- El tianguista, cuenta con copia del parte médico
El tianguista Moisés Alvarado Alaníz ratificó ayer ante el ministerio público la denuncia presentada en contra de una “madrina” y cuatro agentes de la policía ministerial por haberlo detenido injustificadamente el pasado 20 de abril y, durante la detención, haberle provocado una severa “contusión facial”, además de una “fractura de noveno y décimo arcos costales derechos” (costillas) y una contusión en la muñeca derecha, según el parte médico del hospital Miguel Hidalgo.
Presentando copia de la denuncia de hechos que levantó, del alta médica de urgencias del nosocomio, de la ficha de pago de la fianza de 20 mil pesos, del auto de libertad por falta de elementos que le dictó el juez y fotografías tomadas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CEDH) de las lesiones que se le provocaron, el vendedor del jugos relató a La Jornada Aguascalientes los hechos -desde su detención hasta su liberación- y afirmó que teme represalias.
Alrededor de las 9 horas del lunes 20 de abril, Alvarado Alanís instalaba su puesto de jugos y chocos en el tianguis del fraccionamiento Guadalupe Peralta, cuando enfrente se instaló un puesto que atendieron dos menores de 12 y 14 años. Tras comprar seis carritos de juguete por 30 pesos, precio que el mayor de los adolescentes le pidió por ellos, una mujer le reclamó acusándolo de abusivo por haber entregado esa cantidad. Para evitar problemas, contó el afectado, devolvió la mercancía y le fue devuelto su dinero.
Se retiró unos momentos para traer mercancía para su negocio y su esposa lo alcanzó para advertirle que no regresara porque estaba la policía ministerial; sin embargo, el retornó al considerar no haber hecho nada que pudiera derivar en algún altercado con el contingente.
Fue entonces cuando la “madrina”, de nombre José Alberto Flores Dávila y que portaba una playera y una gorra con el escudo de la corporación, y con un gafete “pero lo traía volteado” le informó que sería detenido, a lo que él se resistió alegando que no existía orden de aprehensión o citatorio alguno que lo obligara y, después de intercambio de palabras, se retiró.
“Alrededor de las 12:15 regresó con otros dos agentes: un hombre y una mujer; traían un papelillo en la mano, no me mostraban nada”, continuó el agredido, y añadió que en ese momento no le permitieron aclarar nada. Finalmente, cuando el comerciante desarmó su puesto para acompañar a los policías, llegaron otros ocho agentes.
“Me tiraron al suelo, me esposaron; la agente me sacó mi cartera (
), se me cayó mi celular y lo recogió otro elemento y me esposaron con las manos hacia atrás. Me abordaron en una camioneta tipo Grand Cherokee, no sé la marca, y ya ahí, el agente que se subió atrás de mí me doblaba las manos hacia atrás y se colgaba de mis dedos hacia atrás (
) y me empezó a golpear. Estaba agachado (de rodillas), con las nalgas hacia arriba, al torcerme yo me volteaba y me pegaban en las costillas”, momento en que le provocaron la fractura, según relató, con lágrimas en los ojos. Incluso, aseguró, el ministerial le prohibió rezar, lo que comenzó a hacer empezar a sentir asfixia y temer la muerte en el trayecto hacia las instalaciones de la corporación.
Al llegar a la ministerial, “me metió a un baño que está adentro de las instalaciones, donde están los coches que decomisan, y ahí me lavó la cabeza, me enjuagó y me decía agáchate, no te escurras hacia la playera, porque toda mi ropa se quedó llena de sangre”, ya sin poder sostenerse en pie.
Cuando los paramédicos llegaron, tuvieron que llevarlo al área de urgencias del hospital Hidalgo en la misma posición en que lo encontraron y tras varias horas en el nosocomio, fue puesto a disposición del ministerio público a las 3 de la mañana del martes 21 de abril.
En el documento presentado a este diario, el defensor de oficio señala que “hasta el momento no existe evidencia alguna de la perpetración de algún delito patrimonial por parte de mi defendido, ya que la parte denunciante menciona que mi representado transeó a unos niños y mi defenso, sólo realizó la compra de los objetos”.
Aún así, el tianguista fue consignado y pasó en el Centro de Readaptación Social de Aguascalientes dos días, para luego pagar 20 mil pesos de fianza (comprobante que presentó) y finalmente recibir un auto de “libertad por falta de elementos para procesar (
) en la comisión de los ilícitos de amenazas, lesiones dolosas y daño en las cosas doloso” por parte del juez penal.
Esta es la tercera ocasión en menos de un mes, en cuanto a denuncias públicas o conocidas, que una corporación estatal es acusada formalmente de abuso de autoridad y uso indebido de la fuerza en contra de un ciudadano. La Jornada Aguascalientes cuenta con copia de cada uno de los documentos mencionados en esta nota.
Además de Flores Dávila, están acusados lo agentes Omar Espinosa Pineda, Carlos Humberto Romo Muro, Brenda Jiménez Ortiz y Justino Coiro Cano; el afectado aclaró que sólo denunció a éstos porque no todos los agentes participaron en la violación a sus derechos humanos.