En los últimos años la movilidad urbana en Aguascalientes ha formado parte importante de la agenda pública, pero hasta el momento los cambios tangibles en este sector han sido limitados. La administración estatal saliente, por ejemplo, prometió transformar de manera profunda la movilidad y acertadamente creó la Coordinación General de Movilidad para gestionarla de forma transversal, pero en la práctica esa institución no sólo tuvo cinco titulares durante el sexenio, lo que impidió dar continuidad a políticas más integrales, sino que además quedó relegada a la secretaría de Obras Públicas (SOP) que fue la que en realidad dictó la política de movilidad en estos años.
Así, a través de la SOP el gobierno fomentó un uso aún más intensivo del automóvil mediante numerosos pasos a desnivel, distribuidores viales, etcétera, que, si bien en el corto plazo pueden dar la impresión de mejorar el tráfico, en el mediano plazo no harán más que incrementar el parque vehicular y el uso indiscriminado del automóvil, lo que terminará por crear más congestión. Además, aspectos clave del servicio de transporte público como la cobertura, frecuencia y confiabilidad de las rutas no mejoraron sustancialmente; mientras que la movilidad peatonal y ciclista se vio afectada considerablemente por la infraestructura vial de gran escala, lo que probablemente hará que más personas utilicen el automóvil aún para trayectos cortos.
En ese contexto, el cambio de gobierno abre una nueva oportunidad para impulsar un modelo de movilidad distinto que mejore la calidad de todos los modos de transporte y provea alternativas seguras, cómodas y eficientes al automóvil que ayuden a reducir externalidades negativas como el tráfico, los hechos de tránsito y la contaminación. Para ello, es importante contar con un diagnóstico claro sobre el estado actual de la movilidad a partir del cual puedan diseñarse e implementarse acciones que respondan a algunos de los principales retos en esta materia. Veamos.
En cuanto al parque vehicular, es importante resaltar que entre 1980 y 2020 el número de automóviles aumentó 1,280%, pasando de 30,230 a 417,207 unidades. En ese período, mientras la población del estado aumentó 2.47 veces el número de automóviles lo hizo 13.8 veces. Así, en 2020 existían 293 automóviles por cada mil habitantes, haciendo de Aguascalientes el décimo estado con el mayor índice de automóviles del país, sólo detrás de entidades como la Ciudad de México, Estado de México, Sonora, Chihuahua o Nuevo León. La única solución real al tráfico, por tanto, no estará en la construcción de infraestructura vial de mayor escala sino en mejorar sustancialmente la calidad de otros modos de movilidad, especialmente el transporte público, para ayudar a desacelerar la tasa de motorización.
En relación con la congestión vehicular, un estudio (2019) del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) encontró que en Aguascalientes cada persona pierde en promedio 42 horas al año en traslados, lo que equivale a cerca de dos días completos. Específicamente, los automovilistas pierden 33 horas al año, mientras los usuarios del transporte público pierden 59 horas al año, casi dos días y medio, a pesar de que los autobuses no generan el tráfico vehicular. Por ello, es sumamente importante mejorar el transporte público pues el tiempo perdido en traslados podría destinarse a actividades productivas que generen más ingresos para las personas o a actividades recreativas, familiares, etcétera.
En cuanto a hechos de tránsito, el Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes indica que en 2018 en Aguascalientes ocurrieron 3,985 hechos viales en los que murieron 234 personas, es decir, aproximadamente 20 personas al mes. El 37 por ciento de esas personas fueron peatones, 25 por ciento automovilistas, 26 por ciento motociclistas y uno por ciento ciclistas. Es importante resaltar que gran parte de los hechos de tránsito son prevenibles, especialmente los que se deben a altas velocidades y conducir bajo los efectos del alcohol. Por lo tanto, es indispensable implementar medidas más eficaces para gestionar la velocidad, incluyendo estrategias de diseño vial e infracciones; y fortalecer los operativos de control de alcoholimetría.
En relación con las externalidades ambientales del modelo actual de movilidad, el Índice de Competitividad Urbana 2018 (IMU) del IMCO ubica a Aguascalientes en la última posición, entre las principales veinte ciudades del país, en emisiones de partículas contaminantes de tipo PM2.5, PM10, SO2 y CO2 que provienen de vehículos motorizados. Esas particulares afectan la salud de las personas y aumentan la probabilidad de enfermedades cardiacas y respiratorias. El IMU incluso sitúa a Aguascalientes como la octava ciudad en muertes por infecciones respiratorias y fallas cardiacas por cada 10 mil habitantes. Por ello, es importante impulsar la movilidad no motorizada –peatonal, ciclista, etcétera– a través de infraestructura de calidad para evitar que desplazamientos de distancias razonables se realicen innecesariamente en vehículos motorizados.
En conclusión, los retos en movilidad son diversos y complejos, pero el inicio de un nuevo gobierno es una nueva oportunidad para promover acciones más decididas e innovadoras para impulsar una movilidad más sostenible y eficiente en el largo plazo. Esperemos que así sea.
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