- Hay una mayor presión en los órganos electorales ante el desencanto de la democracia
- “No hay democracia perfecta, pero aquí vivimos en libertad y estamos en un proceso que se está gradualmente corrigiendo”: Manuel Carrillo
Como parte de las actividades de la Comisión de Asuntos Electorales, ayer se celebró la conferencia que llevaba por nombre “Algunas consideraciones sobre los retos de los órganos responsables de la administración electoral” la cual fue impartida por Manuel G. Carrillo Poblano, coordinador de Asuntos Internacionales del Instituto Nacional Electoral.
En entrevista, se le cuestionó sobre la reforma electoral, el cual buscaría que las elecciones sean nuevamente organizadas por la Secretaría de Gobernación. La propuesta está por discutirse en el Congreso de la Unión y el cuál ha sido respaldado por un discurso ambiguo del poder ejecutivo federal.
El funcionario consideró que las presiones que se vierten sobre los órganos electorales son un reflejo del desencanto de la democracia pero que, el utilizar este argumento como base para una reforma electoral, resulta que es un discurso totalmente antidemocrático, así como ha pasado en Brasil, Venezuela, Nicaragua, el Salvador, Bolivia o Perú, por ejemplo.
A su vez, las redes sociales han desempeñado un rol fundamental ante este desencanto pues llegan a distorsionar un estado democrático bajo un argumento sobre la libertad de expresión.
Ante la posible desaparición de los órganos electorales, resaltó que está de por medio el profesionalismo y la institucionalidad, la fortaleza de la sociedad, las garantías de derechos políticos y la libertad de expresión de la ciudadanía ante la democracia.
“No hay democracia perfecta, pero aquí vivimos en libertad y estamos en un proceso que se está gradualmente corrigiendo y ajustándose de conformidad a las nuevas realidades y complejidades que se tiene en cada región”, comentó.
Señaló que, desde 1997 hasta la fecha, se han hecho nueve reformas al código electoral federal con las cuales señalaron que se fortaleció la transición democrática del país utilizando diversas vías para que los ciudadanos pueden ejercer su voto, por ejemplo, el voto de los mexicanos en el extranjero, la credencialización fuera del país o el voto por internet.
También se dieron reformas para que, ante la no aceptabilidad de una derrota electoral, se estableciera un consenso y un acuerdo político para legitimar al triunfador. También hubo una mayor regulación de los tiempos de partidos para medios de comunicación.
Se tiene que seguir trabajando para generar confianza, pero evidentemente la desaparición de los órganos electorales no es la respuesta. El funcionario opinó que un cambio radical en estos sí representaría un riesgo para la democracia. Dijo que haría falta crear un cuerpo doctrinario para definir el destino, el origen y establecer cuál sería el objetivo de una reforma electoral, revisando siempre la historia y los resultados anteriores.