- Desplaza a Estados Unidos y Europa, aseguró Daniel Agramont Lechín
- También tiene importantes préstamos en obras públicas, hidrocarburos o minería, lo que le garantiza reservorios de plata, zinc y litio
El verdadero campo de batalla entre las naciones está en la economía, y en esa materia China aventaja a paso firme gracias a su política de no intervención en asuntos internos y buena diplomacia, consideró Daniel Agramont Lechín, Associate Fellow, Peace Research Institute Frankfurt.
Ante estudiantes y profesores de la Facultad de Economía de la UNAM, el especialista detalló en el ciclo de conferencias “China-México: Oportunidades y retos de la República Popular China para México”, que la venta de armamento que por largo tiempo ha preocupado a naciones capitalistas, está lejos de ser una realidad.
“Las inversiones chinas son el verdadero campo de batalla ahora, no si se enviarán misiles o aviones caza, el tema básico no va por ese lado.
¿Cuál sería la principal amenaza de seguridad para Estados Unidos o Europa?, las inversiones y los préstamos de China, que con su estrategia de diplomacia, muy fuerte y hábil de ganar amigos, está desplazándolos”, explicó Agramont Lechín.
Al ofrecer la charla “Repensando la cooperación militar y de seguridad. El caso de América Latina-China”, el coordinador de proyectos en la Fundación Friedrich Ebert en Bolivia abundó: Si bien es cierto que han estado creciendo las ventas de armas de China a Venezuela y Bolivia, en realidad esto no ha generado un conflicto internacional, porque no son de última tecnología o que pongan en riesgo algo. Lo que hace Kim Jong-un (presidente de Corea del Norte) les quita el sueño a sus vecinos, porque se sabe cuántos kilómetros alcanzan sus misiles y hasta dónde llegarían, alertó.
Sin embargo, China vende principalmente transportes, radares, equipos de vigilancia, inclusive helicópteros, pero su fuerte es lo que se llama la cooperación Sur-Sur, que marca claramente una política de no intervención en asuntos internos, con un modelo económico de ganar-ganar, aseveró Agramont Lechín.
La estrategia, comentó el economista, es totalmente opuesta al tipo de cooperación ofrecida por otras naciones, incluida Corea del Sur, que condicionan el apoyo para transitar la senda del desarrollo a estrategias que a ellos les funcionaron, o con el neoliberalismo impuesto en América y África, además de que presionan para aplicarlo.
Actualmente, China tiene importantes préstamos e inversiones en América Latina especialmente en obras públicas, hidrocarburos o minería, lo que le garantiza reservorios de plata, zinc, litio y esa será la gran competencia en la región, enfatizó Agramont Lechín.
El secreto detrás del milagro chino, si tuviéramos que nombrar algo, es la manufactura y la industria que marcaron un cambio radical desde el año 79 -cuando existía una industria ineficiente sostenida por el modelo de Mao- además de la visión de abrirse a capitales extranjeros, describió el investigador.
Recordó que, si bien en la nación asiática las fábricas absorben una parte importante de la población, también hay una cantidad considerable de denuncias de pésimas condiciones laborales, por lo que este “modelo” de trabajo no sería viable implementarlo en otras naciones que han ganado derechos laborales.