Si aún no tiene la oportunidad de leer El rey del cash. El saqueo oculto del presidente y su equipo cercano de la autoría de Elena Chávez, le puedo decir que no es algo del otro mundo, pues en México “el cash” y el saqueo de recursos públicos son el pan de cada día, aunque lo relevante del libro, es que su autora fue esposa de uno de los principales colaboradores del actual presidente y testigo de esos asquerosos saqueos.
En este artículo, no daré cuenta de lo relatado por Elena Chávez, sino de cómo el rey del cash burló por completo el mecanismo de la transparencia ya existente durante el nacimiento del cash, concretamente a inicios de los años dos miles.
Resulta que el once de junio del año dos mil dos, en México se daba a conocer la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental (ley abrogada desde el nueve de junio de dos mil dieciséis), cuyos objetivos señalados en su artículo 4º, eran: el transparentar la gestión pública y el contribuir a la democratización de la sociedad mexicana.
Asimismo, esa extinta Ley Federal de Transparencia, contemplaba tres obligaciones fundamentales a transparentar, la relativa al presupuesto asignado; los resultados de las auditorías al ejercicio presupuestal; y las contrataciones celebradas en términos de la legislación aplicable, además de otro tipo de obligaciones.
Sin embargo, tales obligaciones de transparencia, para Alejandro Esquer Verdugo -actual secretario particular del Presidente-, que en esa época se desempeñaba como Secretario Particular del Jefe de Gobierno del Distrito Federal (2000 – 2005), es decir, de AMLO, además de ser uno de los principales recaudadores y administradores del cash, fueron meras campanadas de misa, ósea, nunca las escuchó o como coloquialmente se dice, hizo caso omiso de ellas.
Sucede que a mediados del año dos mil cinco, iniciada la campaña de AMLO rumbo a la carrera presidencial, el señor Esquer Verdugo, aprovechándose de su cargo de Secretario Particular del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, pagó con dinero público el vuelo y hospedaje de César Yáñez (exesposo de Elena Chávez) en España, para convencer al exfutbolista Javier Aguirre “el Vasco” para que se uniera a la campaña de AMLO, obviamente la respuesta del Vasco fue un rotundo “no”.
Entonces, al hacer uso el señor Verdugo Esquer de dinero público, para pagar ese tipo de viajecitos, surgían varias preguntas, ¿Estaba presupuestado ese viaje en el presupuesto de egresos del Distrito Federal para el ejercicio fiscal 2005? ¿Se transparentó algún resultado de la auditoría relacionado con el viaje realizado por César Yáñez? Exacto, no estaba presupuestado, tampoco fue auditado y mucho menos transparentado, ¿Sirvió la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, para los fines que fue creada? “No” para Verdugo Esquer.
Ahora bien, supongamos que aquella Ley Federal de Transparencia, no era tan buena con las sanciones para quienes incumpliera la misma, que si había sanciones, pero muy ambiguas, pues dependían de otra ley ya también extinta y conocida como Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.
De ser así, puede que esa haya sido la razón del porque el rey del cash y su equipo cercano de colaboradores burlaron en una primera etapa las obligaciones y sanciones en materia de transparencia, no obstante, años más adelante (2015) surgió en México una nueva ley de transparencia, la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, con más obligaciones a transparentar y verdaderas sanciones (económicas) para quienes incumplieran la Ley General.
Usted se preguntará, ¿Y esta nueva Ley General de Transparencia, sirvió para erradicar los desfalcos o desvíos exigidos por el rey del cash? La respuesta es “no”, tampoco sirvió, de hecho no existe sanción alguna por parte del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, para quienes colaboraron (ocultando información) desde sus trincheras con el rey del cash, ejemplo de ello, fueron Miguel Ángel Mancera y Claudia Sheinbaum.
Por ejemplo, el buen Mancera, ni tardo ni perezoso aprovechándose de su cargo como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, entregó dinero de las arcas de la capital a AMLO y su familia, además de incorporar a la nómina gubernamental al hijo de AMLO, José Ramón López Beltrán, como aviador en la Procuraduría General de Justicia Capitalina, ¿Se transparentó esa entrega? No, ¿Se dio a conocer el CV de Joserra para saber si era apto para desempeñar el puesto en la Procuraduría? No, ¿Se pasaron la Ley General de Transparencia, por el arco del triunfo? Sí.
Obviamente, Doña Claudia, no se quedaría atrás, sin decir “agua va” ya como Jefa Delegacional de Tlalpan desapareció los recursos económicos y humanos de la Dirección de Protección Civil de Tlalpan, ¿Por qué los despareció? ¿Por instrucciones de quién? ¿A dónde se destinaron esos recursos? ¿Será que fue una obra más, orquestada por el rey del cash y sus secuaces? Tal vez no obtengamos respuesta a estas preguntas, pero sí una tormenta de opacidad y nula transparencia del destino de esos recursos.
No hay duda de lo narrado por Elena Chávez en su libro, y lo mejor, no necesitó de una sola solicitud de información o de consultar un portal de transparencia para dar testimonio de las travesuras del rey del cash, como tampoco hay duda de que el cash seguirá burlando cuantas veces sea necesario las leyes de transparencia.
Con esta me despido, por si fuera poco lo relatado en el rey del cash, recientemente se dio a conocer por parte del Senador del PAN, Julem Rementería, la renuencia de los senadores de MORENA de no designar a los nuevos comisionados del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, obvio con un claro objetivo, desaparecer a este Instituto y así ponerle fin a la transparencia.
¡Viva México!
¡Viva la opacidad!