Un problema en los altos de Jalisco, y que puede extenderse hasta Aguascalientes, es la plantación excesiva de agaves. Diversas soluciones se han propuesto, pero parece que ninguna funciona ¿será porque nadie ha puesto atención en la situación de los arrendatarios de las parcelas para plantar agave? ¿Por qué tan repentinamente los campos se ven azules?
Desde hace algunos años la industria tequilera se ha extendido por todo el país; según datos de Statista Research Department “en 2021, se produjeron cerca de 521 millones de litros de tequila en México. […] Entre 2000 y 2020, la producción de tequila en el país aumentó en un 106%”. Según datos del INEGI, en Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Nayarit y Tamaulipas se encuentran los municipios que tienen el sello de la Denominación de Origen del Tequila, por lo que son los lugares que más tequila producen en el país y de estos estados Jalisco aportó el 76.6% de la producción total en 2017.
Los plantíos industriales de agaves son un problema ambiental, pues, para poder cultivarlos es necesario desmontar los terrenos, ya que, para que el agave tenga un buen crecimiento se tiene que eliminar toda la vegetación del lugar, además se utilizan compuestos como el glifosato, que es un potente químico que no sólo elimina la «maleza», sino que impacta en las cadenas tróficas naturales, comenzando con los insectos hasta llegar al ganado y los seres humanos. El glifosato es un químico bioacumulativo que modifica y afecta los procesos metabólicos de todo ser vivo que entra en contacto con esta sustancia tóxica. Éste se da debido a que ésta sustancia comienza a escurrir a los cuerpos de agua, ríos y abrevaderos, contaminando y dañando a todos los seres vivos que beban de esa agua. En el caso de los habitantes cercanos a estas plantaciones aumentan los casos de cáncer, principalmente de estómago. Además, estas modificaciones de los terrenos a nivel de suelo, impactan a nivel climático, pues, ante la falta de humedad en ellos, las lluvias comienzan a escasear.
Para muchos la contaminación ambiental no es un tema importante, sino las ganancias económicas; en este caso no se ve cómo las empresas tequileras despilfarran millones de litros cúbicos de agua y contaminan grandes extensiones de terreno, pues a eso se le conoce como rentabilidad corporativa, valor que no posee el trabajo agrícola y ganadero tradicional.
Si plantar agaves es tan dañino ¿Por qué tan repentinamente ha aumentado la plantación de éstos? Los empresarios dicen que los dueños de las tierras rentaron sus parcelas porque solo les interesa el beneficio económico que puedan obtener de éstas; no obstante, con esto ocultan las verdaderas razones que están detrás de todo este problema.
Mi padre es ganadero, y he visto la frustración que siente al estar en esta situación: es horrible ver que gente extraña te arrebata tu tierra y está trabajando en ella, ser testigo de cómo modifican el paisaje y las labores que se mantuvieron, a pesar de todo, con esfuerzo y sacrificio por generaciones. Esto no llegó solo, es resultado del temporal que no era bueno, de que los precios de los alimentos para los animales y los combustibles para los tractores no dejaban de aumentar; por contraparte, que el valor de la leche era muy bajo y, el tiro de gracia, fue el robo de ganado. Estos factores son lo que nos llevan a nuestro presente: agricultores y ganaderos entre la espada y la pared, la única forma en la que pueden sobrevivir es rentando (o vendiendo) sus tierras y ver cómo éstas se llenan de agaves ecocidas. Es imposible que los agricultores y ganaderos continúen con sus oficios si sus condiciones siguen siendo las mismas (inseguridad, bajos precios al vender sus productos, combustibles y alimentos caros, etc.).
Los ganaderos no son los culpables del problema, pues han sido orillados a rentar sus tierras. Los dueños de alguna porción de terreno arrendan sus parcelas a alguna empresa, misma que les paga, aproximadamente, $12,000 pesos por hectárea ¡al año! y el contrato tiene una duración de siete años. En ese tiempo, se suelen utilizar fertilizantes que dañan las tierras y cuando termina el periodo de plantación, los campos no pueden usarse por ocho o diez años, lo que deja a los agricultores sin su fuente de ingresos. Así que, los antiguos agricultores y ganaderos terminan cambiando toda una tradición familiar porque el sistema los sacó del mercado, peor aún, los engulló, ahora son obreros recibiendo sueldos miserables en alguna empresa.
Las plantaciones de agave, como se ve, son un problema muy grave, social y ambiental. Hay diversas opiniones al respecto y coinciden en que hay que evitarlo. Algunos han optado por atacar a los arrendatarios, es decir, a los agricultores. ¿Por qué los culpan a ellos y no a la industria tequilera, al capitalismo? Porque las faltas empresariales ya están perdonadas, pues aportan a la economía nacional y con ello al PIB, no importa que esto implique un ecocidio y el rompimiento de la economía agrícola tradicional.
Las plantaciones de agave seguirán siendo un problema, ambiental y social, mientras no se reconozcan sus causas, la realidad que se vive en el campo. Si no se conoce el origen del problema, entonces no habrá soluciones. Mi crítica principal va, sobre todo, contra los que dicen que basta con que se sacrifiquen los agricultores y ganaderos para que los problemas, tanto económicos como ambientales, se terminen. Esas ideas de sacrificio son las que hacen que este sistema injusto siga existiendo, porque cuando algo del modelo económico no funciona, responden los gobernantes que debemos sacrificarnos por «el bien de la nación». En el caso de los ganaderos, comenzaron sacrificando su tiempo (porque la leche valía poco y debían trabajar más), después sus animales (los vendieron por temor al abigeato), ahora sus tierras (para plantar agave) ¿qué más les hace falta sacrificar para que el sistema funcione mejor y por el bien de la nación?
El sacrificio puede parecer algo normal, pues se dice que vivimos en un sistema económico “libre”, pero, sería bueno preguntarse ¿Quiénes son los “libres” y en qué consiste esa libertad? Porque para lo único que son libres los agricultores y ganaderos es para decidir si prefieren rentar sus tierras a los emporios tequileros o morirse de hambre.
Espero que este breve artículo abra los ojos de la población y no se culpe en el futuro de la contaminación de ríos y suelos, del cambio climático y de la escases de alimento a los agricultores, sino a los verdaderos responsables de ello, la industria tequilera, ésta es la que nos convertirá en las víctimas de sus campos azules.