¿Qué tanto debemos sacrificar aquello que deseamos en pos del futuro? - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • Entrevista a Luis Muñoz Oliveira sobre El mismo polvo
  • Un libro de relatos unidos por diversos dilemas morales

 

 

La construcción de libros de relatos unidos a través de distintos momentos para generar una obra que nos dé la sensación de entrar en un universo cerrado, complejo, único, no es algo nuevo. Un libro de relatos que se construye como si de una novela se tratará. Eso es precisamente lo que nos da cuenta el más reciente libro del escritor mexicano Luis Muñoz Oliveira (Cd. de México, 1976), El mismo polvo, publicado por la editorial Dharma Books.

El mismo polvo es el primer libro de cuentos del autor de novelas como Bloody Mary, Resaca, Por la noche blanca y de los libros de ensayos La fragilidad del campamento y Árboles de largo invierno. También es profesor de la UNAM. En Luis Muñoz Oliveira podemos encontrar a un autor preocupado por entender las relaciones humanas con el poder, la necesidad de construcción de sociedades humanas más tolerantes y civilizadas. En los relatos que conforman El mismo polvo, además podemos encontrarnos varios planteamientos morales, como serían, por ejemplo, la disyuntiva ciencia vs religión, el sentido de la justicia, etc. Pero, los relatos también logran indagar en la fragilidad humana, los medos humanos. El mismo polvo es un libro de relatos profundos, intensos, que indagan, cuestionan, y nos ponen frente a una sociedad que parece caer en el vacío.

Conversamos con el autor sobre El Mismo polvo, un libro híbrido, en donde tenemos una historia que lo cruza todo el tiempo con un proceso de construcción narrativo, híbrido complejo.

Luis Muñoz Oliveira (LMO): Es un tema de conversación, sobre si el libro es una novela o es un libro de cuentos. Creo que hay bastantes libros de cuentos con las mismas características, que lo narra un solo personaje. Lo que tiene el libro es que si vienen algunos cuentos en donde se narra lo que le sucede a ese personaje y la mayoría de esos relatos se tratan de otras cosas que él solamente atestigua. Creo que hay un movimiento del narrador en primera persona que se vuelve un narrador omnisciente, y es precisamente en ese en ese movimiento en la forma de narrar donde creo que queda más cerca de los cuentos contados por una sola voz que de la novela. Pero es que ya sabemos que cada vez es más difícil de distinguir entre los géneros, y eso es gracias a que quizá plantear el género demasiado estricto no tiene mucho sentido, dado que la literatura y la propia vida humana es tan dúctil y difícil de encasillar pues tratar de hacerlo así, de encasillar las cosas a veces pierde sentido, aunque por supuesto, hay libros obviamente libros de cuentos puros, de novelas puras, y luego pues todo aquello que camina de un lado al otro. Me aventuré a hacerlo así, pero tampoco diría si siempre hay que estar experimentando con los géneros, más bien que los libros nos lleven a donde nos tienen que llevar.

Javier Moro Hernández (JMH): Es muy interesante eso que mencionas, este salto entre voces narrativas, entre la voz narrativa en primera persona del primer cuento y las voces en tercera persona en los cuentos que cruzan el libro, de este narrador que nos va contando las otras historias pero que también interpela un poco al lector, es muy interesante esas estructuras, estas confluencias entre voces narrativas.

LMO: Esa fue la parte más compleja o difícil para mí como escritor; lograr que las distintas voces, los distintos tiempos y las formas en las que se narraba, pasando de primera a tercera, fuera coherente y fuera legible, que es algo que se hace mucho también, pero si bien se hace tampoco quiere decir que sea algo que sea sencillo de hacer, porque es muy fácil que el lector se pierda entre la primera y la tercera persona, sobre todo si no vas recalcando quién es quién en qué momento. Creo que ahí fue donde tuve más  más trabajo de edición personal, en donde más trabajo tuve que poner para que esa voz fluyera, pero a mí me resultó interesantísimo hacerlo, porque casi siempre que leo una novela me pregunto quién es el narrador, quizá es una deformación de oficio, y entonces pensemos en un narrador perfectamente omnisciente, que lo sabe todo y que nos lo cuentan todos desde una perspectiva en donde quién sabe quién es ese narrador, que es un estilo que se utilizaba mucho, pues antes. ¿Quién es ese narrador? En realidad, es que ni siquiera creo que esta pregunta se tiene que contestar, a veces cuando uno entra a una ficción acepta que hay un narrador como Dios que lo sabe todo y no tiene que haber presenciado los hechos, o sea, digamos no tiene que haber una explicación de por qué lo sabe todo. Sin embargo, a mí eso no me termina de convencer. A mí me gusta que mis narradores narren y que el lector sepa porque está narrando lo que narran, o de dónde saben lo que narran. Porque además eso permite también la ambigüedad. Me gustan esas novelas en donde uno cuenta una versión y otra cuenta otra y entonces en realidad no sabes cuál es la versión verdadera. Yo creo que eso se asemeja más a la vida, en donde nunca sabemos cuál es la versión verdadera.

JMH: Te quería preguntar por este narrador que cruza el libro desde el primer cuento al último cuento, porque es un personaje que sufre una crisis moral, una crisis de creencias. Un personaje que tiene que migrar, que se cuestiona a sí mismo quién es y que no tiene relación con su familia.


LMO: Creo que vivimos una época de crisis de sentido de la vida, abundan, seguramente porque hace ya algunos siglos se acabaron los grandes estos hitos que había que seguir, y la libertad, y eso ya nos lo han dicho muchos, como Sartre, por ejemplo, pues obviamente nos arroja al vacío, y es ahí en donde tenemos que construirnos y decidir quién queremos ser. Seguramente el camino más fácil es tener poder o tener dinero, que eso te permite, desde una perspectiva moral muy mediocre, tratar a los otros como menos, porque tú hiciste dinero y los otros. Pero claro, a los que tienen dinero y se sienten mucho siempre había que preguntarles si creen que todos los demás querían jugar el mismo juego que ellos jugaron, y es algo que no entienden, y es algo que le sucede a mi personaje, que él en su vacío, en su falta de identidad clara, trata de escudarse o de encontrar el éxito en el triunfo del desarrollo tecnológico, porque él inventa robots, y el dinero que eso le da, y la fama que todo eso representa. Pero pronto se da cuenta a través de una revelación en una iglesia que necesita otras cosas. Él necesita encontrar paz en el corazón. El libro, en algún sentido, se vuelve la búsqueda de esa paz, frente a toda la miseria humana de la que él es testigo, frente a la miseria humana podemos volvernos cínicos y entonces decir todos son malos, u oponernos a esa maldad y decir, pues los demás podrán ser malos, pero lo que yo quiero en la vida es no ser tan malo como los demás. Pero los que pretenden ser menos malos que los demás tienen una superioridad moral frente a nosotros. Creo que la superioridad moral es un error moral, es decir, que los demás te admiren está bien, pero que tú te admires a ti mismo y después a nosotros, pues es un poco un ridículo.

JMH: Es un libro cruzado por muchos de estos dilemas morales no pensaba, por ejemplo, en el cuento de del profesor Kawabata, en donde el personaje tiene que tomar una decisión con quien es su discípulo y su amigo de cierta manera, es una decisión entre la vida y la muerte sin duda, una decisión muy difícil de tomar, pero también es una decisión, otra vez, una decisión moral,

LMO: La primera pregunta es qué sería lo correcto, si es que se puede tener una respuesta, porque yo no lo sé, porque hay casos evidentes donde sabemos que es correcto y qué es incorrecto. Pero hay muchos casos en la vida donde lo correcto es mucho más difícil de distinguir, si es que si es que podemos distinguirlo. Creo que el libro está cruzado, en algunas partes de ambigüedades morales. Hay otras en donde obviamente hay maldad, pero en otras se traza esta línea difícil entre lo que estoy haciendo y me hace ser malo o no. El caso del Doctor Kawabata se trata salvarse a costa de otro ¿Está bien o está mal? Digamos que si la vida es la única que tenemos y nos vemos enfrentados a una situación así lo correcto es difícil de determinar. El caso de la infidelidad, que también está por ahí descrito, es difícil. Ni siquiera me interesa tanto el de la infidelidad sexual, o sea la pareja que engaña a la pareja, sino el problema al que se enfrenta el amigo, que se entera de la infidelidad y no sabe si tiene que ir a contarle a su amigo o no. Ese es un asunto complicado, porque hay personas que prefieren saber y hay personas que prefieren no saber.

JMH: Como bien mencionas, no todos los cuentos del libro tienen el dilema moral o las crisis personales como ejes centrales, pero hay preguntas que los cruzan. El tema de la fidelidad del amigo es un tema importante, podríamos preguntarnos hasta dónde ser fiel con alguien (en este caso a su amigo) puede hacer daño.

LMO: Hay que entender que lo que uno quiere para sí mismo no forzosamente es lo que los demás quieren para ellos, eso es lo que precisamente pone en jaque la famosa regla de oro de “no le hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”, pero por supuesto que tú no sabes si los demás no quieren que les haga lo que tú no quieres que hagan a ti y eso es un dilema moral.

JMH: La fidelidad es una decisión personal pero también tiene que ver con el deseo. Me parece que uno de los temas que también cruza los cuentos es el deseo. El deseo como un motor, pero también algo que puede ser un motor indeseable.

LMO: Esa es una de las grandes cuestiones de la vida humana: ¿Qué tanto debemos seguir el famoso “carpe diem”? Uno de los personajes tiene tatuada esta frase a la altura del corazón. Seguir los deseos cotidianos sin preocuparnos por los demás, ni preocuparnos por el futuro o ¿Qué tanto debemos sacrificar aquello que deseamos pronto en pos, ya sea de lo que pensamos que es correcto o en pos del futuro? Esa decisión es muy difícil de tomar, saber que hacer es muy difícil. Por ejemplo, imaginémonos que a mí me gusta mucho fumar que no es mi caso, pero conozco a varios fumadores que se despiertan y fuman y se duermen y fuman y casi que mueren porque se les cae el cigarro en la cama mientras fumaban antes de dormir. Supongamos que ellos a la vez que fuman tienen el deseo de tener una vida a los 80 años medianamente saludable. Es algo que es bastante difícil de congeniar porque ya sabes que el cigarro generalmente afecta la vida de los fumadores. Entonces supongamos que esa persona decide dejar de fumar porque prefiere aquello que el placer inmediato y muere dos días después atropellado por un tranvía. La decisión que tomó era la más racional, pero no sabemos qué nos depara el destino. Ese tipo de dificultades entre el futuro incierto y los deseos presentes y lo que pensamos de nosotros en el futuro, nos plantea un dilema bastante difícil de resolver. Creo que no hay ninguna forma unívoca de resolver esa balanza llena de sobrepesos. Sopesar eso pasa mucho por los deseos y los planes de vida de cada uno.

JMH: Tienes a otro personaje, que es escritor de libros de autoayuda, que cuando empieza el cuento es un personaje divorciado y tiene problemas con su hija, bebe en exceso. Justo es un cuento que habla de la superioridad moral, pues es él el que habla como debemos vivir, pero tiene una serie de problemas que lo hacen un personaje mucho más cercano al resto de los humanos.

LMO: Silberman es la representación de una forma de ser humano muy común, que es la del que va vendiendo ilusiones, pero que en su vida personal se comporta de una forma completamente distinta a lo que va presumiendo por el mundo: son los charlatanes que venden autoayuda, No estoy diciendo que todo vendedor de autoayuda sea charlatán, eso es lógica pura y dura. No vamos a caer en esas falacias. Lo que estoy diciendo es que hay muchos vendedores de ilusiones, de espejitos. Están en la psicología, están sin duda alguna, en las religiones. Yo creo que la Iglesia Católica está llena de señores que venden la vida de Jesús, y que, sin embargo, van por el mundo estafando personas, ya sea sexual o económicamente. Es una pregunta que siempre me hago a la hora de escribir un libro, de cómo viven en paz las personas que saben que son así de incoherentes entre lo que dicen y hacen. Me imagino que no se dan cuenta. La respuesta que yo me trato de dar a esto es que creo que ese tipo de dilema moral solo se puede llevar autoengañándose, creyendo que hacen el bien y que son superiores. Son ese tipo de profundidades humanas son las que me interesan y entonces este libro, El mismo polvo está llena de ellas.


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