Las “ganas” de los gobiernos autoritarios de entrar a los pensamientos y sentimientos de l@s ciudadanos, no es algo nuevo. Cada sexenio, trienio o administración se ha querido vigilar de forma extrema a los seres humanos en cada rincón del planeta. Pero, esperen, ¿cuál es la diferencia entre el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (RENAUT) de Calderón en el 2008, y el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil de Morena de 2021? la diferencia fue que la nueva propuesta era aún más invasiva y lesiva de la intimidad del ser humano, y se trataba de un ensayo para retomar el tema de la “cédula de identidad única” que planteó Vicente Fox, primer Presidente de “oposición”, y que no pudo concretizar, al igual que Calderón y Peña, pero que el partido mayoritario actual lo retomó e impuso mayoritariamente en votación, hasta que la Suprema Corte de Justicia les dijo lo que tod@s sabíamos que les diría.
¿Qué se buscaba con la reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión? Crear un registro de usuarios de telefonía celular en México, que obligara a entregar datos biométricos para poder disponer y utilizar una línea telefónica. Así es, entregar no solo datos personales como nombre, domicilio y CURP, sino también huellas dactilares, registro de iris, voz, y patrón genético de ADN. ¡Así de sencillo!, si querías usar un teléfono celular, deberías permitir a empresas particulares que se metan a tu cuerpo y mente, y le dieran esa información a las autoridades.
Como much@s lo dijimos, estas modificaciones iban en contra de la Constitución, ya que la entrega de los datos personales para un registro de usuarios telefónicos, no era una medida de seguridad nacional, ni el orden público está por encima de la intimidad particular, ni se refiere a cuestiones de salud pública, ni se protegerán los derechos de las empresas terceras teniendo acceso a nuestro ser.
El tema es que se trató de un ensayo para saber si se requería reformar o no a la Constitución y retomar el tema de la Cédula de Identidad Única, para el control total de la población (¿recuerdan la Policía Militar de Peña Nieto que fue declarada inconstitucional, por lo cual el actual Congreso de la Unión modificó la Constitución para crear la Guardia Nacional?); pues sólo un par de renglones de la exposición de motivos hablaba de que ese padrón era para “colaborar con las autoridades competentes en materia de seguridad y justicia en asuntos relacionados con la comisión de delitos en los términos de las disposiciones jurídicas aplicables”, pero el artículo propuesto nada refería sobre cuestiones de seguridad, sino que obligaba a dar esos datos biométricos en cualquier supuesto.
Basta reflexionar que el derecho a la intimidad se traduce en una esfera de la persona que no puede ser conocida por los demás: conformación de su cuerpo y mente, sentimientos, hábitos y costumbres, relaciones familiares, situación económica, creencias religiosas, salud mental y física, y todos los datos reservados al propio individuo, cuya divulgación sin su consentimiento provocarán un peligro real e inminente para su ser y plan de vida.
El caso de Renaut fue una operación fallida que no disminuyó índices delictivos, no ayudó a investigaciones penales, y además los datos reservados fueron filtrados y vendidos a particulares. Si no podemos saber qué información personal será conocida en medios particulares o sociales, y no podemos calcular quiénes serán los destinatarios de esa información, no tenemos vida ni libertad, ya que no podremos ejercer nuestro plan de vida con tranquilidad.
No es nuevo que las líneas telefónicas o cuentas de internet sean intervenidas en forma ilegal para vigilar las actuaciones de las personas. Los celulares no sólo dan servicio de comunicación al usuario, pues también facilitan su seguimiento, localización, y ubicación exacta (y más si registramos la actividad en Facebook para que todo México se entere). Cada vez que se hace una llamada queda registrado en la central satelital, su contenido, tiempo de duración, si se trata de una comunicación entrante o saliente, y el número de destinatario de la llamada. También se pueden interceptar llamadas mediante programación de un celular para que tome las comunicaciones de otro, o calibrar los teléfonos para hacer un barrido de frecuencias. Para saber qué estuvo realizando un usuario en su computadora, basta utilizar un software de administración de redes, que posibilita convertir a cada PC en un medio de vigilancia; puede desde contar el número de digitaciones por minuto, deducir la tasa de errores, el tiempo en que le toma a cada persona efectuar determinada tarea y el momento en que dejó de utilizar la computadora. También permite leer los mensajes electrónicos enviados a un usuario, ver lo que muestra la pantalla en tiempo real, sobrescribir contraseñas y abrir archivos, y finalmente permiten tomar control de su máquina en caso de ser necesario; las fotografías que se toman con teléfonos celulares registran hora, día, fecha y ubicación exacta donde fue tomada, sin necesidad de tener activada la aplicación de localización. Google mantiene el micrófono abierto constantemente y escucha las conversaciones para luego enviarnos ofertas de información.
A todo lo anterior se pueden agregar aparatos infrarrojos, fotografías satelitales, sensores de radiación de calor, softwares para reconocer el contenido de un mensaje electrónico; cookies o archivos de información que envían determinados sitios web y que, a través del browser o navegador del usuario, se graban en el disco duro de su máquina, y cada vez que uno regresa al sitio que envió la cookie, el browser reenvía al servidor las cookies que éste mandó en sesiones anteriores; así, el propietario del sitio puede saber cuántas veces se le visitó, qué páginas dentro de ese sitio prefirió y cuánto tiempo duró cada visita; si dudan de esto, basta con buscar algún artículo o información en internet, para que empiecen a recibir noticias e información de lugares a los cuales no han accedido (¿sabían que todo este párrafo lo escribí en el año 2004). Y lo mejor, pasen cerca del celular de una persona, para que minutos después les aparezca su perfil de Facebook en sugerencias de “personas que quizá conozcas”.
La intimidad involucra la decisión personal de determinar quiénes y en qué condiciones tomarán conocimiento de ciertos aspectos de nuestra vida personal; y no me siento cómodo cuando la ficción de Orwell o Kafka supera una realidad donde la ciudad se convierte en la cárcel más grande de una sociedad, donde vivir es una constante lucha por alcanzar tu plenitud y dejar la libertad condicional; el único lugar en el que éramos totalmente libres era nuestro cuerpo y nuestra mente; al parecer, gracias a las reformas Constitucionales que vienen, esos tiempos quedarán en el olvido.