El ejercicio de los principios éticos del periodismo se compromete a no condicionar la información veraz o imparcial, su legitimidad se concentra en hacer efectivo el derecho fundamental a la información de los ciudadanos, la prensa no es el cuarto poder, esa es la idea que han querido propagar los dueños de los medios de comunicación, los políticos han permitido la propagación de ese modelo, porque es más sencillo negociar con cierto tipo de empresario que con la labor de un periodista.
El ejercicio legítimo del periodismo es incompatible con la defensa de intereses particulares, por eso hay que distinguir entre opinión y nota informativa, columna y reportaje, porque es gracias a esa confusión entre géneros que la comentocracia se ha hecho del “monopolio de la difamación legítima”, como escribió Pierre Bordieu acerca de Karl Krauss para describir el poder de construcción y deconstrucción que tienen los periodistas.
En esa confusión de lo que es el periodismo se basa el presidente Andrés Manuel López Obrador para enaltecer a sus seguidores y denostar a sus adversarios; a propósito, divide a los periodistas entre quienes defienden su causa y los que están en su contra para manipular los hechos y que su visión prevalezca, como cuando minimiza los actos de terror del crimen organizado y los transforma en propaganda de los conservadores. Ayer el presidente se quejó de una campaña en su contra porque en “las redes, estaba yo, aparezco en un meme comiendo unos tamalitos de chipilín y hay detrás de mí un incendio, fuego, y muchísimos mensajes de ese tipo, y en el extranjero”, cualquier redacción seria rechazaría ese meme como una nota informativa, pero López Obrador, en su afán de exhibir a los medios adversarios, se lamenta de lo que sucede con el “ejercicio del noble oficio del periodismo”.
De acuerdo con una investigación del Centro de Análisis e Investigación Fundar y de la organización Artículo 19, el gobierno de López Obrador mantiene las malas prácticas en la asignación y distribución de las pautas de publicidad oficial que administraciones anteriores, la repartición del chayote sigue el mismo patrón de pagar a quienes lo defienden, periodismo con causa, periodismo comprometido, lo llama, la misma gata, pero revolcada, vicios viejos, patiños nuevos sentados en la mañanera.
Coda. La Cuarta Transformación, como López Portillo, no paga para que le peguen, paga para que lo idolatren.
@aldan