos críticos desde la perspectiva de todos los actores involucrados, ya sea desde las fuerzas del oficialismo o de la oposición. Esta situación la perciben y reaccionan los representantes coaligados de la 4t, desde el presidente López Obrador, pasando por su movimiento político hasta sus socios partidistas y grupos de interés o presión asociados. De ello observamos y sentimos la virulencia en su discurso y acciones, enfocados hoy por hoy, al ataque al INE. Sin reconocerlo abiertamente, muestran su preocupación y urgencia a través de su Plan B.

Por su parte, la oposición, se ha concentrado y manifestado a través de expresiones multitudinarias encabezadas por organizaciones sociales, organismos empresariales, medios de comunicación, la academia, vamos, fundamentalmente por la ciudadanía. Las movilizaciones nacionales del 13 de noviembre del año pasado y del 26 de febrero, son muestra palpable de que existe una clara preocupación e interés por la vida democrática del país. Los partidos políticos de oposición, deben seguir a la ciudadanía en estos momentos, no tienen los argumentos ni los proyectos para liderar a los ciudadanos, sin embargo, su rol es muy importante para el proceso electoral del 2024.

El oficialismo y la oposición democrática valoran hoy con detenimiento y preocupación la relación crítica de ese binomio compuesto por la realidad económica y política de México hoy, frente a la coyuntura histórica de lo que serán las elecciones del año que entra.


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