Hay que acotar: a los malos, a los irresponsables; a ellos y principalmente a los patrones o propietarios que permiten o exigen conductas que ponen en riesgo al propio conductor y a la ciudadanía en general. Esta semana tocó el turno a Aguascalientes, un terrible accidente del que todos nos enteramos y que provocó que decenas de familias hayan perdido todo; el actuar rápido de autoridades estatales y municipales logró cero muertes, pero es evidente que estuvimos a nada de una tragedia de proporciones mayúsculas. Las consecuencias todavía no se ven en su totalidad, pero una que afecta a toda la ciudad es el cierre del puente de la México, genera enorme caos vial, urge que sea abierto para los que usamos esta arteria de la ciudad.
Y no es el único caso, vemos en las noticias terribles accidentes derivados de estos enormes vehículos que son manejados de forma irresponsable, y que terminan arrastrando a su paso, construcciones, casas, negocios, otros vehículos, y lo gravísimo: personas. El denominador común es el mismo: exceso de peso, largas jornadas de trabajo, velocidad fuera de los límites permitidos, conductores drogados o alcoholizados. Basta googlear el término “accidente tráiler” para que nos demos cuenta que esto pasa todos los días, en todo el país: “Adulto mayor quedó prensado tras fuerte choque con tráiler y camión en la México-Querétaro”; “Tráiler se queda sin frenos y destroza casetas en Autopista del Sol; hay al menos un muerto”; “Tráiler se quedó sin frenos y provocó un accidente en Tijuana-Ensenada”.
Lo anterior, es una prueba irrefutable de que algo está pasando: la autoridad reguladora federal, supongo que es la guardia nacional y la SCT, ha flexibilizado las revisiones u operativos para prevenir esto. Desconozco cuáles sean las normas oficiales en torno a dimensiones, pesos, jornadas laborales o los procedimientos para que se evite que los choferes manejen con exceso de velocidad, cansados o afectados de alguna droga, pero de que hay una falta de supervisión, está más que claro, no sé si se deba a que hay otras prioridades, pero urge que alguien haga algo.
Y aquí, ante esta pasividad de revisar, perdemos todos: primero, los traileros y empresarios responsables y educados, que manejan conforme a los estándares, porque los encasillamos en la generalidad de los imprudentes. Y vaya que hay conductores que son ejemplo de conducción, me gusta salir a carretera y de verdad que son la mayoría quienes van a velocidad moderada, que ceden el paso, que indican cuando puedes rebasar. Pero en el camino te topas a uno o dos de los otros, y de verdad que da pavor su estúpida forma de manejar y rebasar en algunos casos a más de ciento veinte kilómetros por hora en tramos de un solo carril. Ahí perdemos los ciudadanos comunes y corrientes que solo queremos disfrutar de un viaje y que, por culpa de alguno de estos insensatos, puedes perder mucho, hasta la vida.
Las carreteras de México son un peligro, eso todos lo sabemos: la falta de mantenimiento (ene número de veces se me han dañado llantas) la inseguridad por la criminalidad y si a esto le sumamos el peligro de conductores de pesadas unidades que no les importa nada, claro que se vuelve un albur el salir de viaje. Sigo saliendo, y trato de evitar las carreteras con alto índice de tráileres, las horas pico de estas unidades, entre otras cosas. Pero no es justo que en un país como el nuestro, los conductores tengamos que estar preocupados por la irresponsabilidad de una autoridad que no hace nada por meter en orden a este gremio.