¿A nadie le importa ya la guerra de Rusia contra Ucrania? - LJA Aguascalientes
30/12/2024

La guerra que Rusia emprendió contra Ucrania el pasado 24 de febrero ya cumplió cuatro meses y al parecer no va a acabar pronto.

La invasión de las tropas rusas a Ucrania comenzó el 24 de febrero por orden del presidente Vladimir Putin. Al inicio de este conflicto, el mundo entero volteó a ver las condiciones en las que Rusia avanzaba y destruía ciudades y vidas a su paso. Proliferaron mensajes de paz de las distintas sociedades, mandatarios expresaron su rechazo o su neutralidad, como López Obrador en México, hacia la guerra. Las fotos y videos de los ataques y asesinatos le dieron la vuelta a la Tierra causando indignación. Poco a poco todo esto se fue apagando ante la naturalización de las imágenes, del desplazamiento forzado, de las muertes y de la lucha por sobrevivir en Ucrania. 

 

Pero más allá de la unanimidad con la que los países del bloque occidental –integrantes de la Unión Europea, de la OTAN y aliados tradicionales de Estados Unidos en Asia oriental y Oceanía– condenaron esa invasión brutal y los crímenes de guerra y contra la humanidad que conlleva, la comunidad internacional sigue muy dividida en cuanto a la actitud que debe adoptar ante el conflicto.

De hecho, los dirigentes de numerosas naciones de la ONU –que pertenecen en su mayoría al histórico Grupo de los 77, creado en 1964 para promover el desarrollo de los “países del sur”– manifiestan su escepticismo, dudan en condenar a Rusia y prefieren optar por una neutralidad que a primera vista puede resultar difícil de entender.

En un primer momento la conmoción provocada por esa agresión suscitó una condena relativamente unánime. Así, el 2 de marzo la Asamblea General de la ONU votó una primera resolución que exigió de Rusia “el retiro inmediato, completo y sin condición de todas sus fuerzas militares” y obtuvo una mayoría aplastante con 141 votos a favor, cinco en contra y 35 abstenciones.

Los cinco opositores fueron, sin sorpresa, Rusia misma, su vasallo de Bielorrusia, así como Siria y Eritrea, dos regímenes dictatoriales excluidos de la comunidad internacional y que dependen de Moscú, y finalmente la siniestra Corea del Norte.

 

Sin embargo, entre los 35 países que se abstuvieron ya se encontraban actores internacionales de mucho peso, como China, la India y también Pakistán, Sudáfrica y -Argelia.


El 7 de abril, cuando la Asamblea General sometió a votación una segunda resolución que proponía excluir a Rusia del Consejo de Derechos Humanos, sólo 93 países se pronunciaron a favor, 24 en contra y 58 decidieron abstenerse.

Entre los 24 que votaron en contra estaban los que habían apoyado a Rusia anteriormente, pero también muchos países asiáticos. Encabezó el grupo China, siguieron los “hermanos” comunistas de Vietnam y Laos, así como todas las exrepúblicas soviéticas de Asia Central, los aliados naturales americanos –Cuba y Nicaragua– y países africanos como Argelia, Malí, Congo o Etiopía.

Lo más relevante, sin embargo, es el número de abstencionistas. Entre ellos se encuentran la mayoría de los pesos pesados demográficos y políticos no occidentales: India, Pakistán, Bangladesh, Tailandia, Brasil, México, Egipto, Sudáfrica, Nigeria, Angola, Mozambique, Arabia Saudita, Qatar y Omán. Seis de ellos –India, Brasil, México, Sudáfrica y Arabia Saudita– pertenecen inclusive al G20, que en este momento está más dividido que nunca debido a la guerra y al apoyo de China a Rusia.

 

El avance de la guerra

Las autoridades ucranianas estiman que 800 mil viviendas han resultado dañadas o destruidas desde el principio de la invasión rusa del país.

En cuanto al término de la guerra, el canciller alemán, Olaf Scholz, advirtió que el presidente ruso, Vladimir Putin, tenía tomada la decisión de invadir Ucrania hace mucho tiempo y puede mantener su ofensiva durante un largo periodo: “Creo que la decisión de ir a esta guerra se tomó un año antes de su comienzo, posiblemente antes aún, porque se preparó para ello”, afirmó Scholz, “y por eso creo también que va a poder seguir con la guerra durante mucho, mucho tiempo”, añadió.

Esto lo comentó a raíz de la dependencia de Alemania respecto a la energía rusa, limitada y cooptada por la guerra. El líder alemán señaló que fue un error para Europa depender tanto de la energía rusa: “Tendríamos que haber invertido en infraestructura que nos permitiera cambiar el suministro de un día para otro. Esta es la lección que ha aprendido Europa y muchos otros lugares. Hay que estar preparados para una situación como esta”, ha argumentado. 

Mientras, avanza el conflicto en territorio ucraniano. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, anunció este domingo 3 de julio, la captura de la ciudad de Lisichansk, el último bastión de las fuerzas ucranianas en la región oriental de Lugansk, uno de los grandes objetivos de la invasión rusa del país y que ya ha sido “liberada”, en palabras del militar.

Ucrania ha mantenido durante varias horas de este domingo tras el anuncio ruso que la ciudad seguía en disputa, pero finalmente el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha informado de que se han retirado de la localidad “hacia posiciones más ventajosas”.

“Las Fuerzas de Defensa Ucranianas se han visto obligadas a abandonar sus posiciones en Lisichansk tras intensos combates. Salvar vidas de soldados es lo prioritario”, indicó. Además, ha reconocido que “las fuerzas enemigas superaban significativamente en número y capacidad a las Fuerzas Armadas de Ucrania tanto en artillería, aviación, lanzaderas de misiles y munición”.

Además, señaló que aunque “los recursos técnicos de Ucrania y de los invasores no son iguales”, “cuando el complejo militar-industrial aliado comience a operar a plena capacidad Ucrania recuperará sus territorio y tendrá superioridad”.

También este domingo 3 de julio, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, pidió ayuda internacional para llevar a cabo la reconstrucción del país, como consecuencia de  “Es necesario no solo restaurar todo lo que destruyeron los ocupantes, sino también crear una nueva base para nuestra vida, para Ucrania: segura, moderna, conveniente, sin barreras. Esto requiere inversiones colosales: miles de millones, nuevas tecnologías, mejores prácticas, nuevas instituciones y, por supuesto, reformas”, ha explicado Zelenski en su discurso diario dirigido a los ucranianos.

Además, ha añadido que la guerra se está intensificando en algunas regiones, como la de Jarkov: “Su crueldad solo está aumentando en algunos lugares y no se puede olvidar”, ha afirmado, al tiempo que ha pedido que los residentes “usen todos sus contactos en el extranjero” para “difundir la verdad” sobre los “crímenes de los ocupantes en nuestra tierra”.

Zelenski hizo referencia a la conferencia de Lugano, en Suiza, donde se van a reunir 40 países con el objetivo de coordinar planes para apoyar a Ucrania.

Otro dato importante alrededor del mercado ruso, es por ejemplo que Coca-Cola Co y PepsiCo Inc suspendieron la venta de refrescos en Rusia a principios de marzo, uniéndose a las numerosas marcas occidentales que han reducido sus operaciones en el país en oposición a las acciones de Moscú en Ucrania.

Pepsi, en particular, tenía una larga historia en Rusia, que se remonta a la Guerra Fría, cuando el entonces vicepresidente estadounidense Richard Nixon fue fotografiado presentándola al líder soviético Nikita Khrushchev en una exposición en Moscú. Pepsi envió refrescos de cola a los soviéticos a cambio de vodka Stolichnaya para vender en Estados Unidos.

Burger King, dirigida por la empresa matriz Restaurant Brands International Inc, interrumpió en marzo el apoyo corporativo a sus locales en Rusia, pero no ha podido salir de su asociación ni cerrar sus aproximadamente 800 locales franquiciados.

KFC, propiedad de Yum Brands Inc, interrumpió sus inversiones en Rusia y suspendió las operaciones de los 70 restaurantes, pero Yum tiene un control limitado sobre las mil franquicias independientes que siguen abiertos.

Ante esto, La empresa rusa de Cola Chernogolovka desplazará a Coca-Cola y Pepsi en Rusia, pues ha duplicado su presencia en hoteles, restaurantes y cafés en lo que va de 2022 y ahora suministra a los establecimientos rusos de Burger King y KFC.

Chernogolovka, una empresa de bebidas que lleva el nombre de un pueblo de las afueras de Moscú donde se fundó en 1998, señaló a la agencia Reuters que, ante la suspensión de las ventas de Coca-Cola y Pepsi en Rusia, los fabricantes de Cola, ha duplicado su presencia en hoteles, restaurantes y cafés en lo que va de año.

 

Crédito: Europa Press | Proceso 

 


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Tania Magallanes

Jefa de Redacción de LJA. Arma su columna Tres guineas. Fervorosa de lo mundano. Feminista.

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