Día internacional del jazz/ El banquete de los pordioseros - LJA Aguascalientes
15/11/2024

“Ante múltiples conflictos y divisiones en muchas partes del mundo, espero que a través del lenguaje universal del jazz nuestra celebración pueda inspirar a personas de todas las naciones a sanar, tener esperanza y trabajar juntos por la paz”

Herbie Hancock

Ya en alguna ocasión anterior había escrito algo sobre esto que hoy me ocupa, la celebración anual del Día Internacional del Jazz con  todo el peso político e ideológico que esto representa. Con motivo de la conmemoración de los diez años de esta celebración te comparto lo siguiente. 

En el mes de noviembre del 2011, la Conferencia de la UNESCO proclamó el 30 de abril como Día Internacional del Jazz, evento que es presidido por Auderey Azoulay, directora general de la UNESCO, y por el legendario pianista y compositor de jazz Herbie Hancock que además actúa como Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO. 

La primera celebración del Día Internacional del Jazz fue el 30 de abril de 2012, es decir, el día de mañana se conmemora el décimo aniversario de la celebración de este acontecimiento, y con toda justicia y merecimiento hablamos de la celebración de jazz más importante del año, y lo ha sido así durante estos diez años, y no obstante la pandemia, el evento se mantuvo vigente con todas las restricciones necesarias, pero a pesar de cualquier adversidad, el Día Internacional del Jazz se ha mantenido firme.

No soy exactamente un fan de la UNESCO ni de las Naciones Unidas, tengo mis dudas respecto a la honestidad y buen proceder de este organismo internacional, pero a los que nos gusta el jazz, no podemos ni debemos ser indiferentes a esta  fecha, independientemente de lo que pensemos o de las dudas que tengamos respecto a estas organizaciones, aquí lo único que debe importarnos es la inconmensurable fuerza de la música, del jazz específicamente, para ser utilizado como una herramienta, un lazo de unión en la humanidad que busca desde su trinchera una mejor y más digna forma de vida. Se ha encontrado al jazz como un excelente medio para lograr la paz. 

Sabemos que vivimos en un mundo corrompido por la violencia y cegado por la ambición y los beneficios personales, aun cuando esto representa dañar, pisotear, pasar por encima del otro, el término de “otredad” nos es tristemente indiferente y solo pensamos en nosotros, sin importarnos nada más. Todas las guerras, toda forma de violencia, es consecuencia de un odio que ciega y por la necesidad imperante de imponer mi voluntad sin tener en cuenta que hoy hay otras opiniones, otros intereses. El tema nos suena familiar, es vigente ahora con tanta violencia con la que convivimos todos los días. 

Es entonces que tenemos que voltear hacia nuestro interior, es entonces que nos vemos en la necesidad de escuchar la voz de nuestra naturaleza que busca reivindicarnos con nuestra esencia y apartarnos del egoísmo que nos ha puesto a años luz de lo que verdaderamente somos, y para recuperarnos, para volver a ser, tenemos que recurrir al arte, no lo podemos olvidar porque es algo connatural con nuestra humanidad, tenemos el arte para liberarnos del caos.

En este caso el jazz levanta dignamente la mano para ser un instrumento, entre otros, que busca reivindicar al ser humano con lo que originalmente fue y que debe volver a ser. Por eso me pareció importante citar a Herbie Hancock al inicio de esta entrega que nos dice que la celebración del Día Internacional del Jazz “puede inspirar a muchas personas de todas las naciones a sanar, tener esperanza y trabajar juntos por la paz”.


Y esto es importante si consideramos los orígenes del jazz y su lenta pero irreversible evolución hacia otras formas de expresión. Parte del valor del jazz como herramienta de unión, es que nació en los guetos oscuros y húmedos de la pantanosa Nueva Orleáns, surgió en un sector de la población que vivía en la esclavitud sin acceso a la educación y sin derecho a la salud, surge de una población que difícilmente era registrada y muchas veces no tenían certeza de la fecha de su nacimiento. Recibían comida y agua, no por la buena voluntad de sus capataces blancos al sur de los Estados Unidos, sino para que se mantuvieran fuertes y siguieran trabajando en los campos de algodón. Mientras cumplían con aquellas inhumanas jornadas laborales ellos cantaban, por eso decían los capataces que “un negro que canta es un buen negro”.

Poco a poco el jazz fue permeando en todas las capas sociales y se encontró de frente con la gran música de concierto, se hicieron un guiño, se dieron la mano, incluso se enamoraron. De esta manera surgen iniciativas como Jazz at the Philharmonic en la que con tanta pasión trabajó Norman Granz, posiblemente el empresario más exitoso en la historia del género organizando jam sessions durante tres décadas, el primero fue el 2 de julio de 1944 en el Philharmonic Auditorium de Los Ángeles, de ahí tomó su nombre y el proyecto terminó en 1967. Poco tiempo después, el mismo Norman Granz lanza el sello Pablo que mantiene la idea de organizar las jam sesions ahora desde el estudio de grabación. 

La idea de Jazz at the Philharmonic era nunca organizar conciertos en ciudades en donde se segregara a la población por su raza, siendo así el jazz el instrumento en contra de toda forma de discriminación. Es decir, la razón de ser del Día Internacional del Jazz como instrumento de unión y que convoca al diálogo para resolver cualquier diferencia, tiene un sustento histórico. 

 


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