El tipo de alimentación vegetariana y vegana ha ido en aumento estos últimos años, y muchas personas de todas las edades se suman a esta dieta. Empero, cabe hacer énfasis en que hay una diferencia fundamental entre este fenómeno alimenticio con cualquier otro que se vuelve sumamente popular debido a que, la población que se suma, lo hace no por salud o para estar esbelto, sino por ética, es decir, para seguir siendo cómplices de la injusticia y el sufrimiento de los animales (vacas, reses, cerdos, pollos…), que son usados para generar productos para el consumo humano. No exageramos al decir que, a nivel mundial, se asesinan cerca de 3.000 animales cada minuto. Esta y otras realidades en relación con los animales no humanos han orillado a cambios de consciencia en las personas, y muchas de éstas han optado por transformar su forma de alimentación por una vegetariana o vegana. La alimentación vegetariana se centra en vegetales, frutas, soya, tofu, legumbres y semillas, sin incluir nada de carne, pero sí otros productos de origen animal como el huevo, la leche y sus derivados, así como la miel; en cambio los veganos se abstienen incluso de estos productos.
Mucho se ha hablado de cómo favorece a la salud personal las dietas vegetarianas/veganas; sin embargo, hoy presentaremos un tipo de beneficios que no se mencionan mucho; nos referimos a los medioambientales. ¿En qué consisten algunos de éstos?
1) Ayuda al cuidado del agua: según la Water Resources and Industry hay al menos 783 millones de personas a nivel mundial que no tienen acceso a agua potable, y un estudio realizado en 2020 por la Sciencie of the Total Environment comprobó que la dieta vegetariana tenía un menor contenido hídrico de hasta un 30-50% menos, que las dietas tradicionales omnívoras. ¿Qué quiere decir esto? Que la cantidad de agua que se utiliza para producción de alimentos veganos/vegetarianos es menor que la que se utiliza en la dieta omnívora, esto porque la producción de carne requiere mucha agua, no sólo para la nutrición básica del animal que se va a consumir futuramente, sino también para la limpieza de los mataderos de las grandes granjas industriales.
2) Contribuye a reducir el calentamiento global: llevar una dieta a base de plantas también disminuye las emisiones de gases invernaderos. La relación es análoga al punto anterior, esto porque los pastos, hierbas y otros alimentos para animales rumiantes representan el 72% de la producción de carbono, mientras que las tierras de cultivo para forraje constituyen el otro 28%. La Universidad de Michigan y la Universidad de Tulane estimaron que desplazar una media parte de los alimentos consumidos que son de origen animal con alimentos de origen vegetal tenía altas probabilidades de reducir el 35% de las emisiones de gases invernaderos; además, aquellos que opten por una dieta vegetariana disminuyen considerablemente el tamaño de su huella de carbono, siendo hasta 2.5 menor que las personas de dietas esencialmente carnívoras.
3) Ayuda a combatir el hambre en el mundo: los productos de origen vegetal pueden ser igual o más nutritivos que la carne misma, e incluso más saludables ayudando a prevenir diversas enfermedades cardiacas causadas por el alto porcentaje de sales y grasas que hay en un bistec o en una hamburguesa. De este modo, la producción de comida vegana/vegetariana no sólo es más más saludable y menos agresiva con los ecosistemas, sino también más sencilla y rápida, pudiendo producirse en mayores cantidades y en menor tiempo, lo que conlleva a que las dietas veganas funjan como herramientas para combatir el hambre que sufren muchas zonas marginadas del planeta. Además, para producir 1/2 kg de carne se necesitan hasta 6 kg alimento vegetal, alimento que sería una fuente mucho más eficiente de alimentación si se destinara a humanos, y con ello cerca de 700 millones de toneladas de alimentos que son destinados a los animales de las granjas industriales podrían ser consumidos por los humanos.
4) Propicia el respeto a la Naturaleza y evita el especismo: la dieta vegana ayuda a un mejor desarrollo sociocultural, dado que las bases teóricas sobre las que se asienta conducen a generar cambios de consciencia en la relación y el significado entre el ser humano y la Naturaleza. Para la construcción de granjas industriales se necesita acabar con grandes zonas naturales, y lo peor de esto es que no se duda hacerlo, porque el mercado de la carne es un gran negocio. A la mayoría de nosotros nos gusta ver a los animales libres y plenos, nos da la sensación de que están bien; y al contrario de cuando los admiramos encerrados o agredidos injustamente, genera en nosotros una sensación incómoda y desagradable que nos gustaría cambiar; esa sensación se llama empatía. En la empatía la situación del otro capta toda mi atención, se presenta el típico “me pongo en los zapatos del otro”, de manera que yo sufro con él. Sin embargo, tratándose de animales no humanos, ¿cómo me voy a poder en los zapatos de alguien que ni siquiera usa zapatos? Puede ser difícil ser empáticos cuando se trata de seres con plumas, pezuñas, escamas… por eso la empatía es una habilidad que se optimiza con la práctica porque debemos dejar de lado nuestro egoísmo. Al hacerlo expandimos nuestra identidad, es decir, que no me reconozco sólo como el individuo que soy ahora, sino que me veo a mí mismo en todo ser vivo independientemente de si es un animal humano o un animal cualquiera, evitando el especismo, pues mucho ha abusado ya la humanidad su posición privilegiada, causando inmenso sufrimiento a los animales en aras del propio placer y regocijo. Esta es una frontera que se atraviesa, en un primer paso, cuando se cambia la forma alimentación, pues una persona vegetariana/vegana lo es porque termina siendo consciente de la cruda realidad detrás de la industria de la carne.
5) Favorece a la recuperación general de la Tierra: finalmente, una dieta vegana/vegetariana ayuda (como hemos venido diciendo), al medio ambiente, aún si es imperfecta, por eso lo hasta ahora expuesto no se debe ver como un imperativo, una orden que haga que mañana todos cambiemos nuestra forma de alimentarnos, ya que podríamos reducir poco a poco nuestro consumo de carne. Aunque, utópicamente si todos fuéramos veganos el uso global de las tierras agrícolas y otras zonas de aprovechamiento podría reducirse en un 75%, lo cual equivale a un área del tamaño de los Estados Unidos, China, Australia y la UE juntos, lo que implicaría un descanso para los ecosistemas naturales ya de por sí sobreexplotados y permitiría una recuperación gradual de los mismos, cuya consecuencia sería un planeta Tierra menos contaminado, con menor destrucción y, sobre todo, con menos dolor y sufrimiento, un mundo más y mejor habitable tanto para nosotros como para los animales con quienes tenemos la dicha de compartir.
Con base en estos datos, podemos ver que, efectivamente, se puede contribuir a disminuir varios males en este mundo y esto es posible si nos comprometemos a cambiar nuestras prácticas alimentarias, si dejamos de usar un cuchillo en nuestras mesas y utilizamos sólo un tenedor.