Una vez concluida la jornada electoral celebrada el pasado 5 de junio, a la par del período de impugnaciones (que prácticamente en toda elección se presentan), todos los actores involucrados centran su atención a lo interno. Por parte de las autoridades electorales, se lleva a cabo un forzoso análisis de las áreas de oportunidad que la organización del proceso electoral haya dejado expuestas. Por parte de los partidos políticos, además de preparar las impugnaciones que consideren necesarias presentar, cada dirigencia ya sea local o nacional, lleva a cabo un ejercicio de análisis interno, por un lado para fortalecer sus actuaciones positivas, así como también para corregir lo que no haya funcionado de la forma esperada.
A la par de la evaluación que refiero, cada partido político (y la autoridad incluida también), levanta la mirada a lo que viene, tanto a corto como a mediano plazo; así, por ejemplo, en el Instituto Estatal Electoral nos encontramos ya preparando el anteproyecto de presupuesto de egresos para el 2023, año que si bien no presenta una jornada electoral, si incluye el inicio del proceso electoral 2023-2024, el cual, como todos los procesos electorales, presenta una complejidad que no puede compararse con ningún otra elección. Los partidos políticos por su parte, tal y como los medios de comunicación han dado cuenta las últimas semanas, se aprestan a renovar sus dirigencias ya sea a nivel nacional, local, municipal y hasta seccional.
Esta semana inició con los comentarios y análisis que dejaron las contiendas internas de MORENA, que en todo el país llamaron a las urnas a sus militantes para renovar sus órganos internos de dirección; a la par de MORENA; la dirigencia local del PAN anunció también que se avecina una renovación en su conformación interna, el PRI por su parte acaba de anunciar el relevo en su presidencia estatal.
En el proceso comicial interno de MORENA, fueron muchos los señalamientos respecto a presuntas irregularidades, como el acarreo, presión a los votantes, actos de violencia en los centros de votación, entre otros. Mucho me han preguntado si las autoridades electorales, en particular el IEE, tuvieron que ver con la organización de dicho proceso democrático, a lo que en todo caso he respondido que no, la elección de los órganos internos de un partido político, es responsabilidad exclusiva del propio instituto político, pertenece a su vida interna, lo anterior debido a que cada partido político representa una organización con un andamiaje normativo propio, que le permite la correcta toma de decisiones en completa libertad y sin la intervención de ningún actor ajeno a la organización.
Es comprensible que en cualquier proceso deliberativo que implique posiciones de poder, la organización, convocatoria, desarrollo de la elección, y posterior cómputo no sean nada sencillos, de ahí que este tipo de tramos genere una conciencia de lo que representa para la sociedad la existencia y fortalecimiento de las autoridades electorales, tanto el INE como los institutos electorales estatales, vivimos dicha experiencia elección tras elección, en las cuales no se habla de posiciones dentro de un partido político, sino nada más y nada menos que puestos de elección popular, así que sencilla no es la actividad.
Siguiendo con el tema de las renovaciones internas de los partidos políticos, comentaba que pertenece su organización y puesta en marcha, a la observancia de los cuerpos normativos internos, así, cuando un partido político se crea, significa que la autoridad electoral previo a su registro, revisó y validó que contara con el piso normativo mínimo que resulta necesario para poderse regular internamente por la vía institucional, que todas las decisiones que se tomen, descansen en una normatividad que permita su gobernabilidad interna, así con todos los partidos políticos, a los nacionales los valida el INE y los partidos con registro estatal, la autoridad electoral estatal correspondiente.
Pero como podemos darnos cuenta, una cosa es contar con una regla que de inicio pudiera parecer idónea, y otra muy distinta es ver a esa norma aplicarse en la práctica, créame estimada lectora, estimado lector, que son cosas muy distintas; de ahí que muchos analistas y académicos coinciden que una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema electoral, radica en el fortalecimiento de la democracia interna en los partidos políticos. Parte fundamental de la construcción de ciudadanía radica en la manera en que los partidos políticos garantizan los derechos político electorales de sus propios militantes y simpatizantes, velando siempre por una auténtica vida interna y en observancia permanente de sus estatutos y principios ideológicos.
Justo ahí radica el inicio de la construcción de una democracia sana y fuerte: los partidos políticos deben ser espacios y arenas donde la participación ciudadana sea protagonista, y que por consecuencia sea el principal semillero de verdadera ciudadanía que, un día, ejerciendo verdadero liderazgo, compitan en elecciones constitucionales para ocupar los cargos de representación que tomarán las decisiones trascendentales de todas y de todos quienes vivimos en esa comunidad, sea municipio, estado o bien la nación.
Así pues, mientras nos acercamos a un año 2023 donde únicamente Coahuila y el Estado de México vivirán una jornada electoral, y los partidos políticos estarán renovando sus dirigencias, todo con miras a encontrarse listos para la gran contienda que aguarda para el 2024, año en el que prácticamente todo el país tendrá una intensa actividad electoral, les invito a que sigamos con lupa cómo se desarrollan estos relevos en los comités directivos de todos los partidos políticos, y al final del día, saquemos conclusiones, en la manera en que transiten sus procesos internos, pues seguramente será la misma con la que se presentarán ante nosotros en las elecciones venideras.
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