La obra predilecta de Terán fue “su” Instituto de Ciencias de Aguascalientes.
Pedro de Alba.[1]
Iniciamos el análisis crítico de la versión que con imperdonables errores y omisiones publican los directivos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes en la sección de Historia de su portal de internet. A la vez, aclaro que como la redacción es desordenada, omitiremos de momento -en lo posible- los párrafos que nos impidan llevar un arreglo cronológico para comentarlos en el momento que les corresponda. Empezamos:
PÁRRAFO 1.- “Los antecedentes de nuestra institución se remontan al 15 de enero de 1867 cuando el gobernador del estado, coronel J. Jesús Gómez Portugal, inaugura la Escuela de Agricultura, misma que al pasar el tiempo quedaría, en su última etapa, como Instituto Autónomo de Ciencias y Tecnología (IACT).”
Comentario previo: Nadie pretende poner en duda que Gómez Portugal inauguró una Escuela de Agricultura; lo único que se debe tener muy presente es que no fundó el Instituto Científico y Literario, que es el origen legal e histórico de “nuestra institución”. Por otra parte, supongo que el término remontan -que significa superar un obstáculo– se utiliza aquí en el sentido de ir a la fecha más remota en el pasado. Finalmente, en este primer párrafo hay dos temas que nos interesa clarificar:
Tema 1.1: “los antecedentes de nuestra institución” (la UAA) “se remontan al 15 de Enero de 1867”. Esta afirmación es falsa, abusiva y torpe. Lo decimos sin pretender ofender a nadie, sino porque después de una reflexión seriamente meditada la conclusión lógica y axiológica justifica esos calificativos.
Afirmación FALSA porque fue desde 1846 cuando los hacendados liberales realizaron las primeras gestiones para tratar de que el nuevo Colegio de Aguascalientes funcionara con un plan de estudios mejor diseñado; este primer intento fracasó, pero no se dieron por vencidos; Jesús Terán las retomó con un nuevo enfoque al abandonar la idea de hacerle composturas al Colegio y promover la creación de otra institución que dejara atrás la enseñanza dogmática de la época colonial, sustituyéndola en forma progresiva mediante la adopción del novedoso método científico.
Sumándose a la iniciativa mediante la que ya una docena de estados habían conquistado imponer mediante los institutos científicos y literarios que se fueron fundando a partir de 1825 más el apoyo del gobierno de Zacatecas -Estado al que todavía pertenecía Aguascalientes con el curioso título de “Partido político” equivalente a los municipios actuales- logró convertir en realidad esos proyectos cuando entró en vigor el decreto que creó el Instituto Literario de Ciencias y Artes al ser publicado el 20 de Noviembre de 1848, mismo que gracias a los preparativos realizados con toda anticipación se tradujo en hecho formal al ser inauguradas sus actividades dos meses después, en la ceremonia presidida por Jesús Terán en su reciente carácter de Jefe Político del Partido de Aguascalientes, el 25 de Enero de 1849; es decir, 18 años antes de la inauguración de la Escuela de Agricultura por Gómez Portugal. Si usted desea comprobarlo, puede hacerlo si acude al Archivo Histórico del Estado de Aguascalientes y lee el documento que cito como referencia.[2]
Afirmación ABUSIVA. Para aclarar porqué lo digo, es necesario mencionar el hecho de que cuando Jesús Terán ya era ministro del presidente Juárez le dio instrucciones al entonces gobernador del Estado José María Chávez, en el sentido de remozar y acondicionar el edificio del antiguo convento de San Diego, para que funcionara, adecuadamente, como asiento permanente del Instituto. Este propósito fue frustrado por la invasión francesa, porque Terán tuvo que cumplir la delicada misión diplomática que como embajador extraordinario y plenipotenciario de Benito Juárez le encomendó para desmantelar la ambición del emperador Napoleón III de convertirnos en su colonia; Terán lo logró, pero le costó la vida por el sobrehumano esfuerzo que tuvo que realizar en sus frecuentes viajes para llevar a cabo la ardua tarea de convencer a los gobernantes de las diferentes potencias, las universidades y demás representantes de los diferentes estratos sociales, de la injusticia que se estaba cometiendo contra México; todo solo, pues nuestro cuerpo diplomático había desaparecido no solo en América sino en todo el mundo, porque las arcas del Estado habían quedado vacías después de la invasión estadounidense que nos arrebató la mitad de nuestro territorio y por la nueva invasión francesa.
Antes de irse a Europa, José María Chávez le informó que el edificio ya estaba listo para recibir a la comunidad preparatoriana, pero la invasión lo frustró todo; Aguascalientes fue ocupado por las fuerzas invasoras en 1864; el indigno general L’Herilier ordenó asesinar a su gobernador José María Chávez sin juicio alguno; designó gobernador sustituto al bandido Juan Chávez y ocupó las instalaciones del Instituto para instalar un hospital militar.
Todo esto lo sabían muy bien los promotores de esa Escuela de Agricultura -también aguascalentenses, de edades similares y de trato personal con él-, porque además de conocer perfectamente la trayectoria de Jesús Terán. Incluso, una de las muchas acciones generosas que realizó en Europa consistió en apoyar a los soldados mexicanos que habían sido capturados por los franceses en la segunda batalla de Puebla para regresar a México, entre los que estaba, precisamente, Jesús Gómez Portugal, quien le pagó con la mala acción de pretender enterrar su memoria de la obra que, de todas las que realizó en su vida, él calificaba como la más querida ocupando las instalaciones del Instituto de Ciencias, ya desocupado por los francés que tuvieron que regresar derrotados a su país, y que él ocupó para su genial invento de instalar la Escuela de Agricultura, que no contaba ni siquiera con una hectárea de tierra donde practicaran sus alumnos, porque estaba en el centro de la ciudad, ya que está enfrente del Parián.
Continuaremos la semana próxima con el desenlace de este lamentable capítulo.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina
*** Nota. El título de “Cátedra” que lleva esta columna se debe, exclusivamente, al propósito de recordar la revista que publiqué entre 1975 y 1978 con la observación: “Órgano Informativo Independiente de la Universidad Autónoma de Aguascalientes”.
[1] Viaje al pasado. Pedro de Alba (Rector del Instituto de Ciencias de Aguascalientes de 1918 a 1920) Biblioteca de Autores Jaliscienses Modernos, Guadalajara, Jal., 1958, p. 202
[2] Fondo José María Mora Ruiz. Documento fundacional del Instituto Literario de Ciencias y Artes, de 11 páginas, editado por la imprenta de José María Chávez con fecha 20 de Noviembre de 1848, misma en la que entró en vigor el Decreto correspondiente. Contiene la descripción de los trámites legales y de los funcionarios que participaron en ellos; estructura, organización y funcionamiento incluyendo plan de estudios, gratuidad de la enseñanza y sección para internos procedentes del área rural, tomada en cuenta en términos educativos en nuestro territorio por primera vez en la historia dentro de un novedoso plan global de educación, tanto en términos geográficos como metodológicos.