Patología decembrina - LJA Aguascalientes
23/11/2024

 

Este diciembre del 2022 marca un breve hito histórico, ya que ¡regresó la navidad! Recordemos que en el 2020 vivimos las tradicionales fiestas decembrinas «encerrados en casa» y en el 2021 pudimos celebrar con reserva y cautela las reuniones familiares para evitar contagios. Estos años pasarán a la historia como un momento de prueba de supervivencia para la humanidad, el cual fue superado con cierta rapidez gracias al desarrollo científico-tecnológico, pero no debe olvidarse que también representaron un breve suspiro planetario, sobretodo porque se redujo el consumismo y con éste la producción de un gran número de productos que no fueran de primera necesidad, lo que contribuyó a que descendieran los índices de CO2 a nivel global, a reducir la generación de basura y la extracción exacerbada de recursos naturales. Este freno al consumismo tradicional fue obligado e involuntario, pero valdría la pena preguntar si ¿aprendimos algo de éste?

La respuesta la tiene frente a su vista, pues desde el buen fin y lo que llevamos del mes de diciembre las promociones mercantiles regresaron con su agresividad tradicional, ¡compre, compre, compre! Debemos recordar que el capitalismo industrial del siglo XX dio como resultado las llamadas sociedades de consumo en las que, aseguradas las necesidades primarias, el acceso a banalidades superfluas pasó a ser el núcleo central de la economía, así que no se puede culpar del todo a la tecnocracia capitalista o neoliberal, como guste calificarla, de su mercadotecnia que incita al consumismo voraz, al que hace ver como un comportamiento normal, pues de eso se alimenta y sobrevive; pero ¿qué decir de la adicción social por consumir, especialmente en esta época del año? 

Quiero suponer que no no es del todo desconocido que desde hace algún tiempo han surgido voces que han hecho un llamado a una ponderada responsabilidad social (consumos racionales, energías alternativas, reciclaje de los desperdicios, ayuda al subdesarrollado Sur), pero tenemos que reconocer que esas tendencias son marginales, o al menos no tienen la capacidad de incidir realmente sobre el todo. Usted puede constatarlo por sí mismo estimade lectore, pues como ya lo señalaba, durante todo el año el consumismo está presente, pero se exacerba en esta temporada en la que encontramos los centros comerciales repletos de consumistas tratando de encontrar algo que comprar con el pretexto de regalárselo a alguien o a sí mismo. Esta es una práctica que se nos inocula desde la infancia con el asunto del niño dios, santa claus o los reyes magos.

Algunos estudios refieren al deseo de consumir como un tipo de patología consumista, a la que describen como el gusto de comprar por comprar sin importar lo que se compre, es decir, lo que ofrece la mayor satisfacción es la compra en sí, no la adquisición del producto, y esta tendencia pandémica se exacerba en la época decembrina bajo el supuesto de que es época de regalar algo a tus seres queridos como prueba de tu afecto hacia ellos. ¿Este afecto no debería mostrarse siempre? ¿por qué solo en diciembre y con cosas materiales? Durante la pandemia lo que más deseábamos, creo, era tener salud y eso mismo deseábamos para otros todo el año, en especial en la época decembrina, periodo en el que lo menos que queremos es enfermarnos o tener un ser querido enfermo. Una forma de demostrar nuestro afecto por otros fue, irónicamente no acercándonos a ellos, porque durante la pandemia de COVID19 nos dimos cuenta que no todo se puede comprar y regalar, como la salud, y que éste es el mayor presente que podemos tener y el mejor deseo que podemos pedir para otros y recibirlo de otros. ¿Podemos llegar a sentir este mismo deseo por nuestra madre tierra? 

Como la mayoría sabemos, vivimos en la era denominada el antropoceno y su significado no es del todo positivo, hace referencia a un periodo que marca el fin de una época y con ella de la extinción de alguna(s) especie, en este caso, la nuestra, pues la Tierra no tendrá las condiciones necesarias para sustentarnos, y si esto es así, es porque los seres humanos lo estamos provocando debido, entre otras cosas, a nuestro descontrolado crecimiento poblacional a mediados del siglo pasado y al desmedido consumismo del presente siglo que degenera en la generación de gases contaminantes derivado de la producción de productos y posteriormente en el incremento de residuos de todo tipo, especialmente de polímeros. 

Hace algunos  años la PROFECO tenía un slogan que decía «regale afecto, no lo compre», si lo hacemos realidad podremos estar más cerca de los nuestros y al mismo tiempo hacerle un gran regalo a nuestra madre Tierra, así que los invito a ponerlo en práctica en esta época decembrina y durante todo el año, con ello aliviaremos también en gran medida la patología consumista, en caso de que ésta se tenga. 

 



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