Música contra la represión/ El banquete de los pordioseros  - LJA Aguascalientes
16/11/2024

 

La semana pasada estaba viendo, como cada semana, el concierto que TV UNAM transmite de la Orquesta Filarmónica de la UNAM los domingos las 12:00 desde la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, posiblemente la mejor sala de conciertos de América Latina, y el programa me pareció sumamente atractivo y me sugirió la idea para escribir las presentes líneas.

Te recuerdo que el domingo pasado fue 2 de octubre, aniversario de la represión del gobierno de Díaz Ordaz en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco contra los estudiantes que se reunían en un mitin en este emblemático lugar en la capital del país. Esta masacre es muy significativa para la UNAM, recordemos que solo unos días antes de este vergonzoso acontecimiento, posiblemente el más vergonzoso en la historia moderna de México, el ejército había vulnerado la autonomía universitaria al entrar con sus tanquetas al campus de nuestra máxima casa de estudios a nivel nacional, esto fue el 18 de septiembre de 1968, sin embargo, todavía faltaba lo peor.

Este trágico y vergonzoso acontecimiento sacudió a toda la sociedad mexicana, fueran o no estudiantes, y el arte, siempre presto a expresarse, se encargó de evidenciar desde diferentes trincheras esta tragedia de la que estaba prohibido hablar en los medios de comunicación, pero el arte está para romper ataduras y quitar mordazas, para desafiar censuras y señalar sin miedos. Así surgieron una buena cantidad de expresiones artísticas que se encargaron del tema.

Hace algunos años se le encargó al compositor mexicano Arturo Márquez, célebre por el  ciclo de sus danzones, especialmente por el No.2, componer una obra para conmemorar los cuarenta años de ese deplorable suceso, la obra se llama Marcha de duelo y de ira y fue un encargo de la Dirección de Actividad Musical de la UNAM y se estrenó el 18 de octubre de 2008 con Alun Francis al frente de la Orquesta Filarmónica de la UNAM.

Ahora, este 2 de octubre de 2022, la UNAM retoma esta partitura bajo la dirección del maestro Iván López Reynoso, y el programa se completó con obras del mismo perfil, es decir, música contra la represión. Del compositor británico se interpretaron los cuatro preludios de la ópera Peter Grimmes, en el primer caso, la obra de Arturo Márquez, se trata de una obra que ataca y cuestiona la represión del estado contra la sociedad civil, en el caso de la del compositor inglés se refiere a la sociedad civil atacando al individuo hasta llegar a su linchamiento, el individuo es representado por Peter Grimmes. Y finalmente, la última obra es la Sinfonía No. 2 de Jean Sibelius, una obra desgarradora escrita en un ferviente arranque de nacionalismo cuando Rusia invade Finlandia, una obra que el mismo compositor definió como “una confesión del alma”. El cuarto movimiento de la obra con su gran final fue entendido por muchos compatriotas del compositor como un himno de la independencia de Finlandia, incluso llegaron a conocerla como la Sinfonía de la Independencia, justo cuando el gobierno ruso prohibía y sancionaba el uso de la lengua finesa. El compositor finlandés Sulho Ranta dijo: “Hay algo acerca de esta música –al menos para nosotros- que nos lleva al éxtasis, como un chamán con su tambor mágico”. En este caso se trata de la represión de un país más poderoso sobre otro al que sabe que por su potencial bélico lo puede someter. Hasta aquí el concierto de la Ofunam del pasado domingo 2 de octubre, pero evidentemente me quedé pensando en otras obras musicales con ese mismo fin y fue imposible no pensar, por ejemplo, en la Sinfonía No. 3 Eroica (así, sin h) de Ludwig van Beethoven que siendo originalmente una obra escrita para Bonaparte, el compositor rompe la dedicatoria decepcionado por la actitud soberbia del que Beethoven consideraba el libertador de Europa y que finamente entendió como un verdadero tirano, y la obra se convierte en un homenaje a “un gran hombre” ese gran hombre es un ideal, la antítesis del dictador, del tirano, de soberbio, de esta manera la tercera de Beethoven se convierte en una obra transgresora de quienes ostentan el poder y violan los derechos de los más débiles, simplemente porque pueden hacerlo.

Del mismo Beethoven encontramos otras partituras en contra de la represión, la Sinfonía No.9 es tal vez la más elocuente de todas utilizada como símbolo de unión cuando Alemania se reintegra como un solo país y es derribado el muro de Berlín y con él caen las tiranías comunistas que reprimieron Europa del este durante más o menos medio siglo, de esta manera la monumental Coral de Beethoven representa un testimonio contra la represión.

Finalmente, y no porque sean ya todas las obras contra la represión, de hecho la lista puede ser interminable, sino porque el espacio se agota, imposible no mencionar el Cuarteto para el Fin de los Tiempos del compositor francés Oliver Messiaen concebido en el campo de concentración de Görlitz durante la Segunda Guerra Mundial en donde Messiaen estuvo preso. Compuso la obra para los músicos que tenía disponibles en ese momento, entre los prisioneros había un clarinetista, un violinista, un cellista y el propio compositor al piano. La combinación es muy poco probable en la música de cámara, y eso es, tal vez, lo que la hace fascinante. Curiosamente la obra se estrenó en ese lugar contando con la complicidad de algunos custodios que veían con simpatía a Messiaen el 15 de enero de 1941; así, en medio de ese ambiente desfavorable para el arte, surge una obra musical que transgrede la injustica y reivindica la dignidad humana desde el mismo infierno que representa un campo de concentración nazi. 



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