Del poliamor y cosas peores/ Así es esto  - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Por razones que no vale la pena reseñar aquí, en semanas pasadas di una especie de capacitación en derechos humanos a un grupo de personas identificadas con, digámosles así, valores tradicionales. Uno de los leit motiv que uso tratándose de DDHH es el principio del libre desarrollo de la personalidad y todas las consecuencias que este arroja en temas de derecho familiar: cambio de nombre y sexo, matrimonio igualitario y recientemente el llamado poliamor. Es divertido ver las caras de rechazo y asombro, y también es interesante que, cuando se les haces reflexionar en torno al sagrado derecho de cada quien haga lo que le da su gana, terminan por aceptar que, si tres o más personas están en su justo derecho de casarse, es su problema, no del estado. O sea, el estado no tiene razón en definir qué es o no es el matrimonio.

Por lo anterior, me sorprendió que justo esta semana mi amigo y colega Lic. Lorenzo Rodríguez Gallardo escribiera en El Heraldo de Aguascalientes sobre este tema, su columna llamada ¿Poliamor o poligamia? (https://acortar.link/pwOj0n) refiere a mi excolumna Cinefilia con derecho y a una de mis películas favoritas mexicana: De noche vienes Esmeralda, su tema es provocador: una mujer se casó cinco veces, descubierta, es sometida a juicio, con la novedad de que, sus maridos, lejos de inculparla, serán sus más fieles defensores.  Y es en esto donde no puedo coincidir con Rodríguez Gallardo, que prima facie está en contra del poliamor: el centro de todo es la libertad de la persona, si todos están de acuerdo en casarse, jamás podrá haber delito, solo deleite.  

Sobre la película filmada por Hermosillo, solo se puede decir que es la obra de un genio hidrocálido: cuida a la perfección los detalles del proceso penal, es decir, no estamos en presencia del estilo norteamericano con jurados y jueces solemnes, sino en un juzgado del sistema inquisitivo mexicano, procesos burocráticos con ministerios públicos corruptos, lúgubres separos, largos formularios o machotes, hilarante argot judicial, secretarias garnacheras, máquinas de escribir  y salas que distan mucho de las modernas de juicios orales. Con toda parsimonia, nos muestra el desmadre de los juzgados antiguos, el juez más preocupado porque en el oficio se les olvidó poner el “sufragio efectivo no reelección” que por el procedimiento de la acusada. El agente del MP asoma ferozmente su machismo lastimado y no duda en imputar todos los tipos penales a la polígama: “desacatos a la moral, por bígama, por insensata, por agravios a particular, asociación delictuosa, incitación a la rebelión, ataques a las vías públicas” a lo que ella solo contestaría: “Firmo lo que quieran al fin que… en los juzgados ponen lo que quieren”.

La película es simbólica, durante la integración de la averiguación previa un pintor comienza a dar mantenimiento y cambia el oscuro color de la agencia del MP por un tono blanco, el pintor, entre las manchas del uniforme, integra unas alas de ángel, cual si el proceso finalmente purificara a la pecadora. Durante toda la cinta, podemos ver imágenes de grandes feministas mexicanas, como Sor Juana Inés de la Cruz o Frida Kahlo, de hecho hay varios puntos feministas interesantes, por ejemplo el juez hace chistes machistas, pero nadie se ríe de ellos, en la etapa final del juicio vemos manifestaciones de mujeres a favor de la imputada. 

Definitivamente en nuestro sistema jurídico el tipo penal de bigamia busca proteger la institución de la familia, así concebida como un solo hombre y una sola mujer, muy a la antigua, acorde con los preceptos moralistas y rancios de esa sociedad que definitivamente se va quedando en el pasado, uno de los chistes más elegantes en la peli es cuando uno de los maridos hace apología: “Esmeralda no es de esas, es incapaz de acostarse con alguien si no está casada”.  Los defensores de la familia integrada por hombre y mujer, señalarán que se debe entender el fin de una sola unión legal, en tanto que deviene derechos y obligaciones, principalmente tratándose de bienes, alimentos y pensiones. Esto ya pasa en la realidad y en el derecho desde hace muchos años (por ejemplo, múltiples hijos en alimentos y pensiones) y la solución ya existe en el derecho: se prorratea. Nada nuevo bajo el sol, querido amigo Lorenzo Rodríguez.

Fiel a su costumbre, Jaime Humberto rompe en su cinta con estereotipos, ciertamente en nuestro cine mexicano, el arquetipo es el macho polígamo; contrario a lo anterior, nos hace sentir incomodos cuando la liberal es una hembra; esto es acorde con la verdadera libertad sexual de la mujer que, desde mi punto de vista, en nuestro país comienza justamente en la última década del siglo pasado. De hecho, creo que esta cinta es ícono de esta liberación sexual femenina, y en general de un cambio de la sexualidad de los mexicanos. Además de las anteriores consideraciones, en el aspecto artístico el director incluye muchos detalles que hace de De noche vienes Esmeralda, una deliciosa comedia que vale la pena disfrutar.  

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