- La mayoría son mujeres, madres solteras y no alcanzan con el sueldo para mantenerse
- Están trabajando sin contrato, sin seguridad social, sin acceso a vivienda y sin generar antigüedad
Están afuera de su centro de trabajo, temerosos, pero también molestos, dicen tener la razón; la mayor parte son mujeres, madres, muchas de ellas solteras y tienen en este momento la incertidumbre de si en algún momento les darán a firmar un contrato que no pueden leer pero que les da derecho al menos a la atención del seguro social, más que para ellas, para sus hijos. Son las y los trabajadores de limpieza, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que acaban de ser cambiar de empresa contratante como lo han hecho desde empezaron a trabajar.
La incertidumbre llega cada vez que la empresa está por cumplir un año, de nuevo viene un cierre de ciclo, el miedo de no recibir el finiquito correspondiente porque ya les ha pasado en ocasiones anteriores y el desamparo de patrones que no se hacen del todo responsables de la obligación que les corresponde por hacer una contratación. El primer problema que los trabajadores en general manifestaron fue la falta de pago de un finiquito que la empresa Siglo XXI les debe luego de tres años de laborar con ellos sin generar antigüedad porque uno de esos tres años “renovaron contrato”.
La empresa concluyó su relación con los empleados desde el pasado 31 de diciembre y su propuesta fue pagarles 950 pesos de finiquito, lo equivalente a una quincena dinero que de entonces a la fecha no han visto por principio de cuentas y que los trabajadores consideran injusto porque fueron finalmente tres años laborados.
Aunque anteriormente se había mencionado que estos trabajadores estaban afiliados a la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) pero en realidad durante los tres años anteriores los trabajadores estuvieron “desprotegidos” pues cualquiera que haya sido la organización sindical con la que estaban afiliados, nunca conocieron a sus representantes y por ende no hubo una protección de sus derechos a través de algún representante.
En el INEGI, las trabajadoras más que un acoso sexual las trabajadoras viven acoso laboral por parte de sus jefes que ejercen presión, tienen un trato indigno, para las mujeres madres es muy difícil dejar a sus hijos pero más complejo aún es dejar de laborar un día y les bajen el salario bajo, ya de por sí.
Luego de quince días de “contrato” con la empresa Corporativo de limpieza Satélite, recibieron ya su primera quincena, pero no su acceso a la seguridad social que les correspondería como prestación básica; más allá de eso, los trabajadores reconocieron que cuando ya los contrataron son asegurados por rotación, cuatro meses tienen IMSS, otros cuatro no tienen porque les tocó a otros compañeros y así sucesivamente, eso es algo ya cotidiano para ellos, la restricción.
Las condiciones de trabajo de cada uno de los empleados de limpieza del INEGI no pueden ser conocidas por ellos mismos pues al momento de firmar tienen prácticamente prohibido leer lo que están firmando, la prisa es mucha, los trabajadores demasiados, son muchas hojas para leer y no hay tiempo.
En las ocasiones anteriores cuando llega la nueva empresa, inmediatamente al día siguiente del cambio ellos firman su nuevo contrato a excepción de este año donde llevan ya 20 días y no lo han firmado.
Los trabajadores de limpieza del INEGI ganan en total 1050 pesos a la quincena; son 70 pesos diarios, menos 15 de pasaje, menos 20 pesos de comida; en una quincena en promedio les quedan 500 pesos, para una mujer que tiene cinco hijos, gasta mil 300 pesos en renta mensuales, todos los niños están en la escuela, paga servicios, este sueldo se queda corto y es necesario hacer trabajo extra dentro de su centro de trabajo que están prohibidos, como lavar tazas, ponerle el café a las personas de la oficina o hacer algún mandado o en su caso tener un segundo trabajo.
“Con ese salario comemos, con ese salario vestimos, con ese salario pagamos agua, luz, renta; si uno tuviera una familia lejos y tuviera la decencia de decir quiero teléfono en mi casa con qué lo pagaría, si no tiene ni para la comida, mucho menos para eso”.
“Ahora que los niños entraron a la escuela, necesitan cuadernos, libretas, colegio; pagarlo, ¿usted cree que nos va a alcanzar para todo?, si faltamos un día nos llegan a bajar hasta 200 pesos”, estas fueron algunas de las expresiones que los trabajadores manifestaron cansados por la situación pero con miedo a la represalias porque quienes se sienten poderosos creen que pueden ponerles un pie encima.
“Lo que ahorita peleamos la mayoría de las mujeres es el seguro porque muchas de nosotros tenemos hijos y la mayoría los tenemos enfermos, es necesario que nos den de volada el seguro, por ejemplo mi compañera que tiene a su hija enferma fue y le dijo que le diera el seguro, la persona le contestó muy déspota y le dijo que ella era la responsable del cuidado de su hija”.