La nueva comedia/ Opciones y decisiones  - LJA Aguascalientes
23/11/2024

 

Y ¿en dónde quedamos nosotros? Los grandes eventos mundiales recientes, junto a las derivas de importantes colectivos sociales, protagonizados particularmente por partidos políticos, aunados a la vez con los ciclos periódicos de recambio administrativo, en las esferas de liderazgo tanto político como de la iniciativa privada; hacen palidecer la presencia y aun la centralidad del individuo, del ciudadano común quien, al final, es también el ciudadano del mundo. En la práctica, quedamos obnubilados en tanto que personas humanas detrás de las multifactoriales estadísticas con que es dimensionada nuestra trayectoria por la faz de la Tierra. Cientos de millones afectados por el coronavirus-19, decenas de millones muertos por continentes, bajo la misma causa; miles de millones caídos bajo líneas de pobreza en cientos de países tanto del tercer mundo, como del supuestamente en vías de desarrollo, y aún del supuestamente desarrollado o de sociedades afluentes. En todo caso, los polos diferenciales que imponen las brechas entre ricos y pobres, no perdonan la raquítica estadística con que se podría representar al ser humano individual de acaso 0.001 a la n7 con que poblamos la Tierra, una brizna en el océano planetario.

El atormentado tiempo entre guerras, o aún de la postguerra (larga estancia de la “guerra fría”), e increíblemente hoy mismo 2022, de guerra caliente Rusia en ocupación ilegítima de Ucrania nos enseña el real significado de la ausencia del bien más importante de la persona humana que es la libertad. Prácticamente todas las constituciones políticas del mundo fundan su principio de garantías en la libertad. La propia revolución francesa surgió al grito de: Liberté! Egalité! Fraternité!

La Constitución Política de México en su Artículo Primero, garantiza integralmente los Derechos Humanos. – Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. Párrafo reformado DOF 10-06-2011. (…) Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Párrafo reformado DOF 04-12-2006, 10-06-2011. Artículo reformado DOF 14-08-2001.

El tiempo entre guerras, la postguerra misma que instaló la extensa “guerra fría” (Este-Oeste), el nuevo orden mundial instalado por el terror inaugural del siglo XXI, 2001, al derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York: la súbita, inesperada e ilegítima guerra de hoy mismo que inició Rusia en contra de Ucrania, que tiene al mundo en vilo -bajo amenaza de utilizar armas nucleares-. Esas marcas del tiempo en grandes eras del siglo pasado hasta la fecha, presidieron el surgimiento de notables eventos sociales que se tradujeron en la evolución de movimientos del pensamiento universal y generaron el Existencialismo ateo (Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre y Albert Camus);  o cristiano (Kierkegaard, se cuentan: Miguel de Unamuno, Gabriel Marcel, Emmanuel Mounier, Karl Jaspers, Karl Barth, Pierre Boutang, Lev Shestov, Nikolai Berdyaev; que derivó en el Personalismo filosófico: el que surgió en la Europa de entreguerras con el objetivo de ofrecer una alternativa a las dos corrientes socio-culturales dominantes del momento: el colectivismo y el individualismo.

¿En dónde quedamos nosotros? – Colectivismo: es un movimiento que pone a la sociedad por encima del personalismo, su concepto principal es que vale la pena sacrificar los fines del individuo por el bien común. Individualismo: este concepto se basa en que el centro de la discusión es el individuo, es egocentrismo, es progreso individual sin importar la sociedad, línea de pensamiento que pudo derivar en un capitalismo salvaje. Corresponde a Emmanuel Mounier (1905-1950) el mérito de haber dado voz y forma a este movimiento a través de sus escritos y de la revista Esprit.

Reseña el autor español Juan Manuel Burgos. Constituyen la filosofía personalista, entre los que podemos destacar a Borden Parker Bowne (1847-1910), estadounidense, que se denominó a sí mismo el primer personalista. En Francia sobresalen Jacques Maritain, Gabriel Marcel y Maurice Nédoncelle. En lengua alemana encontramos al grupo de fenomenólogos realistas -con Scheler, von Hildebrand, Edith Stein, etc-, a Romano Guardini y a la filosofía del diálogo o personalismo dialógico, ligada al judaísmo y representada principalmente por Martin Buber, Ebner, Roszenweig y Emmanuel Lévinas. En Polonia, resulta decisivo Karol Wojtyla, líder de la Escuela de Lublin, junto a Bartnik y otros. En España Xavier Zubiri, Julián Marías y J. M. Burgos; en Italia, Luigi Stefanini y Luigi Pareyson, etc. Todos con un fuerte acento en una filosofía personalista, dialogal, del encuentro del Otro como Otro, bajo la centralidad de la “alteridad”, Yo-Tú. Y no de las ideologías de la dominación que engolfan al Tú en el propio Yo.

Lo importante y crucial de esta evocación de movimientos intelectuales y autores -que por cierto hoy continúa con fuerza, por personalidades como el israelí Yuval Noah Harari, historiador, autor de obras como Sapiens: De animales a dioses, Homo Deus: Breve historia del mañana​ y 21 lecciones para el siglo XXI; ​quien expone cómo en la sociedad actual el epicureísmo sería la filosofía dominante; indica que «en los tiempos antiguos mucha gente rechazó el epicureísmo, pero hoy en día se ha convertido en la opinión generalizada» en la sociedad occidental por su carácter ilustrado, racional y también por su poderío económico y militar. Movimientos cruciales y autores indispensables para comprender hoy la importancia que le otorgamos a la búsqueda y prosecución de la libertad humana.

Nota esencial de la condición humana que, en la actualidad se ve asediada, soslayada, acotada por el movimiento   multiverso del “populismo político” (EE.UU. Dondald Trump; o el populismo de izquierda ejemplificado por los regímenes de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. La relación entre Juan Domingo Perón y sus bases en Argentina fue personal y carismática. Advirtamos cómo el neopopulismo no siempre fue compatible con la democracia liberal. Steven Levistky y James Loxton argumentan que el populismo de Alberto Fujimori en Perú devino en un gobierno competitivo autoritario. En general, hemos observado que durante su vigencia las políticas públicas y económicas de estos gobiernos han puesto fin al neoliberalismo, pero hacen diferentes énfasis en cómo promueven la participación popular. Lo que vimos surgir en Brasil, con Jair Bolsonaro un populista de derecha, ahora en férrea pugna por el poder contra el carismático Luiz Inácio Lula da Silva (expresidente, 2003-2011).


Populismo del que en México tenemos un prototipo en germen, en vías de implantación y bajo la pretensión de conformar la 4ª Transformación de la Nación mexicana, con Andrés Manuel López Obrador, quien finalmente a mostrado un rostro autocrático, centralista, unipersonalista al mando, militarista y en constante conflicto con la libertad de individuos y colectivos auténticos de la sociedad mexicana, para expresar y hacer valer sus derechos fundamentales. En que destaca su permanente rechazo a una auténtica participación de la Sociedad Civil.

Encuadre que me permite recuperar dos conceptos centrales respecto de la libertad. Vista la genealogía del personalismo a nivel universal, podemos distinguir entre dos visiones auténticas, aunque de acento diferente a la hora de llevarlas a la práctica. Me refiero a los conceptos de:

  1. A) Libertad de…: Que otorga al sujeto el poder de autonomía o de separarse bajo derecho/prerrogativa personal.

En el origen de la libertad está la posibilidad de pecar, es decir, de transgredir la Norma desde aquella dictada en el Mito de los Orígenes. Así nos fue enseñada, desde antiguo, por Gregorio I, el Magno 540(?)-604) en el siglo VI y después en la gran epopeya (Jorge Luis Borges) escrita por Dante Alighieri en la Divina Comedia (c.1308-1321), que puede manifestarse en los Siete Pecados Capitales que son: Soberbia, Avaricia, Lujuria, Gula, Pereza, Ira y Envidia. De ellos, están asociados al poder y al dominio: la soberbia, la avaricia, y la ira; quedan asociados al placer y el deleite: la gula y la lujuria; y por fin, están asociados al disfrute del no hacer nada (en positivo, il dolce far niente), o bien desear con tristeza al no tener o no poseer: la pereza y la envidia. Un gran prototipo simbólico de esa magna obra es La Puerta del Infierno/ La Porte de l’Enfer) de Auguste Rodin y colaboración de Camille Claudel, hoy en el Museo Museo de Orsay; una de cuyas 8 fundiciones en bronce se muestra en el museo Soumaya, CDMX), uno de cuyos elementos lo conforman los tres los rostros de Lucifer, como anti-símbolo Trinitario.  

Para ilustrar el caso de la soberbia, se atribuye a reyes, autócratas, dictadores, generales, magnates, poderosos hombres de negocios, terratenientes, jueces, gobernantes de todo tipo y nivel, los patroni de la mafia, los capos del narcotráfico, “doctores” de toda rama científica y especialidad, maestros de autoridad incuestionable, CEO’s, gerentes, líderes sindicales, presidentes ejidales y de cooperativas, “tatas” indígenas, personalidades del espectáculo o de los mass media, hombres vs mujeres en razón de género y viceversa, etc., etc.

 El libre asentimiento o consentimiento. En él reside todo el poder de la libertad y soberanía humana. No estamos encadenados, ni esclavizados al pecado, tampoco estamos predeterminados a él. Si somos libres, entonces somos responsables. En esto consiste todo el esplendor de la ética humana. Lo contrario significaría la pérdida de la dignidad del hombre y de la mujer, para modelar su historia y elegir su futuro. Poder pecar, es poder decir a Dios: ¡No! Y, por tanto, es también la esencia de la libertad para decirle: ¡Sí! Escoger amarle y observar su Ley.

  1. B) Libertad para… Significa la opción por el encuentro dialogal con el Otro; supera el individualismo, queda abierta al encuentro ya sea existencial o personalista; representa la capacidad de compasión y, por ello, de ternura entrañable por los demás, particularmente los más débiles, vulnerables, indefensos. Configura la categoría esencial de la Trascendencia, y por ello es esencialmente Liberadora, es portadora de la emancipación del otro como otro y por ello afirmativa de la Solidaridad. Significó la categoría trascendental más representativa de la Teología de la Liberación… de la que se dio testimonio con la propia vida, no fue una moda pasajera ni efímera. 

Dicho lo anterior, queda una incógnita interesante. ¿Por qué no aparece el pecado “favorito” del demonio, que es la vanidad? Se sabe que Santo Tomás de Aquino eliminó de la lista un Octavo Pecado Capital que es la Vanagloria. Y, sin embargo, la vanidad se hace lugar en este elenco, como un pecado que atraviesa diagonalmente a los otros siete, y por ello se convierte en el sutil anzuelo que conduce sagazmente a la comisión de cualquiera de ellos. Para ilustrarlo, refiero una escenificación que me parece del todo elocuente. “¡Ah, la vanidad! Es mi pecado favorito”. Parlamento climático que pronuncia “el demonio” (John Milton), personificado por Al Pacino, en el film: “El Abogado del Diablo” (Taylor Hackford, U.S.A., 1997); refiriéndose a Keanu Reeves, “el abogado” (Kevin Lomax), ‘hijo del diablo’, quien supuestamente ha vencido la tentación de saberse el hombre más poderoso del mundo, quien nunca pierde un juicio, “yo no pierdo”, “nunca pierdo”, “yo gano”. Pero, al fin, sucumbe al pecado, incluso renunciando a convertirse en el padre del anticristo mediante truculento incesto con su hermana; cuando –en súbita vuelta a la realidad- no resiste a la propuesta de acudir a una cita con un reportero famoso (el mismo demonio encubierto), para presentarse en exclusiva, dentro de horario estelar y en cadena nacional. “¡Ah, la vanidad!  

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