"Jauría", el juicio de una violación - LJA Aguascalientes
26/11/2024

 

El 7 de julio de 2016, una chica de 18 años fue violada por cinco jóvenes durante las fiestas de San Fermín en Pamplona, España. El caso tuvo un impacto social muy fuerte, pues la denuncia y el juicio causaron un gran cuestionamiento por el proceder de los jueces y las opiniones donde se revictimizaba a la denunciante.

 

El hecho es apenas una muestra de lo que sucede también en nuestro país, donde las violaciones a mujeres y la impunidad están a la orden del día; y donde el sistema judicial es una porquería que desalienta cualquier ejercicio de exigir justicia. El machismo detiene y protege a los violadores, y el camino de la víctima es denigrante para ella al culpabilizarla o cuestionarla de lo acontecido.

 

El autor español Jordi Casanovas traslada a la escena este caso de “La Manada” –como se le llamó–, a partir de las transcripciones del juicio llevado a cabo entre el 13 y el 17 de noviembre de 2017. Construye su dramaturgia con fragmentos de las declaraciones de los acusados y de la denunciante. No hay ficción, sólo palabras verificables durante el juicio. La premisa impacta intencionalmente al público pues recae en él generar una opinión sobre el horror de los testimonios.

 

Angélica Rogel es la directora de la puesta en escena que se presenta en México en el Foro Lucerna, con Ana Sofía Gatica encabezando el reparto. Es un gran trabajo de la actriz que se adentra en la complejidad del personaje, que cuenta con dificultad lo acontecido, que está confundida, que duda hasta de sus dichos, pero que hace evidente que no fue sólo un abuso lo cometido hacia ella (como quiso tipificarlo un juez), sino una violación colectiva.

 


Son conmovedoras sus palabras y provocan dolor a la audiencia. Con matices y un trabajo corporal minucioso, refleja los distintos momentos por los que pasa la víctima. Los victimarios son cinco jóvenes cínicos que describen los hechos con esa superioridad que refleja la objetivación del cuerpo femenino, su derecho, según ellos, de apropiárselo, de creer que les pertenece y ultrajarlo sin conmiseración. Refleja la normalización de la violencia, esa educación machista que se reproduce a todos los niveles. Ellos son el coro, como en la tragedia griega, aunque aquí se presenta la paradoja de un coro que refleja la opinión del pueblo/público pero que no crea una identificación al ver la barbarie en la que se han convertido.

 

Daniel Bretón, Eduardo Tanús, Antonio Peña, Roberto Beck, Rodrigo Virago y David Calderón León son los actores que interpretan a La Manada. Trabajan en grupo en coreografías sencillas pero eficaces y se conjugan con las declaraciones individuales que van dando uno y otro. El caso es, pues, lo que sucede tan frecuentemente en nuestro México, por lo que no se hace necesario el resaltar esas palmas y zapateado típicamente español –como se hizo en el montaje hispano–, sino dejarlo abierto para acercarlo a nuestro país.

 

El escenario cuenta con unos paneles que juegan discretamente al abrir o cerrar el espacio, y son las sillas el elemento que ordena y organiza la escena, diseñada por la directora.

 

Jauría es teatro documental sin una sola palabra de ficción. Una obra significativa para mostrar lo sucedido a diario en España y en cualquier país. Una propuesta escénica que abre las puertas para la discusión y visualiza la necesidad urgente de una reeducación social y sexual. Muestra la falacia de exigir a las mujeres que denuncien legalmente cuando el mismo sistema de justicia las culpa y revictimiza; cuando no proceden tantos casos y quedan impunes infinidad de violaciones. 

 


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